Entre las áreas que muestran mayor rezago en vacunación, con al menos el 25% de la población mayor de 12 años aún sin inocular, hay siete populosas comunidades de San José, donde los equipos vacunadores deben sortear obstáculos, muy distintos a los vistos en áreas rurales y costeras, para llegar a los que faltan de proteger.
Estos lugares son Goicoechea 1, que atiende a los vecinos de Los Cuadros, Ipís, Purral, Mata de Plátano, Bella Vista, Américas y Jaboncillal, Desamparados 2 –que abarca El Llano, Higuito, Jericó, San Miguel, San Rafael Arriba y San Rafael Abajo–, Aserrí, Tibás (sector atendido por Coopesaín) y Alajuelita. La lista la completan San Francisco-San Antonio y San Sebastián-Paso Ancho.
Dentro de sus desafíos está la heterogeneidad de los grupos, así como los constantes cambios de domicilio que caracteriza a estas familias o individuos lo que dificulta a las áreas de salud identificar a quién deben llegar.
Otra dificultad con la que se han topado los funcionarios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) es que muchos se niegan a recibir vacunas de AstraZeneca y exigen la de Pfizer, de la contrario, rechazan el fármaco, aparte de los temores a efectos secundarios que surgen de informaciones falsas.
A diferencia de lo visto en áreas de salud con mayor éxito, en estos lugares las versiones sin sustento científico sobre supuestos efectos de estos productos han calado más.
Para Fabián Carballo, director del Área de Salud Goicoechea 1, desde que se hizo la campaña “Vacunacción”, en setiembre pasado, se veía que el interés había mermado y quienes realmente querían estar protegidos ya estaban inoculados. A los que estaban pendientes había que convencerlos o bien ellos mismos buscaron la vacuna movidos por la necesidad de un esquema completo para acceder a actividades recreativas.
Según Carballo, también lidian con los frecuentes movimientos de los individuos lo que les impide tener certeza de cuántas y cuáles personas viven en su territorio de adscripción. La zona de Los Cuadros, en Purral, ha sido la que más difícil ha sido dar el seguimiento. En cambio, áreas como Mata de Plátano, donde la población tiene mayor escolaridad y poder adquisitivo, las personas estaban más pendientes y buscando vacunarse.
“El reto es Los Cuadros y la razón principal es la falta de arraigo. Tenemos población que se pasó a vivir esta semana, que venía, por ejemplo, de Pavas. Hay población migrante que viene, habita una casa de un conocido o familiar, y cuando consiguen trabajo se van a otro lugar. Es una población flotante a la que cuesta vacunar”, explicó.
Para el funcionario, el mayor éxito se dio cuando hubo una apertura a inmunizar a las personas independientemente de su condición migratoria.
“Cuando en enero comenzamos la vacunación de adultos mayores que teníamos ya documentados íbamos a esos sectores y nos decían que esa persona ya no vivía ahí. Son personas que probablemente en un momento accedieron a los servicios de salud, pero dejaron de vivir ahí”, expresó Carballo.
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Falta de información y preferencias
En Desamparados 2, también hay marcadas diferencias sociales. Rebeca García, directora del Área de Salud de Desamparados 2, administrada por Coopesalud, señaló que se identifican tres estratos sociodemográficos: zonas urbana, urbana marginal y rural. Sin embargo, para todos la principal preocupación es asegurar el alimento diario.
Otras diferencias se dan en la densidad. Por ejemplo, en el distrito San Rafael Abajo se tiene la mayor concentración por kilómetro cuadrado del cantón, mientras que en lugares como Higuito y Jericó se presenta mayor dispersión.
Cuando se les pregunta a las personas por qué rechazan el biológico, señalan desconfianza en su eficacia, falta de información sobre el producto, así como la restricción para elegir el fármaco.
Para llegar a más personas, no solo se mantienen los puestos de vacunación usuales, también se realizan recorridos con vacunatorios móviles en distintos barrios o puntos de referencia de la población. Además se realizan publicaciones semanales en redes sociales y en pizarras informativas en las sedes de Ebáis para mantener informados a los usuarios acerca del proceso de vacunación para su acceso.
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Diferencias en demanda
Mientras cientos de adultos mayores hicieron fila durante horas para poder tener una tercera dosis en el vacunatorio de la Universidad Hispanoamericana en Tibás, esta área de salud también enfrenta retos para llegar hasta quienes han rechazado este fármaco.
Vilma Malespín, directora de Enfermería del Área de Salud de Tibás administrada por Coopesaín, señaló que por la cercanía de Tibás con el centro de San José hay muchas “casas dormitorio”, en donde la gente sale a trabajar en las mañanas y regresa únicamente a dormir.
“La gente que falta es la menor de 58 años, muy probablemente están laborando y otras no están de acuerdo con la vacunación. Hay muchos mitos”, afirmó Malespín.
Tener vacunatorios sábados y domingos, ir a empresas, locales comerciales y casa por casa ha sido parte de la estrategia. La profesional destaca que los usuarios siempre han tenido buena comunicación con los centros de salud.
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