Debajo de la capa superior de nuestra piel hay “cápsulas” o “celdas” que contienen fluidos y están unidas a través de una red de proteínas como colágeno y elastina.
Estas cápsulas reciben el nombre de intersticio, el "órgano" humano recién descubierto por los científicos estadounidenses.
Este también se encuentran en tejidos que recubren los pulmones, el estómago, el esófago, la vesícula biliar, los intestinos, nuestras venas y arterias.
Desde hace años la ciencia definía estas partes del cuerpo con otro nombre: espacios intersticiales, es decir, esos espacios que hay entre las células de distintos tejidos y se creía que eran paredes densas de colágeno.
No se conocían esas cavidades llenas de flujo ni la red de proteínas que los interconectaba.
Sin embargo, un nuevo estudio científico determinó que este tejido está interconectado, es independiente de otros órganos y tiene todas las características de funcionamiento de un órgano.
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Así lo publicaron científicos de la Escuela de Medicina de la universidad NYU, junto con investigadores del Centro Médico Monte Sinaí –ambos en Estados Unidos– en la revista Scientific Reports.
Esta es la primera publicación que se hace sobre esta parte de la anatomía humana, por lo que todavía no es un órgano oficialmente hablando.
Para que se le nombre como tal hacen falta más estudios de diferentes investigadores y, y todos ellos deben determinar consenso en que sí se trata de uno nuevo.
No obstante, las características del intersticio ya llevan a varias publicaciones científicas a describirlo con esa palabra entre comillas: "órgano".
De probarse como un órgano oficial, sería el número 80 del cuerpo humano y uno de los más grandes (junto con la piel).
¿Para qué sirve?

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Los investigadores aún deben estudiar y analizar a fondo estas partes de nuestro cuerpo para determinar específicamente sus funciones. No obstante, lo investigado hasta ahora los lleva a suponer que el instersticio actúa como un "absorbente" que previene a los diferentes tejidos del cuerpo de separarse y rasgarse en el cumplimiento de sus funciones diarias.
Es decir, estas "cápsulas" mantendrían "pegados" los tejidos de los órganos, músculos y vasos capilares mientras se contraen, expanden, llevan sangre y la distribuyen.
En su publicación, los científicos estiman que el descubrimiento de este "órgano" puede explicar la expansión del cáncer. Estas celdas interconectadas funcionan como "carretera" para este fluido en movimiento y podrían ayudar a la diseminación de tumores.
Esta red de cápsulas sería clave para el transporte de la linfa, el líquido vital del sistema linfático y que es necesario para el funcionamiento de las células del sistema inmune que causan inflamación.
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Este "órgano", como todos los del cuerpo, también envejece. Los depósitos de colágeno que separan una "cápsula" de otra cambian con la edad, y esto puede contribuir al desarrollo de las arrugas de la piel, la rigidez de las extremidades y la progresión de las enfermedades en las fibras musculares, los nervios y males inflamatorios (padecimientos que se vuelven más comunes con la edad).
De acuerdo con Neil D. Theise, del departamento de Patología de la Universidad NYU y coautor de la investigación, este "órgano" también puede ser –eventualmente– un instrumento útil para la medicina.
"Este hallazgo tiene el potencial de llevar a avances dramáticos en medicina. Dentro de ellos está la posibilidad de tomar muestras directamente del fluido intersticial y que este se convierta en una poderosa herramienta diagnóstica", expresó el especialista.
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¿Por qué no se había descubierto antes?
La investigación lo resume todo con una palabra: tecnología. Los microscopios utilizados en medicina para determinar diferentes patologías y los usados en anatomía para definir el cuerpo humano no lograban distinguir estas partes.
Según explicó en un comunicado de prensa Theise , usualmente los especialistas tratan sus muestras con químicos, las cortan en "tajadas" muy finas y los ponen en el microscopio para ver sus características. Pero todo este proceso "seca" el fluido y causa que las celdas del intersticio colapsen.
¿Qué hicieron los investigadores diferente para hallar este "órgano"? En el 2015, los doctores David Carr-Locke y Petros Benias, que trabajaban en el Centro Médico Monte Sinaí, en Nueva York, utilizaron un método distinto para ver la expansión del cáncer en un paciente con un tumor en el ducto biliar.
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Ellos utilizaron una tecnología nueva llamada endomicroscopia láser en vivo. Esta combina una cámara que ve en tiempo real todas las estructuras de los órganos y "enciende" los tejidos en patrones fluorescentes.
Con esta técnica no es necesario "tajadear" la muestra del tejido ni ponerlas en químicos que "sequen" los fluidos.
Cuando analizaron la muestra, Carr-Locke y Benias observaron cavidades interconectadas en los tejidos mucosos que eran completamente desconocidos para la anatomía humana.
Esto les causó mucha curiosidad y lo llevaron con el patólogo Theise. Sin embargo, cuando Theise utilizó el sistema tradicional, esa red de cavidades desapareció.
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Al revisar más detalladamente, vieron que sí había celdas muy pequeñas, ya secas y sin fluido, y que pasan desapercibidas como parte del tejido.
Los investigadores entonces se dieron a la tarea de buscar estas estructuras en otras personas. El equipo recolectó tejidos de ductos biliares de pacientes durante 12 cirugías de cáncer en las que se removía el páncreas y el ducto biliar.
Los científicos vieron estas estructuras claramente. Con ello, se aventuraron a revisar otras partes del cuerpo, y, de esta forma, lo reconocieron debajo de la piel y en los alrededores de nuestros órganos más importantes.
¿Qué sigue ahora? Científicos de otros centros de investigación deben buscar el intersticio y encontrarle características diferenciadas de otros órganos y funciones independientes.
Una vez que se tenga el consenso, podríamos estar hablando del órgano más grande del organismo humano (la piel tendría un segundo lugar bastante reñido).
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