Este martes amaneció con esta noticia: la Universidad de Oxford, en Inglaterra, anunciaba en un comunicado de prensa que la dexametasona, un antiinflamatorio e inmunosupresor de tipo esteroide, mejora las posibilidades de supervivencia de los pacientes más críticos con covid-19 ya conectados a un ventilador, o que requieren asistencia con oxígeno.
“Basados en nuestros resultados, una muerte podría ser prevenida en cada ocho pacientes en ventilación, o en uno de cada 25 pacientes que requieran oxígeno”, cita el comunicado.
Poco después, la noticia se replicó en varios medios de comunicación del mundo por ser algo promisorio: la dexametasona es un fármaco barato (el tratamiento propuesto costaría un aproximado de ¢11.000 a ¢18.000) y disponible en la gran mayoría de países del mundo.
No bastó mucho tiempo para que especialistas en inmunología, cuidados intensivos, virología y diferentes ramas de la medicina pidieran cautela.
La razón: estos resultados siguen en nivel preliminar y sin divulgación en una publicación a nivel de revista científica, donde todos los resultados son revisados por pares.
“Dada la importancia para la salud pública de estos resultados, ahora estamos trabajando para publicar los detalles completos tan pronto como sea posible”, reconocía el comunicado.
La revisión por pares es vital en el método científico. Consiste en que un grupo de expertos del área en cuestión revisan la publicación para ver su validez y confiabilidad y recomiendan cambios o piden aclarar dudas, antes de que el trabajo sea publicado.
Aún cuando la investigación sea difundida, ocurren casos en que luego se desmuetra que los resultados son no certeros y entonces las revistas se retractan de su publicación.
De momento, los resultados del estudio sobre la dexametasona no han pasado esta revisión por pares.
¿Quiere eso decir que sus resultados no son ciertos? No, pero lo cierto es que aún es muy pronto para afirmar una u otra cosa.
“Probablemente sea cierto, pero ¿cómo puede saberse si esto que se dice es real si los únicos datos disponibles son por un comunicado de prensa. Aquí hay algo con los comunicados de prensa: usualmente tienen sus sesgos”, destacó en sus redes sociales Angela Rasmussen, viróloga e investigadora de la Universidad de Columbia que estudia el covid-19 desde enero.
La intensivista Stella Navarro es de la misma opinión. “Aclaremos antes de que empiecen las confusiones: ni la dexametasona ni los demás esteroides “curan” la covid-19; no es algo nuevo usar esteroides en problemas pulmonares que requieren ventilación mecánica; los esteroides disminuyen la inflamación, pero no están libres de riesgos”, asevevó.
El ministro de Salud, Daniel Salas, se refirió al tema en la conferencia de prensa de este martes: “Este medicamento parece funcionar cuando el paciente se inflama mucho y requiere un uso específico luego de una fase inicial, cuando los pacientes están más complicados. Ya la hemos usado incluso en Costa Rica”.
“Pero sin una prescripción clara puede provocar eventos adversos en las personas e incluso una no respuesta de las glándulas suprarrenales para funciones clave”, agregó.
¿Qué sabemos de la investigación?
Este es un estudio muy grande llamado Estudio Aleatorio de Terapias para covid-19 (sus siglas en inglés forman el acrónimo Recovery, que signifca recuperación).
Sí se trata de un estudio serio, hecho por profesionales con toda la calificación del caso. Pero a sus autores se les critica por anunciar resultados preliminares y sin haber pasado por el escrutinio necesario para considerarlos certeros.
El proyecto consistió en probar varias posibles terapias y ver cómo funcionan contra la covid-19.
Para el estudio de la dexametasona, los investigadores asignaron de forma aleatoria a 2.104 pacientes con la enfermedad a recibir seis miligramos una vez al día, ya fuera de forma oral o intravenosa.
Posteriormente, compararon sus resultados con 4.321 pacientes que recibieron el tratamiento convencional.
En los pacientes que requerían ventilación, este fármaco redujo la posibilidad de muerte en un 35%; el documento indica que se salvaría uno de cada ocho pacientes.
En el caso de quienes necesitaban oxígeno, pero no ventilación, la posibilidad de muerte bajó en un 20%. De acuerdo con el reporte, se salvaría una de cada 25 personas.
No hubo mejorías en las personas con infecciones más leves. Por ello, el medicamento no se recomienda ni en las fases iniciales de la enfermedad ni para prevenirla.
¿A qué se debe esto? En algunos de los casos más graves, el sistema inmunitario genera un fenómeno llamado tormenta de citoquinas.
Las citoquinas son proteínas que aumentan la actividad inmune, pero en algunas personas se vuelven demasiado abundantes. Es posible que el sistema inmunológico no pueda detenerse y causen daños a su cuerpo y a tejidos sanos.
En otras palabras, lo que causa más gravedad en el paciente no es el virus, sino la propia acción del cuerpo para defenderse. En estos casos, se produce inflamación que bien puede ser tratada con antiinflamatorios.
“Usar dexametasona en la UCI en pacientes inflamados parece una opción sensata, pero no se recomienda que se inicie con dexametasona u otros esteroides a pacientes que no están en UCI porque ahí sí el riesgo de ‘bajar’ las defensas es mayor que el posible beneficio”, expresó Navarro.
Por su parte, el ministro Daniel Salas también fue enfático en que este producto no puede tomarse de forma preventiva: “Se necesita una receta médica para su uso, no es para cualquier paciente de covid-19 ni para cualquier persona. Y no sirve para prevenir la enfermedad”, adeveró.
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¿Qué dice la OMS?
La tarde de este martes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado en el que recibía con beneplácito los resultados preliminares del estudio sobre dexametasona.
“Este es el primer tratamiento que ha mostrado reducir la mortalidad de pacientes con covid-19 que requieren oxígeno o soporte ventilatorio”, señaló Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
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El documento agrega: “Estamos pendientes del análisis completo de datos que vendrá en los próximos días".
"La OMS coordinará un meta-análisis para aumentar nuestra comprensión de esta intervención. Las guías clínicas de la OMS se actualizarán para reflejar si este fármaco debe ser utilizado en el tratamiento de la covid-19 y cómo”, señaló.
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