En el último año, el brote de sarampión que se ha visto en Europa ha cobrado 35 víctimas mortales: 31 en Rumania, dos en Italia, una en Alemania y una en Portugal.
Así lo alertó la mañana de este martes la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El último fallecimiento fue de un niño italiano de seis años. Solo en este país se han dado 3.300 casos de esta enfermedad desde junio del 2016.
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"Cada muerte o discapacidad causada por este padecimiento, que es prevenible por vacunas, es una tragedia", comentó en el comunicado de prensa Zsuzsanna Jakab, directora regional de la OMS en Europa.
"Estamos muy preocupados de que, aunque hay una vacuna eficaz y accesible, el sarampión sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños en el mundo, y Europa no es la excepción. Debemos mantener los niveles de vacunación altos para evitar esto", agregó.
La OMS recuerda la importancia de que los niños reciban dos dosis de la vacuna contra el sarampión (en Costa Rica la primera se aplica a los 15 meses y la segunda, a los siete años) e insta a que los adultos que no tienen ambas dosis se vacunen, pues con solo una no se alcanza el nivel de protección necesaria.
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¿A qué se deben estas muertes? Los especialistas apuntan a que algunos padres, desde hace años, han dejado de vacunar a sus hijos y esto ha bajado la tasa de inmunización de la población.
El riesgo no es solo para los no vacunados, pues se baja la tasa de "inmunidad rebaño": cuando más individuos están protegidos contra una enfermedad, es más difícil que surja, y así se protege a niños con sistemas inmunitarios débiles (como quienes nacen enfermos y no pueden ser inoculados).
"Hay quienes piensan en que es mejor crear inmunidad natural y dejar que el organismo cree sus propios anticuerpos. Sin embargo, está comprobado que, después de la potabilización del agua, las vacunas son la medida de salud pública que más vidas ha salvado", comentó Roberto Arroba, coordinador de inmunizaciones del Ministerio de Salud.
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"Además, el sarampión no es solamente un brote en la cara y el cuerpo o un poco de fiebre, puede tener consecuencias muy serias, puede hospitalizar, y como ya vimos en estos casos en Europa, hay gente que puede morir", añadió.
Virus de cuidado
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa, causada por virus. Se propaga por contacto mediante gotitas provenientes de la nariz, boca o garganta de una persona infectada. Los estornudos y la tos lanzan gotas contaminadas al aire.
Los síntomas, por lo general, comienzan de 8 a 12 días tras la exposición al virus (periodo de incubación), pero las personas pueden contagiar a otros desde el primer momento en que se exponen al microorganismo. Estos síntomas incluyen erupciones en la piel que causan comezón, tos, fiebre, dolor muscular, conjuntivitis y dolor de garganta.
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La enfermedad suele ser leve o moderadamente grave;sin embargo, pueden darse complicaciones como neumonía, diarrea, ceguera y encefalitis (infección del cerebro que causa inflamación).
Las hospitalizaciones alcanzan entre 20% y 25% de los casos. La mortalidad es del 0,2%, casi siempre en menores de cinco años.
Brotes en otros países
La baja en la vacunación también ha generado brotes en otros países, como Brasil y Estados Unidos, donde en el 2014 se dio uno de los más grandes. Ese año, hubo un número récord de 668 casos en 27 estados. El 82% de los pacientes no estaba vacunado.
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En California, entre el 2008 y el 2015, la cantidad de padres que se oponen a que les pongan vacunas a sus hijos subió de 3,1% a 8%. Arguyen motivos que van desde desconfianza en las farmacéuticas, hasta la creencia de que ciertas vacunas causan autismo.
Muchas de las decisiones de los grupos antivacunas se debieron a una publicación que realizó en 1998 el británico Andrew Wakefield. Su reporte en la revista médica The Lancet, aseguraba que 12 niños sanos que recibieron la vacuna de sarampión, rubéola y paperas presentaron problemas neurológicos como autismo. De acuerdo con Wakefield, el "timerosal" –una sustancia conservante con base en mercurio–, era la causante de estos padecimientos.
Ante la alarma, las vacunaciones en Inglaterra y Gales cayeron de un 98% a menos del 80% entre 1998 y el 2004, y los casos de sarampión subieron de menos de 100 en 1998 a más de 1.000 en el 2004. El país tuvo que realizar campañas de vacunación, y logró elevar muy lentamente su cobertura. Las políticas de salud salieron caras, puesto que no solo debían vacunar a bebés, sino también a niños y a adolescentes.
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Después de la publicación de Wakefield,se realizaron otras 20 investigaciones para intentar comprobar si había conexión entre la vacuna y el autismo, y todas ellas demostraron lo contrario.
El 2 de febrero del 2010 The Lancet se retractó de publicar el estudio de Wakefield y afirmó que no existe conexión entre vacunas y autismo. El 16 de mayo de ese mismo año Wakefield fue despojado de su licencia para ejercer la Medicina en el Reino Unido.
Medidas en Costa Rica
En Costa Rica, el sarampión está erradicado desde el último caso autóctono que se presentó en 1999. En el 2014 se vio un caso "importado" (la persona se infectó en otro país), por lo que no se cuenta dentro de las estadísticas del virus.
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Las tasas de vacunación superan el 90%; empero, se toman medidas para aumentar la cobertura lo más posible.
"Por ley, los niños deben estar vacunados para entrar a la escuela. Sin embargo, como la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) realiza visitas a centros educativos en distintos momentos del año, pensamos coordinar con el Ministerio de Educación Pública para que recuerden a los padres lo importante de esta vacunación y que estén informados de los momentos de aplicar la vacuna", aseveró Arroba.