A Marco Monge se le extirpó parte de la lengua el 21 de diciembre debido a un tumor y en la misma operación se le reconstruyó ese órgano, para lo que se utilizaron tejidos del brazo izquierdo.
“Me dolía mucho la lengua, la sentía inflamada e hinchada. Resultó ser un tumor. Me operaron y, la verdad, ahora me siento mucho mejor; ya puedo hablar bien y ya estoy volviendo a comer poco a poco”, contó Monge.
Monge es uno de los primeros pacientes en someterse a una microcirugía que el Hospital San Juan de Dios realiza desde noviembre pasado, y que consiste en reconstruir los tejidos que fueron extirpados utilizando los de otras partes del cuerpo. Otros hospitales, como el México y el Calderón Guardia, también aplican esta técnica.
Desde noviembre, cinco personas han recibido este tipo de cirugía en el San Juan de Dios; tres de ellos son pacientes con cáncer. A uno se le reconstruyó la mandíbula con tejidos y hueso de una pierna; a otro se le reconstruyó la lengua con tejidos del antebrazo, y a uno más la mandíbula y la mejilla con tejidos de una pierna.
“Es una cirugía muy compleja. Se dura de nueve a 21 horas en ella, pero los resultados son muy buenos”, comentó Josías Juantá, cirujano oncólogo y microcirujano a cargo de las intervenciones.
Con este procedimiento se puede reconstruir piel, músculos, hueso y arterias o venas de menos de un milímetro de grosor.
“Es una microcirugía de mucha complejidad y en la que tenemos que usar lupas y microscopios muy específicos para trabajar a niveles muy pequeños. Muchas veces tenemos que trasladar arterias y venas, y para ‘amalgamar’ esas arterias y venas pequeñas y delgadas, necesitamos ese tipo de lupas”, añadió.
Sin embargo, los pacientes deben continuar su tratamiento de quimioterapia o radioterapia para controlar el cáncer.
El primer paso es extirpar el tumor. Luego se extraen las partes del cuerpo que servirán para la reconstrucción. Estos tejidos se ponen en un molde y se les da forma. Después se colocan donde estaba el tumor y se “unen” los vasos sanguíneos con microcirugía.
Las partes del cuerpo que se “donan” para la reconstrucción no son vitales para la función del cuerpo.
“El paciente no pierde ni la movilidad ni las funciones de la parte del cuerpo que se le remueve”, dijo Gustavo Vargas, cirujano maxilofacial que participa de las cirugías.
“Todavía no puedo comer cosas muy duras; por ejemplo, el bistec me lo dan en pedacitos, pero cada vez estoy mejor”, dijo.
Al igual que Monge, Delfi Cabrera también se recupera favorablemente. Él fue sometido a una cirugía en la que se le extirpó un tumor en la mandíbula y luego se le reconstruyó con el hueso el 28 de noviembre anterior.
“El dolor que tenía ya se me quitó casi del todo. Me siento cada vez mejor. He reaccionado de lo más bien a la operación”, expresó Delfi Cabrera.