La dieta del costarricense está llena de sal, sodio, bebidas azucaradas, carnes procesadas y grasas saturadas, y le faltan granos y harinas integrales, verduras, frutas y grasas “buenas”, como el omega 3.
Esta manera de comer tiene un impacto en nuestra salud. La alimentación está directamente relacionada con casi el 18% de las muertes en el territorio nacional. También es fuente de enfermedades que debilitan y causan discapacidad y, por lo tanto, nos hacen perder años de calidad de vida.
Enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer pueden ser secuelas de lo que ingerimos para alimentarnos. El 17,5% de los años que vivimos con mala salud se deben a la mala nutrición.
Las cifras se desprenden del Reporte Global de Carga de Enfermedad, publicado recientemente por la revista científica The Lancet.
Este informe tomó en cuenta las estadísticas de 195 países y exploró cómo 15 factores nutricionales enferman y matan a los habitantes del mundo. En todas las naciones, se tomaron como base datos del 2017, año más reciente para el que había reportes en la mayor parte de los lugares analizados.
El reporte combinó y vio datos de estudios epidemiológicos y estadísticas de enfermedad y mortalidad para identificar las asociaciones entre factores de la dieta y enfermedades crónicas no transmisibles.
“Este estudio confirma lo que muchos de nosotros ya hemos pensado por varios años: que una alimentación pobre es responsable de más muertes que cualquier otro factor de riesgo”, señaló en un comunicado oficial Christopher Murray, director del Instituto de Medición y Evaluación de Estadísticas en Salud de la Universidad de Washington, Estados Unidos, y uno de los investigadores.
¿Por qué es clave lo que comemos?
El dicho reza: somos lo que comemos. Por esta razón, lo que ingerimos y cómo lo preparamos puede, además de darnos la energía necesaria, ser nuestra mejor medicina para gozar de buena salud; o, por el contrario, puede convertirse en un “veneno”, enfermarnos y matarnos.
“Aunque el sodio, el azúcar y las grasas han sido el foco de los debates de políticas públicas en las últimas dos décadas, nuestro análisis señala que hay algo a lo que hay que darle mucha importancia, y es el bajo consumo de comidas saludables, como granos integrales, frutas, verduras y semillas y nueces. Es necesario promover el consumo de estos alimentos”, evidenció Murray.
¿Qué y cuánto comer? El reporte habla de siete elementos clave que hay que procurar consumir a diario: frutas, verduras, leguminosas (frijoles, lentejas, garbanzos, etcétera), granos integrales (arroz, harina), nueces y semillas mixtas, lácteos y aceites omega 3 (ya sea en pescados o mariscos, en verduras o suplementos).
Por otra parte, hay productos que deben limitarse al máximo o que incluso, en algunos casos, hasta pueden eliminarse de la dieta. Entre ellos están las carnes rojas, las carnes procesadas (embutidos, o algunas que vienen en productos congelados listos para cocinar), la sal o sodio y las grasas saturadas y trans.
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Complementan esta realidad informes de Hannia Campos, que investiga en la Universidad de Harvard el infarto en los ticos. En sus pesquisas encontró que el costarricense dejó de comer alimentos “protectores” del corazón, como frijoles, frutas, verduras, pescado y jugos caseros, y le dio paso a más arroz, más macarrones, carnes procesadas y jugos “de paquete”.
“Lo malo es que la gente puede estar enferma, pero sentirse bien. Siguen comiendo mal, fumando y sin hacer ejercicio, y cuando comienzan a sentirse mal, ya es muy tarde”, advirtió Campos en una entrevista anterior.
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Cuando el ‘veneno’ es mortal
La investigación publicada en The Lancet señala que en Costa Rica la alimentación fue culpable de 153,2 fallecimientos por cada 100.000 muertes registradas. Se trata del 17,5% de los decesos en el territorio nacional.
Si lo comparamos con los otros países tomados en cuenta en el análisis, el país ocupa el puesto 32 en las naciones con menos muertes debido a la mala alimentación. Es decir, solo hay 31 países en los que la alimentación tiene una carga menor a la hora de provocar la muerte de las personas.
¿Qué alimentos matan a los costarricenses? De acuerdo con el reporte, la baja ingesta de granos integrales ocupa el primer lugar, pues es el causante de 43,2 decesos por cada 100.000. Esto es bajo en comparación con el promedio mundial de 91,82, pero sí es algo a lo que se le debe prestar atención. El consumo de arroz, pasta o harina integral es bajo en los ticos.
El segundo lugar lo ocupa la baja ingesta de nueces y semillas mixtas, con 36,5 muertes por cada 100.000. Esto es cerca de la mitad del promedio mundial (63,9), pero la razón es porque el informe encontró deficiencias de dichos nutrientes en todo el mundo.
Sin embargo, los especialistas advierten de que las semillas deben consumirse en su estado más natural posible (por ejemplo, maní y nueces que vienen en su cáscara y deben pelarse o cascarse), pues los paquetes suelen estar llenos de sal, azúcar y preservantes que más bien podrían causar perjuicios.
La tercera razón es el exceso de sodio, con 35,6 muertes por cada 100.000. El promedio mundial es de 59,8 muertes, pero estar por debajo del promedio no es aliciente. El Ministerio de Salud ya ha urgido que los costarricenses deben bajar el consumo de sal y sodio.
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¿Cómo nos mata lo que comemos?
Los investigadores analizaron 15 variables de alimentación y vieron cómo influían en la pérdida de salud y en la mortalidad.
FUENTE: THE LANCET. || W. S. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
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¿Qué ruta eligen estos hábitos alimentarios para matarnos? Casi la mitad de los fallecimientos (47,6%) se manifiestan como enfermedades cardiovasculares, casi siempre como un infarto al miocardio. Una tercera parte es consecuencia de la diabetes, y el 7,2% son manifestaciones del cáncer desarrollado debido a las secuelas del sobrepeso o la mala alimentación.
Esta composición no dista mucho de las tendencias vistas a nivel mundial, pero en el promedio global sí tiene una mayor preponderancia de muertes por males cardíacos.
“Sí, la forma en la que comemos enferma y mata”, destacó en una entrevista anterior Rocío Sánchez, de la Dirección de Proyección de Servicios de Salud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y una de las investigadoras del Estudio de Carga de Enfermedad de la Caja.
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Afecciones y discapacidad
La mala alimentación no siempre se traduce en muerte, dado que los sistemas modernos de salud están preparados para atender posibles consecuencias. No obstante, las secuelas pueden ser muy dañinas y restar mucha calidad de vida.
Para estudiar esto, los analistas tomaron como referencia una medición llamada años de vida saludable perdidos (DALYs, por sus siglas en inglés). Un DALY representa la pérdida de un año de completa salud o la pérdida de un año 100% saludable. En otras palabras son años que la persona vive, pero con enfermedad, discapacidad o poca calidad de vida.
Para el 2017, los costarricenses como población (o individualmente) tuvieron 3.304 DALY por cada 100.000 habitantes, por culpa de su alimentación. Se trata del 11% de todos los DALY; el restante 89% se debe a otros motivos, como accidentes de tránsito, fumado, falta de actividad física, o genética.
En el mundo, la situación es peor, pues en el 2017 la alimentación fue culpable de 6.079,6 DALY por cada 100.000 habitantes, el 15,3% de todos los DALY.
¿Cómo figura Costa Rica en el mundo? Solo 15 países tienen menos DALY por su alimentación. En los restantes 179, la forma de comer los lleva a perder más años de salud.
No obstante, hay que prestarle atención a cómo nuestra dieta nos roba salud. Por ejemplo, el grueso de nuestros DALY perdidos (1.108,6) se deben a la falta de granos integrales, 826,9 se deben a la falta de nueces y semillas, y 656,4 al exceso de sal y sodio. La falta de verduras también nos pasa la factura, con 639,3 años de vida saludable perdida.
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¿Cómo afecta nuestra salud lo que comemos?
El estudio analizó los años de calidad de vida perdidos (DALYs, por sus siglas en inglés), esta es una variable que habla de los años que se viven con discapacidad o enfermedad, en este caso, por culpa de la alimentación.
FUENTE: THE LANCET. || W. S. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
¿Cómo se manifiesta esta baja calidad de vida? En el 49,1% de los casos se traduce en males cardiovasculares; en 41,7%, en diabetes, y en el 6,7% de los casos, en el desarrollo de algún tipo de tumor maligno.
Al igual que en el promedio mundial de mortalidades, la distribución global de DALY se sitúa principalmente en males del corazón y la circulación, pero en este caso es mucho mayor, dado que representa el 57,5%.
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Mala dieta causa casi 11 millones de fallecimientos en el mundo
En el mundo, una de cada cinco muertes (22,4%) se deben a la mala alimentación.
El país con más muertes por esta causa fue Uzbekistán (en Asia central), con 891,8 muertes por cada 100.000, lo que representa el 43,7% de los fallecimientos. La nación con menos decesos por esta razón fue Israel, con 88,9 (el 12,4% de las muertes).
En cuanto a la calidad de vida, se encontró que Papua Nueva Guinea es el país con más DALY acumulados: 19.208,9 (21,4%), mientras que Israel repitió como el país con menos DALY, al sumar 1.845,5 (7%).
Los investigadores encontraron que ningún país come de forma óptima ninguno de los 15 factores analizados, pues en todos ellos se abusa de los alimentos más dañinos y no se consume suficiente de los más beneficiosos.
Por ejemplo, el mundo tomó 10 veces la cantidad de bebidas azucaradas recomendada, pero ingirió solo el 12% de las nueces y semillas mixtas aconsejadas.
Los investigadores sí encontraron limitaciones al realizar este estudio. Una de ellas es que los datos no muestran el sobrepeso, la obesidad, el subpeso o la desnutrición de las poblaciones.
Por otro lado, los autores son enfáticos en que muchas muertes son causadas por más de un factor alimentario y no solamente por uno.
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