Este viernes 7 de abril, el Ministerio de Salud advirtió sobre un brote de malaria en la provincia de Limón, que se manifiesta en los cantones central, Siquirres, Matina y Pococí.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), institución encargada de atender estos casos, detalló que en las últimas dos semanas le han brindado atención a 62 personas con la enfermedad, pero la preocupación radica en que en las últimas 48 horas se mostró un aumento significativo.
Carla Alfaro Fajardo, directora de Red de Servicios de Salud de la región Huetar Atlántica de la CCSS, subrayó que la institución cuenta con los medicamentos para tratar esta enfermedad y disminuir el riesgo de complicaciones en las personas enfermas. La atención se brinda tanto a pacientes asegurados como a quienes no lo están.
Incluso, en estos momentos hay más de 100 personas que reciben profilaxis por haber estado en contacto cercano con una persona enferma. Alfaro añadió que, en conjunto con el Ministerio de Salud, se procura fumigar en zonas de alta circulación del mosquito. También se realizan labores de barrido de visita casa por casa para detectar personas con síntomas, tomar muestras de sangre (la prueba de detección del mal es en sangre), suministrar medicamentos a personas sospechosas, entrega de toldos, entre otros.
Salud aseguró que las investigaciones realizadas en campo para la atención de este evento no lograron identificar que los casos sean importados, pero recordó que el mosquito transmisor, la hembra del anófeles, está presente en la comunidad.
A partir del martes se redoblarán esfuerzos e investigaciones de campo en la zona, pero, al ser una provincia turística se le pide a la ciudadanía estar atenta.
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Enemigo no es nuevo
Aunque se escuche poco de esta enfermedad, desde 2018 Costa Rica está en alerta sanitaria por malaria. Durante 2022, el número de afectados en el país se duplicaron; para 2021 hubo 228 casos y 2022 cerró con 451.
En otras palabras, en el último año subió 99,12%, y entre 2020 y 2022 el incremento fue de 228%. No se han dado fallecimientos y los casos de malaria grave se cuentan con los dedos de una mano, pero la tendencia al alza en la incidencia preocupa.
No obstante, lo visto en la última semana de marzo y primera semana de abril de 2023 sí llama la atención de las autoridades, específicamente por la zona donde se dan los últimos casos. Durante 2021, 2022 y las primeras 10 semanas de 2023, el foco principal se vio en la zona norte. El territorio fronterizo con Nicaragua, especialmente zonas como Medio Queso o El Amparo, ambos en el cantón de Los Chiles, concentraban el 85% de los diagnósticos.
En este momento, aunque los brotes en el cantón fronterizo siguen activos, la malaria estaría “reviviendo” en zonas donde estuvo “dormida”. De acuerdo con datos de Salud para esa provincia, el foco de Barra de Parismina estuvo activo durante 2020; en Matina, durante 2016 y 2017; en Limón, durante 2019 y en Las Millas durante 2021. El único foco activo era para la comunidad de El Jardín.
No es fácil “desactivar” un foco de la enfermedad. Primero debe transcurrir un año sin aparición de casos autóctonos, cuando esto sucede se le declara “residual inactivo”. Los últimos datos de salud daban como residuales inactivos, para la provincia de Limón, los focos de Las Milas, Barra de Parismina y Limón. Para que un foco sea declarado eliminado, deben transcurrir tres años de residual inactivo, es decir, sin transmisión autóctona del parásito. El cantón central de Limón lo obtendría esta categoría en 2023, Matina la obtuvo en 2021.
Por ello es que no es fácil declarar a un país libre de la enfermedad. Costa Rica estuvo con cero casos autóctonos durante 2014. En 2015 solo hubo ocho casos, todos importados. Nuestro país estuvo en ruta de eliminar la enfermedad. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a Costa Rica como una de las 21 naciones del mundo con expectativas para eliminar esta enfermedad en el 2020 (grupo de países llamados E-2020).
Después del 2016 los casos comenzaron a aumentar y esto motivó la alerta en la que estamos desde 2018 y que impidió la declaratoria de eliminación.
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La enfermedad
La malaria o paludismo es causada por el parásito plasmodium. Es transmitida por un mosquito llamado anófeles. Su transmisión es muy similar a la de otras enfermedades vectoriales, como el dengue o zika: si un mosquito pica a una persona con malaria, este se volverá portador del parásito, y cuando pica a otras personas las infectará.
¿Por qué si la enfermedad no se transmite de persona a persona se hace rastreo de contactos, y se les hace pruebas, o como se ve en Limón, se les da profilaxis? Esto se debe a la forma de actuar del mosquito transmisor, cuyo ciclo de actividad se da, principalmente, entre las 5 p. m. y las 6 a. m.
El epidemiólogo Melvin Anchía explicó que, por las características de este mosquito, es usual que este pique a varias personas a la vez. Muchas de ellas pueden estar reunidas en sus casas o sitios de trabajo y el mosquito ingresa e infecta a varias. Por esta razón, si una persona desarrolla síntomas se busca con quiénes tuvo contacto para ver si también resultaron infectados en esa misma ocasión.
El plasmodium tiene varias especies, cinco afectan a los seres humanos. En Costa Rica circulan las dos más comunes a nivel mundial: la Plasmodium falciparum, que es la principal en suelo tico, y la Plasmodium vivax. De acuerdo con Salud, este brote en la provincia del Caribe es ocasionado por la P. falciparum.
La P. vivax fue la más común durante décadas, pero a partir de 2016, cuando la malaria se reintrodujo luego de dos años sin casos, P. falciparum se volvió la más común, explicó Gabriela Rey, oficial técnica para malaria y otras enfermedades por vectores de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Todos estos parásitos tienen un mismo mecanismo: ingresan al hígado y migran a la sangre, donde infectan los glóbulos rojos. Puede causar fiebres muy altas, escalofríos y anemia. Los primeros síntomas surgen de forma repentina. En los casos más graves, que se dan si la persona no es tratada a tiempo, destruye células sanguíneas y daña circulación, hígado y riñones.
“La infección por falciparum es la más fatal si no es tratada a tiempo y podría tener serias complicaciones renales y cerebrales, e inclusive la muerte”, expresó Rey.
Tratar la enfermedad desde un inicio es vital, por lo que Alfaro pidió a la población en zonas donde se ven estos brotes que acuda a los servicios de salud si tienen fiebre, acompañada por al menos uno de estos síntomas: escalofríos, sudoración, dolor de cabeza y dolor muscular.
El tratamiento consta de dos píldoras: cloroquina y primaquina. La cloroquina ataca el parásito en sangre y la primaquina en hígado. De acuerdo con Anchía, si la infección es por P. vivax se debe tomar por siete días, si es por P. falciparum, por tres. Si la persona deja el tratamiento antes, el parásito puede no haberse combatido del todo y generar resistencia a los medicamentos, con lo que sería más difícil atacarlo.
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Prevención
Al igual que el Aedes aegypti, transmisor del dengue, la hembra del anófeles deposita huevos en el agua. Por ello, deben tomarse las mismas precauciones ya conocidas para evitar el dengue, es decir, eliminar cualquier recipiente que pueda acumular agua limpia, como baldes, llantas, floreros, entre otros.
“Hay que volcar y disponer adecuadamente de objetos que acumulen agua estancada y que puedan servir a la hembra del mosquito para reproducirse. Esto es fundamental para evitar enfermarnos por malaria”, enfatizó Alfaro.
No obstante, esto puede complicarse si la lluvia forma lagunas o pantanos que son aptos para que el mosquito deje sus huevecillos, estos cuerpos de agua permanecen por meses y se convierten en criaderos naturales. Esto es uno de los problemas de los focos en la zona norte y también podría suceder en Limón.
Dentro de las recomendaciones también están utilizar repelente, colocar mosquiteros, poner cedazos en puertas y ventanas y cubrirse la piel. También se aconseja tratar de no vestir ropa oscura, porque esto hace que los zancudos se aproximen más a las personas.
El que se vean brotes en el Norte y el Caribe no quiere decir que el resto del país esté exento de la enfermedad. En este momento hay dos focos en el Pacífico Central y uno en el Pacífico Sur, los cuales emergieron en 2022. A esto se le debe añadir que se realizan labores de investigación para determinar si en La Cruz, en La Loma, Cañas, ambas localidades en la provincia de Guanacaste, hay posibles nuevos focos.
Además, Anchía recordó que el mosquito vive desde los 0 metros sobre el nivel del mar hasta los 600. Incluso, en situaciones inusuales, podría viajar a mayores alturas. Por eso, se pide a la población conocer la enfermedad y también estar atentos a los posibles síntomas.