Desde hongos hasta piojos. Si no cuida su higiene dentro y fuera del gimnasio, puede enfermarse de diferentes formas.
“Partamos de que casi todo lo que hay en el gimnasio y que toca el cuerpo está hecho de hule, tela o cuero sintético. Lo que crece, crece porque se come lo ‘sucio’ que hay sobre esos materiales: restos de sudor, aceites, células muertas y demás que queda en lo que se usó (guantes, mats, paños, máquinas…)”, explica el microbiólogo Diego Rivera.
¿Y qué es lo que crece en esas superficies? ¡De todo!
Microorganismos como virus (resfrío, gripe, virus entéricos), hongos (como el pie de atleta o levaduras), bacterias (principalmente estafilococos, que producen infecciones en la piel, pero también bacterias fecales, como Salmonella, Escherichia coli, Enterococcus y otras que están en lo que queda húmedo), ácaros (como Dermatofagoides, implicados en alergias respiratorias, y piojos) e, incluso, parásitos (por ejemplo, ácaros, como Demodex).
Los doctores Ali Tabrizi, de PhysioMed Yorkdale en Toronto, y Jessica Burke, especialista en salud pública, engrosan la lista.
Las verrugas plantares son causadas por el virus del papiloma humano (VPH) y se producen cuando los pies están en contacto directo con el virus. Tabrizi asegura que hay más incidencia de contagio en zonas húmedas, como duchas y piscinas, por lo que es necesario utilizar sandalias y zapatos acuáticos en esas áreas.
De acuerdo con la especialista en piojos Andrea Hecht, aunque es menos probable que suceda, pues usualmente se transfieren por el contacto directo de cabeza a cabeza, sí es posible que lleguen a su cuero cabelludo desde otras fuentes.
"Si una persona se acuesta en una toalla, un matt, una colchoneta o el propio piso del gimnasio hasta 24 horas después que otra persona con piojos, es posible que haya una hembra en esa superficie y que se prenda al cabello para tener en esa nueva cabeza sus larvas", dice.
Rivera explica que las bacterias se multiplican en minutos o pocas horas, los hongos en algunas horas más y los ácaros, en unos días.
“Un ejemplo para clarificar: después de lavarnos los dientes (o sea, se supone que quedan limpios) la placa bacteriana se reconstruye en 20 minutos… ¡Imagínese en un paño sudado y sucio!”, detalló.
Por eso, es necesario lavar la ropa, guantes, cordones de los tenis y paños que se usaron en el gimnasio apenas sea posible.
Esto porque los microorganismos prefieren los lugares oscuros y húmedos para crecer.
Sin embargo, no hay que esperarse a llegar a la casa para las medidas de higiene.
El microbiólogo recomienda desinfectar, con alcohol en spray, las superficies que toque en el gimnasio antes de usarlas y, al colocar el paño como medida de protección, identificar cuál lado tocará la piel y cuál la superficie sucia.
“No debe usarse el mismo paño para tener contacto con superficies que para secarse el sudor. Hay que bañarse inmediatamente después de terminada la sesión de ejercicio y secarse con un paño limpio”, comentó.
También es necesario lavar el bulto que lleva al gimnasio, que es otro medio de transporte entre las bacterias que están allá y las que lleva a su casa, y, de ser posible, llevar su propio matt a yoga y pilates.