La vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH), causante del desarrollo de cáncer de cérvix y vinculado a tumores de ano, vulva, garganta y pene, redujo en un tercio la incidencia de dos de los tipos de virus más relacionados con el cáncer de cuello de útero.
Se trata de los tipos 16 y 18, considerados como los causantes del 70% de los tumores de cuello uterino.
Estas son las conclusiones de un estudio del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). Los resultados fueron publicados en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, publicación de la Asociación Estadounidense de Investigación del Cáncer.
“Esta es una evidencia clara de que la vacuna contra el VPH está funcionando para prevenir el cáncer de cérvix”, destacó, al presentar el estudio, Nancy McClung, coordinadora de la investigación.
El VPH es un microorganismo de transmisión sexual. Trece de sus 150 cepas pueden infectar células del cuello del útero.
Cerca del 80% de las personas han tenido una infección por VPH. Casi siempre, el cuerpo combate la infección y la elimina por sí mismo, el individuo ni se percata de que tuvo una infección, pero a veces se forman lesiones que, con los años, y sobre todo si no se tratan, derivan en cáncer.
El estudio paso a paso
Este reporte es parte del Proyecto de Monitoreo del Impacto de la Vacuna VPH (HPV-IMPACT, por su acrónimo en inglés). Para ello, los investigadores analizaron más de 10.000 muestras recolectadas a mujeres entre los años 2008 y 2014 diagnosticadas con lesiones precancerosas, que pueden atenderse antes de convertirse en cáncer, pero que si no son atendidas, pueden progresar hasta convertirse en un tumor maligno.
Los científicos encontraron infecciones por 37 tipos de virus, luego analizaron la proporción y estimaron el número de infecciones en el tiempo.
Los investigadores vieron que el total de las infecciones decreció un 21%, de 2.344 en el 2008 a 1.857 en el 2014. El mayor resultado se vio en los virus 16 y 18, que bajaron en un 33%, al pasar de 1.235 en el 2008 a 819 en el 2014.
El análisis también encontró que, en ese lapso, el número de lesiones positivas por los tipos 16 y 18 bajó del 55,2% al 33,3% entre las mujeres vacunadas, y del 53,7% al 45,8% en las no vacunadas.
¿Cómo puede ser posible que personas vacunadas sí resulten infectadas? McClung señaló que esto se debe a que para cuando las mujeres se vacunaron –la mayoría de ellas lo hizo cerca de los 20 años, cuando ya eran sexualmente activas– ya estaban infectadas con el virus. Las lesiones por papiloma pueden durar varios en desarrollarse y manifestarse. La vacuna no previene lesiones cuando la persona ya fue infectada.
Por esta razón, el informe muestra que cuanto menor era la edad en que las mujeres habían sido vacunadas, menor era también la cantidad de lesiones. La mayoría de lesiones se vieron en las mujeres que recibieron la vacuna entre los 35 y 39 años, edad en que, en la mayoría de los casos, las mujeres ya llevaban muchos años de estar expuestas al virus.
“En los próximos años, deberíamos ver un impacto aún mayor, ya que se están vacunando mujeres en su niñez y adolescencia temprana, antes de su primera exposición al VPH”, destacó la especialista.
Por otra parte, ¿cómo puede ser posible que también se bajara la infección de los tipos 16 y 18 en mujeres no vacunadas? La investigadora señala que esto se debe a la “inmunidad rebaño”, que ocurre cuando una proporción significativa de la población ha sido vacunada y ya está inmunizada contra una infección. Esto hace que haya menos personas infectando, y por ello, se baje la incidencia de la enfermedad incluso en la población no vacunada, dado que hay menos personas con la capacidad de contagiar.
“El estudio nos confirma que no podemos claudicar en los esfuerzos para que las personas sean vacunadas antes del inicio de su vida sexual. Si ya la iniciaron, el beneficio puede ser menor, pero igual va a haber más protección”, concluyó McClung.
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