Un implante ocular corrige los problemas de iris, cristalino o córnea que provocan que el ojo se vea vidrioso o con “rasgaduras” en la pupila. Estos daños hacen que, en algunas ocasiones, la vista de la persona sea borrosa o que le moleste mucho la luz.
Estas lesiones se dan por males congénitos (niños que nacen sin iris o sin pupila) y por accidentes que provocan golpes directos en el ojo que afectan solo la parte superficial, es decir, la córnea, el iris o el cristalino, pero que no dañan la parte interna (es decir, la retina o el nervio óptico) y no comprometen la vista en forma significativa. También se provocan por enfermedades como el glaucoma, que pueden afectar el iris y el cristalino.
Estos daños hacen que se pierdan también la forma, el color, el tamaño, el brillo y la expresión del ojo. El lente personalizado hace que se corrijan estos defectos y el ojo dañado se vea igual que el ojo sano. En el caso de que la lesión no cubra todo el iris o cristalino, pueden mandarse a hacer implantes para solo una parte del ojo.
“Con el implante corregimos problemas estéticos que hacen que el ojo se vea como ‘fracturado’, pero también se solucionan problemas menores de vista distorsionada o de sensibilidad a la luz. También podemos corregir la miopía o hipermetropía, porque el lente puede pedirse con aumento”, dijo Rolando Mora, oftalmólogo que aplica la técnica.
“Eso sí, no pueden solucionarse problemas mayores en la retina o nervio óptico; para eso es necesaria una cirugía mayor. Tampoco trata problemas mayores en la córnea, que únicamente se corrigen con un trasplante”, añadió.
El procedimiento. El iris es una de las partes externas del ojo. Esta estructura regula la entrada y el paso de la luz en el ojo, como el diafragma de una cámara fotográfica.
La técnica para corregir los problemas en el iris tiene varios pasos. Primero, se realiza un “mapeo” riguroso del ojo para ver cuáles son las imperfecciones exactas en el iris o cristalino, se le toma una fotografía con una cámara especial que registra los daños en el ojo y una fotografía del otro ojo, para compararlos.
Luego se anota información de las dimensiones, color exacto y forma de ambos ojos.
Seguidamente, las fotografías y los datos de las dimensiones del ojo se envían a Holanda, donde se diseña el implante justo a la medida del paciente. Esta confección demora entre una y dos semanas.
Una vez con el implante, el especialista realiza la cirugía.
Antes de iniciarse la intervención, al paciente se le aplica anestesia total. Posteriormente se eliminan todas las partes del ojo que tienen daños y son sustituidas por el nuevo implante.
Para colocar el implante, se hace una incisión en el ojo y luego se adhiere al iris con clips especiales que lo ayudan a “engancharse” del ojo.
La operación dura hora y media. El paciente debe ir a revisión un día, una semana y un mes después. Pasadas seis semanas desde la operación, se remueven los hilos.
El costo del procedimiento varía entre los $2.000 y $4.000 (¢1,2 millones y ¢2,3 millones). Esto incluye la operación, las citas previas, el implante y las consultas posteriores.
Una costarricense ya fue sometida a esta técnica. Se trata de una joven de 16 años que padece glaucoma y que sufrió , además, golpes en el ojo. Ella tenía el iris quebrado.
“Con este implante logramos corregir por completo la apariencia del ojo de esta paciente. Los problemas de la vista de ella eran muy fuertes como para tratarse con un implante ocular, pero la apariencia de los dos ojos ya es igual y lucen como los de cualquier otra persona”, afirmó Mora.
Poco común. Para el doctor Joaquín Martínez, presidente de la Asociación de Oftalmología de Costa Rica, este procedimiento debe realizarse únicamente en casos muy específicos.
“La técnica se realiza desde hace varios años en otros países. Tiene la particularidad de que no solo es un lente; también tiene un segmento que reemplaza la pupila, parcial o totalmente. Sin embargo, es para casos muy específicos, para personas que no nacieron con el iris o que tuvieron una herida grave en el ojo que los dejó con el iris distorsionado. No es algo que pueda aplicarse en todas las personas o que pueda solucionar problemas graves de visión”, añadió.
Según los expertos, las lesiones que ameritan este tipo de lentes son pocas, y en sus consultorios pueden ver dos o tres personas al año que requieran esta técnica y puedan beneficiarse. Sin embargo, las ventajas para quienes sí necesitan del implante son muy grandes.