Los escolares costarricenses muestran los índices de obesidad más altos en comparación con niños de otros nueve países de América Latina.
En una investigación realizada con alumnos de escuelas públicas de la región, de entre 6 y 11 años de edad, los ticos presentaron, en promedio, un 29,1% de grasa en su cuerpo.
Tal porcentaje resulta muy elevado si se considera que el 70% del organismo humano está constituido por agua y el restante 30% es grasa, músculos y huesos.
A Costa Rica, le siguen Venezuela (28,9%), Panamá (28,2%) y Chile (28%) con los porcentajes más altos de grasa.
El estudio, que se inició en el 2006 y cuyos primeros datos se divulgaron la semana pasada, señala que el 31,2% de los ticos evaluados estaba por encima del índice de masa corporal (IMC) indicado.
La investigación fue financiada por la Agencia Internacional de Energía Atómica. En nuestro país, estuvo a cargo de la Escuela de Nutrición y del Instituto de Investigaciones en Salud, ambas pertenecientes a la Universidad de Costa Rica (UCR).
Se determinó, además, que los escolares ticos sí alcanzan una estatura acorde con su edad.
En contraposición, los niños de Guatemala y Bolivia muestran altos porcentajes de “achicamiento” en algún nivel.
De acuerdo con Xinia Fernández, investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR), la primera causa de sobrepeso y obesidad en edades escolares son los malos hábitos de alimentación.
“Pasamos de una cultura de comer en casa a comer afuera. También entramos a la globalización que transformó los hábitos de alimentación de las familias”, expresa Fernández.
La falta de actividad física, tanto en la escuela como en el hogar, agrava la situación.
Señal de alerta. Los casos de sobrepeso y obesidad en niños podrían marcar una tendencia a futuro.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las proyecciones para el año 2020 apuntan a que Costa Rica será uno de los seis países con mayor obesidad en escala mundial, al lado de Venezuela, Guatemala, Uruguay, República Dominicana y México.
La última Encuesta de Nutrición del 2008-2009 indicó que el 21,4% de los menores costarricenses entre los 5 y 12 años presentaban algún grado de sobrepeso.
La creciente cantidad de menores de edad obesos incluso ha provocado el colapso en algunos de los servicios de salud en el país.
Érick Richmond, jefe de Endocrinología del Hospital Nacional de Niños, comenta que el centro médico tuvo que cerrar la consulta por obesidad debido a que no daban abasto con los casos que se presentaban diariamente.
“Lo que hicimos fue capacitar a pediatras en el ámbito regional para que se hicieran cargo de los pacientes”, explica Richmond.
La falta de programas de salud para prevenir la obesidad y el sobrepeso, ligado a las actitudes de los ticos, son los principales factores de riesgo.
“Las autoridades de salud se preocupan por el dengue, pero la obesidad la están dejando de lado. Es más fácil matar zancudos que decirle a la gente que cambie su estilo de vida”, critica Fernández.
Cambio de actitud. El principal consejo que ofrecen los especialistas en nutrición es dar el ejemplo a los niños desde el hogar.
“Se trata de crear hábitos. Los primeros que tienen que empezar a comer de manera más balanceada son los padres de familia”, considera la nutricionista Natalia Hernández.
La educación es la principal medida para prevenir el sobrepeso. Sin embargo, el trabajo debe realizarse en conjunto desde los centros educativos y el hogar.
Según los expertos, Latinoamérica presenta altos índices de obesidad debido a una dieta cargada de carbohidratos.
“Tenemos el típico casado de arroz y frijoles que está bien, pero, además, le agregamos plátano y tortilla. Hay que hacer un mejor balance”, apunta Hernández.
El desayuno no debe faltar en la crianza de un niño en edad escolar, ya que permite activar el metabolismo. Durante el resto del día, deben cumplirse los tiempos de almuerzo y cena, con dos meriendas entre cada una de las comidas.
No hay que olvidar que la dieta de un niño debe contener al menos tres porciones de fruta (taza y media) y dos de vegetales.
En la lonchera de los niños se deben evitar los alimentos empaquetados como jugos y galletas, debido a su alto contenido de preservantes.
En su lugar, se recomienda preparar meriendas en casa como frescos naturales y fruta picada.
Los esfuerzos por alimentarse de manera más adecuada deben ser acompañados por mayor actividad física, tanto en la escuela como en la casa.
Tres horas a la semana son suficientes para que los menores de edad gocen de salud.
“No se trata de meter a los niños a un gimnasio. Su ejercicio es el juego; hay que darles espacios para la recreación”, opina María Laura Matamoros, especialista del Centro de Nutrición Larisa Páez.