En julio de 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó una nueva Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés) a una enfermedad que despertaba inquietudes: la mpox o, como se conocía en aquel entonces, “viruela del mono”. A Costa Rica, la enfermedad llegó ese mismo mes, en un hombre de 34 años.
Pasado un año, en el país se han confirmado 226 pacientes, el 44,84% de los casos sospechosos a los que se les hizo la prueba de laboratorio. El último enfermó se registró en la semana epidemiológica 16, que transcurrió del 16 al 21 de abril, una semana antes solo se había registrado un positivo.
Desde entonces no se han registrado más afectados, aunque la vigilancia continúa. El Ministerio de Salud sigue analizando posibles casos sospechosos, pero se han descartado.
“Después de la última semana de 2022, la más alta desde que la enfermedad entró, en la que tuvimos 19 casos, se comenzó a dar una reducción que se intensificó en la semana 7 de este año (mediados de febrero)”, confirmó a La Nación Mariela Marín Mena, directora general de Salud del Ministerio.
A nivel mundial, la situación también está a la baja desde inicios de año. El estatus de PHEIC solo se mantuvo 10 meses, en mayo de 2023 la OMS lo levantó. En ese momento, la enfermedad ya había bajado en un 90% desde el momento con mayor incidencia.
¿Qué pudo suceder? Son varias las hipótesis que los especialistas tienen. Al declarar el final de la PHEIC, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, mencionó dos principales: una mayor inmunidad en las personas, lo que haría que la transmisión fuera más lenta y que las personas hubieran aprendido los cuidados necesarios para evitarla.
Marín coincidió con ambas. Para el caso costarricense, añadió, también ayudó que se tuviera un lineamiento desde antes de que la enfermedad entrara al país y se definiera la acción de las diferentes instituciones involucradas.
En los países desarrollados, la vacunación también jugó un rol, pero esto no se vio ni en Costa Rica ni en la mayoría de las naciones, ya que no hubo campañas para la población de más riesgo.
El virus y su transmisión
Antes de repasar las razones dadas por el director de la OMS también debe tomarse en cuenta un aspecto relacionado con el virus y su forma de transmisión. A diferencia de virus mucho más infecciosos o, por así decirlo, “pegajosos”, el mpox no se transmite por aerosoles (como la covid-19).
De acuerdo con el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), la transmisión ocurre cuando una persona entra en contacto con el virus a través de un animal, humano o materiales con el patógeno. El virus entra al cuerpo a través de heridas abiertas en la piel (aun en las más pequeñas y que no son visibles), tracto respiratorio o las membranas mucosas de los ojos, nariz o boca.
Esto hace que para infectarse se requiera un contacto mucho más cercano con alguien que está contagiado. Esta dificultad también ayudó a que la cantidad de contagios no creciera de forma rápida ni se dieran brotes mayores, como sí ocurre con la influenza, la diarrea o la covid-19.
Aunque no se definió específicamente como una enfermedad de transmisión sexual, sí estaba relacionada con el contacto sexual, ya que en estas prácticas la estrechez física es mayor y, además, es más fácil que se den rupturas en tejidos. La población que más presentó esta infección eran los hombres que tenían sexo con hombres.
Inmunidad natural
A diferencia de otros virus como la influenza o la covid-19, el virus causante de la mpox es más estable, sin tantas mutaciones. Además, por la forma de transmisión hace que sea menor el riesgo.
Jacco Wallinga, jefe de Epidemiología del Instituto Holandés de Salud Pública, dijo a la revista Science que, conforme la población más expuesta al virus comenzó a enfermar también adquirió inmunidad y eso hacía que no volvieran a contagiarse ni a contagiar a otros.
“Dado que las personas con mayor cantidad de parejas sexuales tienen mayor riesgo de infección, la baja en la transmisión causada por la protección que da la inmunidad natural es muy rápida”, explicó Wallinga.
El infectólogo Samuel Brand, de la Universidad de Warwick, en Reino Unido, indicó a Science que una vez que la población de mayor riesgo supo las formas de transmisión y cómo cuidarse se redujo la cantidad de casos e hizo más lenta la transmisión.
Su única preocupación es que las personas se confíen al ver tanta baja en los casos y dejen de lado los cuidados.
Enfermedad no ha desaparecido
Marín indicó que, aunque Costa Rica no registre casos desde hace más de dos meses, no quiere decir que la enfermedad haya desaparecido del todo, pues podría resurgir. Por ello, el Ministerio no ha dejado la vigilancia y se les hacen pruebas a todos los sospechosos.
En este sentido, la jerarca recordó los síntomas, para que las personas estén pendientes y consulten a tiempo.
- Brotes, que usualmente comienzan en las palmas de las manos o cara y que luego se esparcen por el cuerpo. Aparecen luego de dos o tres días de síntomas. No en todos los casos generan comezón. Al igual que con la varicela o sarampión, pueden dejar cicatrices.
- Fiebre.
- Formación de úlceras en diferentes partes del cuerpo, pero son usuales en boca y genitales.
- Debilidad.
- Malestar general.
- Dolores musculares y de cabeza.
- Escalofríos.
De acuerdo con el CDC, la enfermedad dura de dos a cuatro semanas.