Para algunas personas, las flemas son una señal de que un resfrío u otro virus respiratorio está llegando, para otras, especialmente para quienes tienen rinitis, son algo bastante habitual.
Sin importar el grupo al que se pertenezca, ambos necesitan eliminar el exceso, o por lo menos tratar hacerlo, cuando se siente que están “atascadas”. Por eso en ocasiones, especialmente cuando hay tos, vienen acompañadas de dolor de garganta.
En esta edición de Siéntase Pura Vida, vamos a repasar qué son las flemas, por qué se producen, la función que cumplen y las formas en las que podemos eliminarlas. Esto se hará con la guía del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) y de la médica general Carla Díaz.
Lubricación y barrera
La flema es un fluido segregado por la mucosa del aparato respiratorio. Debemos tomar en cuenta que la mucosidad es una constante en el organismo humano, y recubre las superficies húmedas del cuerpo, como los pulmones, la boca, el estómago y los intestinos. Incluso los ojos están cubiertos con una fina capa de mucosidad.
Este fluido cumple dos funciones: por un lado, mantiene los conductos de las vías respiratorias bajas lubricados y evitan que se “sequen”. Por otro, la mucosidad filtra lo que inhalamos por la nariz o por la boca, como polvo, alérgenos y microorganismos. Entonces es nuestra primera línea de defensa ante cualquier “invasor” que busque ingresar al cuerpo.
En un documento de divulgación del CDC, el otorrinolaringólogo estadounidense Andrew Lane, comparó los mocos y las flemas con un papel matamoscas; todo (o casi todo) lo que pretende ingresar a nuestro cuerpo queda atrapado ahí .
Lane señaló que, en cuestión de una hora, pueden inhalarse miles de bacterias, algunas patogénicas, pero las personas nunca se percatan de eso. Las bacterias primero quedan atrapadas en algún nivel de mucosidad y luego, los pequeños pelos llamados cilios empujan la mucosidad junto con los microorganismos que fueron atrapados.
Eliminar el exceso
Según Díaz, el exceso de flemas no es malo, pero sí puede ser molesto.
Hay una regla de oro: hidrátese, de ser posible con agua. Tome bastante agua durante el día, más de la que tomaría si no tiene flemas.
Lane señaló que las propiedades de la mucosidad dependen de la concentración de una sustancia llamada mucina, formada por moléculas grandes que interactúan con el agua. Cuando la persona está bien hidratada, la mucosidad está diluida y actúa como un líquido, pero cuando está sin hidratación se ve concentrada y se comporta como un sólido. Entonces, beber abundante agua ayuda a diluir las mucosas, lo que permite que se mueva desde el tracto respiratorio hasta el exterior.
Es normal tener tos cuando se tienen flemas, especialmente si se está con un virus. La tos puede ayudar a expectorar (sacar las flemas). Esto puede dar asco, pero expectorar le ayudará a eliminar el exceso de mucosa.
Tragarse las flemas también puede ser normal. Esto no debe asustar, el sistema digestivo también tiene la forma para deshacerse de ellas.
Aunque la tentación para conseguir jarabes para la tos puede ser mucha, Díaz recordó la importancia de no automedicarse y de consultar con un profesional en salud. Jarabes como los expectorantes ayudan a “botar” las flemas, pero puede haber personas con sensibilidad a algún medicamento. Otros jarabes antitusivos, no expectorantes, más bien podrían “pegar” más las flemas.
En el caso de los fumadores, lo que deben es dejar el vicio, pues el tabaco y el hábito de inhalar humo vuelve las flemas más viscosas y podría aumentar la producción.
¿Cuándo acudir al médico?
De acuerdo con la médica, estas son algunas señales en la que lo más convenientes es buscar la ayuda de un profesional en Medicina:
- Los síntomas persisten tres o cuatro semanas
- La mucosidad aumenta de volumen o cambia de color
- Tiene fiebre
- Tiene dolor de pecho
- Tiene dificultades para respirar
- Tose sangre
- Los jadeos se vuelven normales
Siéntase Pura Vida, las flemas son normales y más bien ayudan al sistema inmunitario. Su exceso puede ser molesto, pero hay formas para deshacerse de él, no tiene por qué aguantar la incomodidad.
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