En las últimas semanas volvieron a incrementarse las hospitalizaciones por covid-19, tanto así que la CCSS se vio obligada a habilitar 640 camas para pacientes con complicaciones por esa enfermedad.
De ese número de espacios reservados en los hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), 479 estaban ocupados este martes y, de esos, 221 eran unidades de cuidado intensivo.
Según el gerente médico de la institución, Mario Ruiz Cubillo, en menos de 15 días se duplicaron los internamientos.
Aunque esta semana se hace más evidente, la situación viene desde mediados de marzo, como lo detectaron los investigadores Tomás de Camino Beck, doctor en matemáticas, y Santiago Núñez Corrales, doctor en informática.
Su análisis del ritmo de hospitalizaciones muestra que esta tiene una “fuerte relación” con la decisión de eliminar la restricción vehicular por número de placas los fines de semana, que rige desde el 1.° de marzo.
Ritmo de hospitalización sí se relaciona con medidas contra covid-19
Las restricciones impuestas en diferentes momentos de la pandemia sí están asociadas con un menor ritmo de hospitalización.
FUENTE: Tomás de Camino y Santiago Núñez || / LA NACIÓN.
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El hallazgo es consistente con la forma en la que el virus infecta, el período de incubación y los días que transcurren, normalmente, entre el inicio de síntomas y la necesidad de hospitalizarse, explica Núñez.
El levantamiento de restricción por placas y la posibilidad de circular hasta las 11 p. m. son los cambios más importantes en las medidas contra la covid-19 en las últimas semanas, pues la obligación de usar mascarillas y los aforos en los establecimientos comerciales se mantiene sin modificación desde setiembre, con el modelo de Costa Rica Trabaja y se Cuida.
En octubre, se reabrieron bares y casinos.
“Parece haber un mecanismo directo entre medidas y hospitalizaciones”, recalcó Núñez.
Por supuesto, también está el relajamiento que hacen las personas de sus cuidados.
De Camino resume lo que sucede hoy con medidas más laxas: “día a día están llegando más personas al hospital de las que están saliendo”.
En enero pasado, estos científicos ya habían determinado que el “martillo” de julio y el uso de las mascarillas sí habían influido en una baja en hospitalizaciones. A esto se le une un informe del Estado de La Nación que en noviembre pasado indicó que la restricción sí había ayudado a frenar los contagios de covid-19.
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Un automóvil acelerando
¿Qué notaron los investigadores? Núñez compara los internamientos con un automóvil. Si la velocidad de este vehículo aumenta, quiere decir que hoy llegan al hospital más personas que ayer.
Si se mete el freno, hay más personas que salen del hospital que las que ingresan.
“Vemos que el pie está en el acelerador en este momento. Cada día están llegando más personas al hospital de las que salen”, manifestó Núñez.
El problema, de acuerdo con los investigadores, es que, como las personas pasan varios días en el hospital, si estos casos aumentan, la capacidad hospitalaria puede complicarse.
El asunto no es tanto la cantidad de casos y de internamientos, como la velocidad con la que se están dando.
“Si las hospitalizaciones se generan muy rápido llegará un punto en el que los recursos hospitalarios no serán suficientes para atender patologías que no son covid”, señaló Núñez.
Para de Camino, los “martillos” de julio y agosto sí tuvieron un impacto, pero fue muy pequeño, de pocos días.
En cambio, las restricciones vehiculares y el uso de la mascarilla sí ayudan más a paliar la presión en los centros médicos.
“Lo que muestran las restricciones vehiculares es bastante fiel. En diciembre, por ejemplo, hubo un aumento de movilidad, pero cuando entran las restricciones vehiculares nuevamente bajan las hospitalizaciones”, indicó de Camino.
Hay otras cosas que podrían influir, como la estacionalidad del virus, o la entrada a clases presenciales, pero no serían tan determinantes.
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El análisis
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron la cantidad de internamientos en el tiempo, pero no solo observaron los números.
También estudiaron cuántas personas entraban y salían de los centros médicos y en qué momento unas eran más que las otras. Vieron si había tendencias de ingresos o egresos.
Una vez que analizaron los cambios, se pusieron a revisar qué había sucedido en el país en los días anteriores a que se dieran estos cambios en los números.
Fue así como llegaron a la conclusión de que el aumento de hospitalizaciones registradas en estas semanas habría comenzado el 18 de marzo, poco más de dos semanas después de que se liberó la restricción vehicular sanitaria de los fines de semana.
De acuerdo con los científicos, el virus toma aproximadamente unos seis o siete días desde el momento de la exposición hasta la aparición de síntomas y un período similar para que las personas que se complican requieran de un hospital.
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¿Por qué estudiar hospitalizaciones y no otros indicadores?
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De Camino y Núñez no analizaron casos reportados, ni casos activos, ni fallecimientos. Para ellos, ninguna de estas variables da un reflejo de la realidad del virus en Costa Rica.
Esto es así porque no todos los casos positivos se reportan, y los que se reportan lo hacen con una diferencia de varios días, en ocasiones. Por ello, los enfermos reportados a diario no necesariamente coinciden con casos de las últimas 24 horas.
Las infecciones activas no son un reflejo real porque siempre existe un rezago en el reporte de recuperados. Los fallecimientos también pueden registrar retrasos o pueden darse muertes que no quedan registradas como asociadas a la covid-19.
Las hospitalizaciones, en cambio, son un registro de lo que se ve todos los días en la realidad, ya que, por las características de nuestro sistema de salud, quien requiere de una hospitalización la obtiene. Y, si un paciente llega al hospital sin un diagnóstico, pero tiene síntomas sospechosos, se le hace la prueba.
De Camino precisa que hay otro factor que hace más fiel el dato de hospitalizaciones: cada vez que alguien deja el hospital, el sistema lo registra ahí mismo, algo que no sucede cuando una persona se recupera del virus en su hogar.
Núñez apunta otra razón, relacionada con nuestra fisiología: “Todos tenemos el mismo tipo de pulmones, el mismo tipo de células, el virus ingresa a ellas por el mismo tipo de mecanismos en todas las personas.
“El período de incubación es similar. En quienes requieren hospitalización esta se debe a un proceso que se da aproximadamente al día 7, con esto nos podemos dar una idea de cuándo ocurrió el contagio y seguir la pista”, explicó.
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El reto: aumentar las pruebas diagnósticas
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Para los especialistas, la mejor forma de controlar y saber cómo está la condición del virus en el país es aumentar la capacidad para realizar exámenes diagnósticos.
Núñez y de Camino sostienen que esto podría ser más efectivo y más barato que poner restricciones a comercios y actividades.
En este momento se están haciendo cerca de 6.000 pruebas por día, pero dentro de estas entran también las que deben repetirse por alguna razón y las que se les hacen a quienes estuvieron en cuidados intensivos para darle su estatus de recuperados.
De acuerdo con Núñez, esto nos deja con cerca de 4.500 tests que sí determinan una nueva infección.
“Para el momento en el que estamos, Costa Rica debería hacer, en el ideal de los casos, 200.000 pruebas semanales. En el caso mínimo debería hacer 25.000 pruebas por semana”, apunta Núñez.
El especialista aboga también por campañas de testeo en personas con mayor movilidad. Si se detectan casos (tanto sintomáticos leves como asintomáticos) y se aíslan, esto bajará la transmisión del virus. Sale más barato darles asistencia social a estas personas en los días de aislamiento que hacer cierres.
No obstante, nuestro país hizo sus últimas campañas masivas de testeo a mediados del 2020 y no se han anunciado nuevas.
En los últimos meses hubo un aumento en la cantidad de pruebas realizadas y un descenso en la positividad (porcentaje de pruebas positivas dentro del total de realizadas). Sin embargo, esto coincidió con la apertura de más vuelos y el requisito de varios países de que los viajeros lleven una prueba negativa antes de montarse al avión.
Esto último podría generar “ruido”, pues se trata de personas que no tienen sospechas de contagio y muchas de ellas no están expuestas a actividades de alto riesgo de infección.
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¿Qué podemos hacer?
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El Ministerio de Salud indicó que (por ahora) no habrá nuevas medidas ni cierres. Pero cada uno de nosotros sí puede contribuir desde su hogar a que el número de casos baje.
¿Cómo hacerlo? Los especialistas señalan varias formas.
- Ser rigurosos con el uso de las mascarillas. No solo usarlas en sitios cerrados, también en otros sitios públicos, especialmente cuando hay muchas personas alrededor. Cambiarla cuando se humedezca o después de tres o cuatro horas de uso. Ser constantes en el lavado.
- Lavado de manos. El alcohol en gel solo es sustituto cuando no hay agua y jabón disponibles.
- Evitar aglomeraciones y reuniones sociales. Entre más tiempo se permanezca con personas con quienes no convivimos, más riesgo de contagio hay.
- Evitar los lugares cerrados y con poca ventilación.
- No salir si tenemos algún tipo de síntoma o no nos sentimos bien.
“A los costarricenses nos cuesta ser directos. Debemos tener conversaciones directas. Pueden ser conversaciones difíciles, pero debemos comenzar a rechazar invitaciones sociales. Hay reuniones no indispensables que pueden ponernos en riesgo”, concluyó Núñez.
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