En setiembre de 2018 Costa Rica alcanzaba el hito de los 5 millones de habitantes y se estimaba que 28 años después llegaría el de los 6 millones... Las proyecciones, realizadas con base en el Censo de 2011, indicaban que esto podría darse en el año 2046.
Sin embargo, la realidad podría ser otra y el país tal vez nunca llegue a tener esa cantidad de habitantes. Así lo advirtió el demógrafo Luis Rosero Bixby, este 2 de noviembre, en un foro organizado por el Fondo Mundial de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con Rosero, las proyecciones del Censo de 2011 estaban basadas en una tasa de fecundidad a largo plazo de 1,8 hijos por mujer. En la actualidad se tienen menos hijos, hay familias que los retrasan u optan por no tenerlos; esto motiva que el crecimiento poblacional primero decrezca y luego se estanque.
“Es muy probable que el país nunca alcance los seis millones. Podría darse, por ejemplo, un escenario de 1,6 hijos por mujer. En este nunca se llegaría a los 6 millones, el país alcanzaría un máximo tal vez de 5,7 millones y a partir de ahí comenzaría a bajar la población”, manifestó.
En los últimos tres años, la fecundidad ha caído en más de lo que suponían las proyecciones. En este momento, estamos en una fecundidad llamada por los demógrafos como “ultrabaja”, de 1,3 hijos por mujer.
“Incluso si nos recuperamos, no llegaríamos a subir como para volver a 1,8 habitantes y llegar a pensar en los 6 millones. Es muy difícil”, subrayó el especialista en entrevista con La Nación.
Para Rosero, el “crecimiento 0″ (cuando se estanque) “está a la vista”, llegará en algún momento. Por eso, confesó estar ansioso de tener los resultados del Censo 2022 para saber cómo está la situación actual con más precisión y así determinar lo que puedan decir las proyecciones.
Mientras esto sucede en Costa Rica, el mundo estaría llegando a su habitante 8.000 millones el próximo 15 de noviembre.
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Crecimiento según grupos de población
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Luis Rosero aclaró, sin embargo, que hablar de que el crecimiento demográfico se estancó podría ser una falacia, porque eso, en este momento, no es así en todos los grupos de edad.
El grupo de los menores de 18 años sí llegó a “crecimiento cero” cerca del año 2000 y desde entonces están disminuyendo. La proyección a futuro es que sigan bajando, e incluso podrían bajar más si la fecundidad sigue cayendo.
El grupo de 40 a 64 años, en este momento, está en franco crecimiento, de acuerdo con Rosero, y se espera que siga así hasta por al menos 30 años más, cuando llegará a ese “crecimiento cero”.
El grupo que más rápidamente viene creciendo “pero viene desde abajo” son los adultos mayores, que más bien se prevé que siga aumentando durante varios años más. “Va a aumentar varias veces su tamaño”, expresó.
¿Renuncia o posposición de la maternidad?
El demógrafo considera que hay dos fenómenos que se juntan para causar la caída de la fecundidad a las tasas ultrabajas que, en este momento, le preocupan. Él las define como “quántum” y “tempo”.
El primer concepto, el “quántum”, se refiere directamente a la cantidad de hijos que tiene (o decide no tener o por alguna razón no puede tener) una mujer. Aquí juega un rol el rechazo de la maternidad. Mujeres que desde jóvenes no se visualizan como madres o que tal vez en un inicio lo hicieron y luego desistieron de la idea.
“Sería una renuncia a la maternidad. En ese caso esa tasa de fecundidad tan baja se quedará tan baja que difícilmente se recuperará de niveles ultrabajos. Podría descender más”, destacó.
El segundo concepto, el “tempo”, se refiere a que en este momento la caída es motivada, no tanto por un rechazo a la maternidad, sino porque las mujeres están posponiendo la maternidad y ellas sí tendrían hijos, solo que mucho después de lo que lo hicieron sus madres y abuelas.
Podría ser que las mujeres de 20 o 25, apuntó Rosero, no piensan tanto en tener hijos, pero podrían hacerlo 10 años después, incluso 15, entonces se podría ver una recuperación de la tasa de fecundidad.
“Sería un momento peculiar el que estamos pasando: se atrasan y luego se recuperará cuando quienes hoy tienen 20 o 25 tengan sus hijos”, manifestó.
Sin embargo, dijo, hay un momento en el que el “tempo” podría convertirse en “quántum”. Esto se da porque la fertilidad disminuye con la edad y podría ocurrir que, en algunas mujeres, cuando piensen en esa maternidad ya no consigan un embarazo.
Asimismo, también entraría a jugar el hecho de que la cantidad de mujeres que sí considera esta maternidad más tardía, tal vez no lo hace pensando en tener la misma cantidad de hijos que en las generaciones anteriores, y piensan en solo uno, lo más dos.
A esto, señaló el demógrafo, se le une un problema: no conocer qué piensan sobre la maternidad las mujeres más jóvenes.
“Sabemos muy poco de las intenciones y preferencias de las jóvenes porque se ha dejado de investigar el tema. Antiguamente se hacían encuestas de fecundidad, de cuántos hijos se querían tener. No se han vuelto a hacer”, planteó el especialista.
Los desafíos
Para Rosero, hay retos claros si la fecundidad se mantiene como hasta hoy y si continúa bajando. El principal es que el país estará más envejecido de lo que se creía y la situación de los sistemas de reparto de pensiones será más crítica.
“Es uno de los efectos colaterales por los que preocuparía no llegar a los 6 millones”, especificó.
Otro desafío es no tener suficiente mano de obra para realizar las funciones básicas y atender los diferentes servicios.
“Una salida podría ser traer mano de obra de otros países, ya se ha visto en otros lugares. No deja de ser un tema controversial”, admitió.
Sin embargo, considera que antes de pensar en todo esto primero es necesario ver qué datos nos tendrá el Censo 2022 y, con base en eso, hacer proyecciones más realistas.