El plasma de personas que se recuperaron de covid-19 no debería ser utilizado como tratamiento contra esta enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó la tarde de este lunes que no hay evidencia que indique que este producto mejore la supervivencia o atenúe las complicaciones de quienes padecen este mal.
La sustancia solo debería ser utilizada dentro de protocolos de ensayos clínicos para personas con enfermedad severa o crítica, pero no ofrecida como terapia. En quienes tienen síntomas leves o moderados, la autoridad recomienda “fuertemente” no utilizarlos.
“Pese a que inicialmente ofrecía esperanzas, la evidencia muestra que no mejora la supervivencia ni reduce la necesidad de ventilación mecánica y es costosa y consume mucho tiempo para quien lo administra”, señaló la OMS en un comunicado oficial.
En Costa Rica esta opción se utilizó desde mayo de 2020 para pacientes hospitalizados. A febrero de este año, 905 nacionales la habían recibido. El plasma provenía de la donación de 1.695 individuos que lograron superar esa enfermedad. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no brindó resultados de si funcionó o no en los usuarios.
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Los resultados
La OMS se basa en el análisis de 16 ensayos clínicos en los que participaron 16.236 pacientes de todo el mundo. Los resultados fueron publicados en la revista British Medical Journal (BMJ). Esta es la sétima versión de una publicación periódica de la BMJ en donde se evalúa la evidencia de tratamientos que son utilizados en quienes tienen el virus con diferentes niveles de sintomatología.
En los pacientes con enfermedad leve o moderada, el plasma convaleciente solo significó una muerte menos por cada 1.000 personas (0,1%). Las probabilidades de evitar ventilación mecánica se redujeron en dos por cada 1.000 personas (0,2%).
En cuanto a enfermedad severa, solo se vieron nueve muertes menos por cada 1.000 pacientes y solo seis personas en ventilación asistida por cada 1.000 individuos. No hubo diferencias en los días de hospitalización ni días sometidos a ventilación mecánica.
En quienes tenían síntomas críticos, se vieron siete muertes menos por cada 1.000 pacientes. No hubo cambios en necesidad de ventilación asistida ni en tiempo de estadía en hospital.
“Los investigadores también notaron muchos obstáculos prácticos, como la necesidad de identificar a los posibles donantes y confirmar sus niveles de anticuerpos, así como para recolectar, almacenar y administrar el plasma. Esto hace todavía más complicado su uso como tratamiento”, subrayó el comunicado.
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