Un hombre de 35 años estaba pelando cocos en el 2013, cuando, por accidente, el cuchillo usado tocó un cable eléctrico que generó una descarga, la cual le quemó la parte inferior de su cuerpo y le ocasionó la amputación de parte de ambas piernas, así como de gran parte de su pene.
De acuerdo con las propias declaraciones de este vecino de Quepos, quien solicitó el anonimato, esto le restaba posibilidades de llevar una vida normal, en cosas cotidianas para él como mantener relaciones sexuales con su pareja y orinar.
Especialistas de los hospitales México y San Juan de Dios encontraron una solución: reconstruir su pene y uretra, utilizando para ello los tejidos de su brazo izquierdo.
Esta solución no le permitiría tener relaciones sexuales inmediatamente, pero sí se le podía reconstruir una uretra que le facilitara orinar de pie con normalidad y, con el tiempo, tener un dispositivo que sí le posibilitara tener coitos.
Se trata de la primera cirugía de este tipo en el país y son pocos los procedimientos iguales en todo el mundo, debido a la rareza del caso y a la especialización necesaria para realizarla.
“Al hombre se le salvó la vida y físicamente se encontraba bien, pero su salud emocional estaba muy decaída. Para él era muy importante tener su pene con todas las funciones. Su ánimo estaba muy deteriorado. Desde la operación, tanto él como su familia indican que “se sienten mejor”, comentó Carlos Centeno, cirujano plástico que lideró el procedimiento de reconstrucción.
Fue entonces cuando se coordinó con especialistas del Hospital México para llevar a cabo la restauración del pene.
Se utilizaron técnicas de supermicrocirugía, pues algunos vasos capilares son muy angostos, como de 0,5 milímetros de grosor. En esta técnica se usan cámaras e instrumentos diminutos para hacer incisiones menores que afecten lo menos posible la salud del paciente y tengan un mejor resultado estético.
La cirugía involucró a anestesistas, cirujanos plásticos y urólogos, además de personal de enfermería y asistentes. El procedimiento duró 12 horas.
Como primer paso, los especialistas tomaron un colgajo de su brazo izquierdo (pues este paciente es diestro y no querían afectar sus funciones). Un colgajo es un tejido que tiene piel, nervios, músculo y vasos capilares.
“El brazo tiene dos arterias: la cubital y la braquial. Se tomó una de ellas. Con la otra, el brazo puede funcionar perfectamente”, explicó el cirujano Centeno.
Con este colgajo se comenzó a darle forma al pene y se le hizo una uretra para que pudiera orinar normalmente.
Cuando estuvo formado el pene, se le suturó al tejido que tenía de su miembro original.
“Al principio se le pone una sonda en la vejiga durante un mes, luego se le pone a orinar para cerciorarse de que todo está bien”, detalló Centeno.
Recuperación. El proceso de recuperación para este paciente no es sencillo, pues las lesiones que tuvo con el accidente eléctrico fueron de gravedad.
El volver a su vida sexual todavía tomará un tiempo. Para evitar posibles daños, sus testículos se “guardaron” en la parte interna de su pierna.
Los médicos deberán diseñar un escroto para colocar allí sus testículos.
“Los espermatozoides pueden permanecer allí sin riesgos entre seis y ocho meses más. Ya después de eso, sí habría problemas con su fertilidad, pero confiamos en que pueda estar listo en menos tiempo. El semen saldría por la uretra”, manifestó Centeno.
“La sensiblidad es muy importante, pero, a la larga, el asunto sexual es muy cerebral y, por eso, la parte emocional es muy importante”, agregó.
Una vez que tenga los testículos en su nuevo escroto, este hombre tendrá una bomba de vacío, un dispositivo que se le colocará y permitirá que el pene se endurezca cuando se necesite.
El paciente continúa en recuperación y los médicos estiman que aún deben pasar varios meses para evaluar los resultados, aunque los avances indican que va por buen camino.