Los avances en las ciencias médicas nos llevan a tener tratamientos más específicos para quienes los necesitan. Algunos de ellos resultan en una mejoría para el paciente, mientras que otros, según las autoridades de salud no llenan vacíos.
Este es precisamente el tema que convoca al Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), representantes de empresas farmacéuticas, investigadores médicos y asociaciones de pacientes en el Hotel Crown Plaza en San José, este martes. Ellos forman parte del “Foro Hablemos de Salud. Medicamentos innovadores: desafío y oportunidad”, evento organizado por La Nación.
Estos medicamentos tienen diferentes aristas: desde la investigación científica, el llegar a más personas, el aumentar la sobrevida y la calidad de vida, pero también pasa por sistemas de regulación y altos precios que mantienen al grueso de la población mundial lejos de estas innovaciones. Para buscar soluciones, el primer paso es que los diferentes actores se sienten a hablar.
Innovación de la mano de la ciencia
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María Clara Horsburgh, gerente médica de la franquicia oncológica de la farmacéutica Roche, habló de cómo, gracias al avance de la ciencia y la medicina personalizada para cáncer, un diagnóstico de una enfermedad como, por ejemplo, un tumor de pulmón, ya no representan una esperanza de sobrevida de apenas dos o tres meses, si no que puede extenderse incluso a más de cuatro o cinco años.
“Cada vez tenemos más oportunidad de analizar. Hay pruebas o tests que brindan resultados de si el tumor tiene genes de interés, proteínas de interés, nos informan qué terapias dirigidas están aprobadas y cuáles están bajo estudio, e incluso, qué estudios clínicos están abiertos”, destacó la investigadora.
Y añadió: “esto (la terapia personalizada en oncología) no es para todos los pacientes, hay algunos que podrán tener una solución con una cirugía, hay tumores para los cuales la solución sigue siendo radioterapia o quimioterapia”.
Mientras tanto, José Josán Aguilar, especialista en medicamentos biológicos y biosimilares, habló de las oportunidades que pueden representar para las personas estos tratamientos.
Estos fármacos tienen como característica el que no son una molécula pequeña creada en laboratorio, si no más bien una molécula sumamente compleja que tiene como materia prima de origen una célula y crea proteínas. Por su misma complejidad no puede ser copiada fielmente como un genérico, pero se logran equivalencias con medicamentos llamados biosimilares.
“Ya en el 2018 tenemos medicamentos biológicos para cáncer, enfermedades mentales, enfermedades neurodegenerativas, enfermedades cardiovasculares, diabetes y enfermedades raras, entre otras”, destacó el especialista.
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Regulación y control
El primer charlista del evento fue el Ministro de Salud Daniel Salas, quien detalló la hoja de ruta que enfrenta la rectoría de salud con respecto a este tema
“No todos los medicamentos innovadores son candidatos de estar en la seguridad social por un tema de costo efectividad. ¿Son realmente innovadores o solo es una mejora de un tratamiento ya existente que sí funciona? No podemos dar algunos medicamentos si ponemos en riesgo la sostenibilidad del sistema”, aclaró Salas.
Román Macaya, presidente ejecutivo de la CCSS también fue enfático en que los precios de estos medicamentos muchas veces son tan altos que se vuelven impagables para los sistemas de salud.
“A veces hay más mercadeo detrás de estos medicamentos innovadores de lo que realmente representan”, subrayó Macaya.
“En enfermedades raras hay tratamientos de $250.000 (más de ¢125 millones), o tratamientos celulares contra leucemia de más de medio millón de dólares, o soluciones para males oculares que cuestan $430.000 por ojo”, agregó.
Macaya propuso una solución para esto, y es el que los pacientes de la CCSS con enfermedades raras que requieren solución médica sirvan como enlace para los ensayos clínicos.
“Muchas veces lo que más cuesta para llegar a tener esos protocolos de investigación son las personas. Nosotros podríamos proporcionar, ser una Caja inmersa en investigación, pero, eso sí, tener a cambio el medicamento gratis durante unas décadas una vez aprobados. Las farmacéuticas sacrificarían un mercado pequeño, Costa Rica, por tener uno más grande, como el resto del mundo”, especificó.
Pero aclaró: “el paciente siempre es el maestro de ceremonia y es el que toma la decisión de si participa o no del ensayo”.
Bivian Pereira, gerente de asuntos corporativos de Cuesta Mora Salud, también habló de la importancia de la investigación clínica y biomédica como una forma de tener acceso a los medicamentos más allá del dinero.
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En busca de acuerdos
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El evento finalizó con un panel en el que participaron Salas y Macaya. Con ellos estuvieron Alexandra Núñez, presidenta de la asociación Tour Rosa, que acompaña a pacientes de cáncer y Álvaro Soto, presidente de la Federación Centroamericana de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma), quienes también buscaron llegar a acuerdos y posibles soluciones.
Núñez se mostró preocupada por el camino que muchos asegurados deben recorrer para obtener sus medicamentos.
“Mientras una persona se le niega un medicamento y lo busca y llega a la Sala Cuarta y esta se lo concede pasa muchísimo tiempo. ¿Y qué hace el paciente mientras tanto?” cuestionó Núñez.
Por su parte, Soto recalcó: “posibilidades hay, abrámoslas. Démonos la oportunidad de tener ese sistema realmente solidario. Como paciente yo quiero que la seguridad social sea mi esperanza y uno una gotita de incertidumbre”.
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