Los niños que reciben leche materna tienen una mayor protección contra bacterias resistentes a antibióticos. Así lo señala un estudio de la Universidad de Helsinki, en Filandia. Los resultados fueron publicados en la revista Nature Communications.
La resistencia a los antibióticos es uno de los principales problemas en salud pública. Bacterias que son potencialmente dañinas para nuestro organismo se vuelven más fuertes que los medicamentos utilizados para tratarlas, con lo cual la infección requerirá de fármacos más fuertes y con mayores efectos secundarios.
Usualmente, muchos de nosotros tenemos bacterias resistentes en nuestro sistema digestivo, pero muchas de ellas no son patógenas y no nos infectan; otras sí pueden provocar enfermedades, pero conviven en el cuerpo sin infectarnos; finalmente, algunas sí podrán infectarnos, pero nuestro sistema inmunitario las combate. Solo una minoría requiere del uso de antibióticos.
No obstante, en quienes tienen un sistema de defensas más deprimido, el tener bacterias patógenas resistentes podría eventualmente presentar un riesgo mayor.
“El sistema inmunitario de los bebés es mucho más débil que el de los adultos, porque aún está en desarrollo y no ha alcanzado su madurez completa. Por eso debemos estar pendientes de ellos.
"Además, ellos también son más vulnerables a otro tipo de infecciones de virus o parásitos. Es bueno saber que la leche de sus madres los protege”, destacó en un comunicado de prensa Katariina Pärnänen, autora del informe.
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Los investigadores se enfocaron en revisar el número de genes resistentes a antibióticos (ARG’s, por sus siglas en inglés) en la leche materna de diferentes mamás y en la materia fecal de sus bebés. Estos genes hacen que las bacterias se vuelvan resistentes a uno o más antibióticos.
Los investigadores vieron que las bacterias resistentes que la madre tiene sí son pasadas a sus bebés a través de la leche. Sin embargo, las azúcares de este alimento les dan mayor potencia a las bacterias beneficiosas del sistema digestivo. Esto les permite a los microorganismos “buenos” actuar como probióticos y proteger de los patógenos. Los bebés que habían sido amamantados por al menos seis meses tenían muchas menos bacterias resistentes que quienes recibieron fórmula o tuvieron lactancia durante menos tiempo.
Si por algún motivo el bebé recibió una combinación de leche materna con fórmula, los beneficios también se observaban, siempre y cuando la leche materna se mantuviera por más de un semestre.
“La lactancia parcial (en combinación con fórmula) también reducía la cantidad de bacterias resistentes a los antibióticos. Ya sabíamos que la lactancia es buena para los bebés, pero ahora descubrimos un beneficio más”, señaló Pärnänen en el comunicado.
Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la lactancia materna son que esta sea el único alimento que recibe el menor durante sus primeros seis meses de vida, y que después de esto se prolongue, en combinación con otros alimentos, durante 18 meses más.
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