“La mayoría de gente llama consultando si puede tomar dióxido de cloro o productos de cloro o no, pero ya he atendido dos o tres personas que lo están tomando y lo están dando a sus hijos. También recibí la llamada de otro señor que estaba tomando poquitos de cloro todos los días”.
Viviana Ramos, directora del Centro Nacional de Control de Intoxicaciones (CNCI), no oculta su preocupación por uno de los mayores problemas que está dejando la pandemia: la búsqueda de derivados del cloro como soluciones para prevenir o tratar la covid-19.
Estas sustancias son comercializadas de forma clandestina a través de redes sociales y se venden como supuesta prevención para que el virus no infecte. O, en el caso de los ya infectados, para que el impacto sea mucho menor. Lo recomiendan en pequeñas dosis por períodos largos de tiempo.
“No habíamos tenido mayores consultas de la población, pero en la última semana hemos tenido diez por día. Cada vez se hace más común y estamos preocupados”, destacó Ramos.
Ramos es consciente de que, por cada persona que llama, hay muchas que pueden estar considerando estas sustancias y que no llaman, pues se las recomendó un amigo, vecino o lo vieron en un video de YouTube.
El uso de estos productos químicos, que no son medicamentos y su utilización es más bien industrial, puede provocar vómitos, diarrea, dificultad respiratoria e incluso desmayos, y a más largo plazo, puede desde erosionar los dientes, hasta dañar corazón, riñón, pulmones, intestino, sangre e hígado.
“Mucha gente no lo nota porque muchos efectos son a más largo plazo y el cuerpo los va a notar después”, especificó Santiago Rodríguez, presidente del Colegio de Farmacéuticos.
“Estamos con un problema de salud pública por la pandemia y este tipo de productos nos pueden generar otra crisis de salud pública, que puede entrar a competir y a colapsar hospitales”, aseveró Rodríguez.
Los falsos remedios
Son dos las sustancias que más se promocionan clandestinamente como “remedios milagrosos” para “prevenir” o “curar” la covid-19.
El dióxido de cloro: es un gas de color amarillo o amarillo-rojizo utilizado como blanqueador en la fabricación de papel, en plantas públicas de tratamiento de agua y en el proceso de descontaminación de construcciones. Este gas se ha utilizado como desinfectante, en bajas concentraciones, para la potabilización de agua y en ensayos clínicos de antisepsia bucal.
“El problema es que para crear esto, ponen a la gente a mezclar clorito de sodio en una concentración de 28% con ácido clorhídrico en un 4% o en agua destilada. El ácido clorhídrico es algo muy corrosivo, muy peligroso. Además, son sustancias que tienen impurezas y no se les puede dar una trazabilidad”, aseveró Ramos.
María Laura Bonilla, del Centro Nacional de Información de Medicamentos (CIMED) de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Costa Rica, complementó: “es decirle a la gente que usen sus casas como laboratorio, el dióxido de cloro es un gas que lo ponen a mezclar con agua, pero con solo inhalar ese gas ya puede causar daño, más si la casa es pequeña y no está ventilada”.
El hipoclorito de sodio: es un producto de desinfección para uso en superficies, comercializado como lejía con diferentes concentraciones —alrededor de 3 a 6%—.
“Es la gente que comienza a tomar poquitos de cloro o de desinfectante creyendo que eso los va a limpiar”, dijo Bonilla.
Ambas sustancias han sido promocionadas como “casi milagrosas” desde hace varios años. Productos que contienen dióxido de cloro o derivados se han anunciado como “terapéuticos” para la cura de diversas afecciones, como VIH, problemas respiratorios, autismo y algunos tipos de cáncer.
Sin embargo, no existe una sola evidencia científica sobre su eficacia.
La pandemia no ha sido la excepción. Tanto a nivel nacional como internacional se promueven productos con estas sustancias o derivados, solos o en combinación, que ofrecen prevenir la covid-19, curar sus síntomas o frenar las complicaciones.
Ramos indica que, desde marzo pasado, mes en el que llego el nuevo coronavirus al país, han tenido mayores llamadas sobre uso de productos de limpieza y desinfección. En 2019, de marzo a junio recibieron, 165 consultas, pero en ese periodo de este año fueron 342.
“Primero, era gente llamando para preguntar cómo limpiar mejor y qué debían usar. Ahora nos preocupa que haya gente que quiera tomar esto como medicamento cuando no lo es”, aseguró Ramos, quien es farmacéutica con especialidad en toxicología.
“Otra cosa que nos preocupa es que esto, además, les dé una falsa seguridad y que entonces ya no les preocupe quedarse en casa, ni romper burbujas sociales, ni andar mascarillas, ni mantener su distancia cuando salen, porque se sienten ‘protegidos’. Eso es muy peligroso”, agregó.
No son medicamentos
Para el presidente del Colegio de Farmacéuticos, debe quedar claro que el dióxido de cloro y el hipoclorito de sodio en ningún momento pueden considerarse como medicamentos, pues no cuentan con los estudios para demostrar eficacia (que funcione) y seguridad (que sus efectos secundarios no sean mayores al beneficio).
“Un medicamento en regla pasa por toda una serie de filtros en ensayos clínicos, se prueba en personas y, una vez aprobado, hay todo un sistema de farmacovigilancia en donde se ve si hay efectos adversos y, si es del caso, se descontinúa el producto.
“Esto no pasa con este otro tipo de productos de limpieza. Son muy buenos para dejar limpias las superficies, pero no son medicamentos”, expresó Santiago Rodríguez.
María Laura Bonilla, del CIMED, complementa: “no hay publicaciones científicas serias que evidencien beneficios de estas sustancias, pero sí hay reportes de casos en revistas científicas sobre daños que estos productos causan a la salud”.
“En este momento no hay vacuna, ni cura, ni tratamiento específico contra la covid-19 y sé que mucha gente puede asustarse al oír datos de casos y hospitalizados, pero las personas no deben hacer de su casa un laboratorio.
“La ciencia ya trabaja para tener esos medicamentos. Que la gente no intente usar estas sustancias que más bien podrían enfermarlos”, agregó Bonilla.
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Organismos internacionales advierten sobre peligros
Este jueves, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) envió una alerta a los países miembros en la que recalcó que no se recomienda el uso de estos productos y pide a los países comunicarlo y estar al pendiente de quienes los venden.
“La Organización Panamericana de la Salud (OPS) no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral en pacientes con sospecha o diagnóstico de covid-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”, indica el pronunciamiento.
La Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), también advirtió desde abril que estos productos pueden ser muy peligrosos.
“Los productos hechos a base de clorito de sodio son peligrosos, y usted y su familia no deben usarlos”, sentenció la agencia.
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¿De dónde surgen las falsas curas?
Este tipo de supuestas medicinas no son nuevas. Se denominan “solución curativa milagrosa” (MMS, por sus siglas en inglés).
Uno de los promotores para covid-19 es el alemán Andreas Kalcker, quien se dice investigador de la acción de estas soluciones para diferentes enfermedades.
El dióxido de cloro, tiene, según él, un potente efecto desinfectante que destruye todas las bacterias y patógenos, protege las células y refuerza el sistema inmunitario. El habla de 6.0000 personas curadas con este método, pero no hay publicaciones científicas que lo avalen.
“Hice una revisión y ese señor no tiene mención en ninguna revista científica”, recalcó Bonilla.
En Costa Rica, Javier Ortiz creó una carta en donde pide al gobierno hacer un ensayo clínico para probar el dióxido de cloro. Rolando Araya, en su programa radiofónico Cubaces Tiernos promovió el uso de este producto.
“El problema que tenemos con los llamados influencer es que, sin conocimientos de base, promocionan cosas que no tienen fundamento y pueden hacerle mucho daño a la salud de la gente”, concluyó Rodríguez.
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