El mensaje de Lhaba Tshering fue claro: “La felicidad es la meta máxima de un pueblo, o ¿me van a decir que hay alguien que no quiera ser feliz?”
De esta forma, el secretario de Desarrollo Sostenible del Centro de Estudios de Bután, reflexionó ayer sobre cómo debe ser el desarrollo de una nación.
En su participación en el II Foro sobre Sostenibilidad y Felicidad, Tshering manifestó que un pueblo será más próspero si sus habitantes son felices, pero esto no es algo prioritario para muchas sociedades. “¿Por qué no somos felices? El deseo ilimitado del ser humano de tener cada vez más es lo que motiva una crisis, la misma que pone en jaque nuestra felicidad”, aseguró el especialista.
¿Por qué? Para Tshering, uno de los principales problemas de la sociedad actual es que los Gobiernos le han dado demasiada importancia al desarrollo económico y se han olvidado de lo que realmente puede hacer felices a sus habitantes.
“Debemos fijarnos en la felicidad interna bruta y no en el producto interno bruto (PIB). El PIB y la economía son solo herramientas para lograr el fin mayor: la felicidad”, afirmó.
Tshering considera, asimismo, que existen dos formas de medir la felicidad.
La primera consiste en analizar si se es feliz en determinado momento de la vida o bajo ciertas circunstancias.
La segunda es ver todos los años vividos, analizarlo y determinar si se es feliz y cómo potenciar la felicidad en el futuro.
Para él, el primer paso es definir qué es lo que hace feliz a los habitantes de una nación.
En Bután se hizo un estudio para determinar cuáles eran los parámetros de la felicidad. Luego, con base en eso, establecieron cuatro pilares: buen gobierno, sostenibilidad económica, preservación de la cultura y cuidado del medio ambiente.
Además, crearon nueve dominios: bienestar psicológico, uso del tiempo, salud, educación, estándar de vida, cultura, ambiente, vitalidad de la comunidad y gobiernos locales.
Tomando en cuenta estos pilares y dominios, además de 72 variables, el Gobierno realiza cada dos años una encuesta en la que se pregunta a 3.000 personas sobre estos parámetros de la felicidad.
La encuesta no se trata solo de un cuestionario, es bastante profunda y dura cerca de dos horas en responderse.
Ya con los resultados, el Gobierno los analiza y, con base en ellos, toma decisiones para mejorar el bienestar de los butaneses.
Por ejemplo, en la última encuesta que se hizo en Bután, en el 2011, los habitantes dijeron que no estaban satisfechos con el nivel de educación. Esto dio pie para que el Gobierno hiciera mejoras.