El “martillazo”, es decir, las restricciones vehiculares y de comercio que se establecieron entre el 11 y 19 julio para bajar el contagio de la covid-19, así como el uso de las mascarillas, sí tuvieron un impacto para bajar el ritmo de las hospitalizaciones de la enfermedad pandémica.
Así lo da a conocer un estudio preliminar preimpreso efectuado por el doctor en biología matemática Tomás de Camino Beck y el doctor en informática Santiago Núñez Corrales.
Estos costarricenses analizaron el ritmo de internamientos hospitalarios por covid-19 y su evolución en el tiempo desde el inicio de la enfermedad hasta el 25 de noviembre. Luego de ver las tendencias en los internamientos, las compararon con las diferentes medidas que se tomaron para detener su avance.
“Al aplicar este análisis encontramos de forma consistente cuatro puntos específicos donde el ritmo de hospitalización decrecía”, señaló De Camino.
En estos momentos el ritmo de hospitalización era negativo, es decir, se internaban menos personas de las que eran dadas de alta. En otras palabras, menos personas requerían un internamiento.
Estos puntos exactos, con bastante confianza estadística, según el reporte son:
1. El martillo de julio, donde el ritmo de hospitalización bajó y se internaban a menos personas de las que salían.
2. Pasado el efecto volvió a subir el ritmo de internamientos.
3. En agosto se ve otro efecto que coincide con el segundo martillo, pero este efecto es mucho menor. Para De Camino, esto se debe a dos cosas, por un lado, esta medida rigió solo para las zonas con alerta naranja y no para el resto del país y, por otro, las personas ya mostraban cansancio y aumentaron la velocidad.
4. El uso obligatorio de mascarillas en sitios cerrados y su recomendación en sitios abiertos. Esto desaceleró la hospitalización nuevamente y la llevó a un ritmo negativo nuevamente.
“Y todo muy bien hasta que se viene la apertura de bares y la relajación de medidas de fin de semana, ahí volvieron a subir los internamientos”, señaló De Camino.
Ambos investigadores coinciden en que este trabajo aún es preliminar y no puede considerarse aún como una publicación científica, ya que no ha sido revisada por pares. La revisión por pares es una parte vital del método científico en la cual un estudio es sometido a un grupo de expertos en la materia para que garanticen su veracidad, confiabilidad, integridad y consistencia. Por ello, aún se considera preliminar.
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Las pruebas
Para los científicos esto muestra que las medidas: restricción vehicular sanitaria, cierre de comercios, mascarillas sí funcionaron.
“No es que nosotros agarramos las medidas y vimos el efecto. No, agarramos los datos y buscamos los cambios y después las comparamos con las medidas aplicadas. No es difícil inferir que esas medidas causaron los cambios en el ritmo de infección”, señaló de Camino.
“Estamos confiados en que las medidas han servido, han funcionado, son buenas. Probablemente pudieron haber sido mejor, se pudieron mejorar, pero de que tuvieron un efecto muy positivo, lo tuvieron”, añadió.
Núñez complementó: “desde el inicio, hasta que las medidas de restricción de fin de semana se relajaron, las mascarillas, en conjunto con esta movilidad más reducida sí tuvieron un impacto positivo”.
De Camino insiste en que esta es información documentada y fiable de que las restricciones, aún cuando sean incómodas para muchas personas, sí surten efecto para bajar los casos más graves de la enfermedad.
“La restricción vehicular en fin de semana y uso de mascarillas son medidas efectivas que se deben mantener para contener la epidemia”, cita la publicación.
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¿Por qué los internamientos subieron tan rápido al relajar medidas?
Esta es una pregunta clave. Y, para los investigadores, esto tiene que ver con la cantidad de casos que el país ya tenía en el momento en el que se aplicaron las medidas.
Núñez hace una analogía con un camión de carga.
“Si el tráiler va vacío, o si hay pocas personas enfermas, frenar ese camión es más fácil. Este es un camión extraño. Si uno incrementa la velocidad, ese camión va a comenzar a llenarse de carga. Si se trata de detener ese camión más lleno, va a tomar más tiempo detenerse y va a necesitar más energía para eso”, ejemplificó el analista.
“¿Por qué fue tan difícil detener esta ola en Costa Rica? Porque ya había tanta gente enferma que, al aplicar el freno, el martillo de julio, el camión apenas si frenó. Entonces, al relajar un poquito las medidas, volvió a subir el ritmo de personas en hospital”, agregó.
De acuerdo con los datos y la interpretación de los autores, el problema reside en que el martillo fue muy corto. Esto se debe al periodo de incubación del virus y del tiempo necesario para que los contagios bajen producto de la reducción de movilidad.
“Para que hubiera sido más efectivo debió mantenerse de 15 a 22 días más para bajar la carga viral lo suficiente”, manifestó Núñez.
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¿Por qué analizar las hospitalizaciones?
De Camino y Núñez no analizaron casos reportados, ni casos activos, ni fallecimientos. Para ellos, ninguna de estas variables da un reflejo de la realidad que vive Costa Rica con el virus.
Esto es así porque no todos los casos positivos se reportan, y los que se reportan lo hacen con una diferencia de, en ocasiones, varios días, por ello, los casos reportados a diario no necesariamente coinciden con casos de las últimas 24 horas.
Los casos activos no son un reflejo real porque siempre existe un rezago en el reporte de recuperados. Los fallecimientos también pueden registrar retrasos, o pueden darse muertes que no son tipificadas como relacionadas con la enfermedad.
Las hospitalizaciones, en cambio, son un registro de lo que se ve todos los días en la realidad costarricense.
“En un sistema hospitalario como el de Costa Rica, una persona con covid-19 que necesite hospitalización la va a obtener. Y tenemos registro de cuántas personas entran y cuántas personas salen día con día. Es el mejor reflejo de la realidad”, dijo De Camino.
A esto se le debe unir que personas que llegan al hospital sin tener una prueba de covid-19 pero sí tienen síntomas sospechosos, sí son sometidos a una mientras están en el centro médico para confirmar o descartar la enfermedad. Por ello, el dato es más fiel.
Núñez señala que también hay una razón fisiológica del comportamiento de la enfermedad en el ser humano para considerar que los internamientos son un buen parámetro.
“La fisiología es universal. Todos tenemos el mismo tipo de pulmones, todos tenemos el mismo tipo de células, el virus ingresa a ellas por el mismo tipo de mecanismos en todas las personas. El período de incubación es similar en las personas. Se ha visto que, en las personas que requieren hospitalización esta se debe a un proceso de inflamación que se da aproximadamente al día 7, con esto nos podemos dar una idea de cuándo ocurrió el contagio y seguir la pista”, explicó.
Los especialistas señalan que los pacientes internados pueden constituir una variable importante para cualquier análisis de la pandemia.
“El registro de hospitalizaciones es una variable importante para determinar el efecto de medidas. Las velocidades de hospitalización pueden ser utilizadas para proyectar hospitalizaciones a corto y mediano plazo, y determinar ocupación hospitalaria máxima”, señala el artículo.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Ambos científicos señalan que, independientemente de las medidas que emitan las autoridades nacionales, sí hay cosas que podemos hacer desde nuestros hogares para evitar el contagiarnos y esparcir el virus.
“Nosotros como ciudadanos tenemos que contribuir, que participar. Esa participación ocurre de varias maneras: primero siendo rigurosos con el uso de mascarillas. En el momento en el que salimos de la casa ponernos la mascarilla. En decirles a otras personas que la usen”, apuntó de Camino.
Núñez complementa: “Las mascarillas funcionan. Su uso va a evitar que las gotitas de saliva en donde está el virus lleguen a las demás personas, y si se esparcen menos gotitas de saliva con virus, menos gente enfermará y menos gente necesitará de un hospital”.
También mucho está en nuestro trajín diario.
“Nosotros mismos también podemos tratar de reducir nuestra movilidad. Si acostumbraba a salir sábado y domingo, bueno, salir solo sábado. Si salía dos veces entre semana, salir solo una. Eso contribuye”, añadió.
“Esto es algo colectivo, y la única manera de demostrar que se reduzca la movilidad es con restricciones”, concluyó de Camino.
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