Hace nueve meses, Nancy Murillo se estrenó como mamá. En este tiempo ha desarrollado un sentido del oído que no tenía antes y al que su esposo no le encuentra explicación.
“El menor ruidito que pueda estar haciendo mi hijo ya me despierta. Antes yo dormía la noche completa y no me despertaba nada. Ahora me despiertan sonidos de mi hijo que mi esposo no percibe, pero que sí existen”, comentó Murillo.
Ese es uno de lo que muchas personas llaman los “superpoderes” de las madres.
Aunque se han invertido años en su estudio, la evidencia científica aún no logra demostrar el sentir popular resumido en la frase: “No entiendo cómo mi mamá logra hacer todo eso”.
Milka Yataco también es madre. Tuvo su primera experiencia hace 14 años y ahora espera a su tercer bebé. Ella considera que, al ser mamá, de verdad se desarrollan poderes y añade, desde su experiencia, que estos no se extinguen aunque el tiempo pase y los hijos crezcan.
“Yo, con mi hijo de 14, sé cuándo duerme, cuándo está desvelado, cuándo está enfermo, cuándo se siente mal o bien, aunque no me lo diga. Uno lo sabe. La conexión que uno tiene con un hijo es muy grande. Desde que nacen, uno empieza a oírlo todo; cosas que nadie más oye, hasta la respiración de tu hijo”, resumió esta educadora.
Y no es solo su palabra. Es algo que los maridos notan. Steven Rodríguez tiene un hijo de tres meses y cuenta de la transformación que ha observado en su esposa desde que es madre.
“Se despierta varias veces en la noche diciendo que oye llorar al bebé. Yo al principio no le creía, porque no oía nada, pero sí era cierto. Otra cosa que no entiendo es cómo, si casi no duerme, siempre tiene energía como si durmiera nueve o diez horas. Y siempre le alcanza el tiempo para todo; es algo de lo que me gustaría tener la receta”, afirmó Rodríguez.
¿Qué dice la ciencia? Hay quienes sostienen que estas habilidades son parte propia de la biología; otros, que son destrezas que las mujeres siempre tuvieron, pero que, al no necesitar de ellas anteriormente, desconocían de su existencia y sus alcances.
La bióloga y sexóloga venezolana Isbelia Segnini considera que sí hay una explicación natural para estas destrezas.
“Biológicamente, ya eres mamá y no hembra: un bebé depende de ti para vivir. Particularmente si estás dando de mamar, los altos niveles de prolactina (hormona que estimula el desarrollo mamario y producción de leche) y la baja en la testosterona, te harán pasar más pendiente de tu bebé, y con eso, se agudizan tus sentidos y hasta tu ciclo de sueño cambia”, explicó la especialista.
“También tiene su lado negativo en la vida sexual de la pareja, porque la acción de estas hormonas reduce el deseo sexual y la lubricación”, añadió.
Por otra parte, la química Maureen Smith, de la Asociación Estadounidense de Química, comentó que estos cambios biológicos se ven desde el embarazo, especialmente la mayor sensibilidad en el olfato.
“Como muchas otras cosas en el embarazo, los cambios en los sentidos que las mujeres experimentan están relacionados con las hormonas. Durante el embarazo, aumentan los niveles de estrógenos y, conforme esos aumentan, también las mujeres se vuelven más conscientes de sus sentidos, especialmente del olfato y del gusto”, aseveró.
Sin embargo, la evidencia no es tan contundente cuando se habla de otros asuntos, como mayor energía, mejor distribución del tiempo y organización, y hasta una memoria con más retentiva.
“Hay cosas que la gente habla de las mamás en cuanto a energía, distribución del tiempo y hasta una mejor memoria, pero la ciencia no ha podido demostrar que esto sea cierto luego de un parto. Es posible que ellas se adapten mejor a los cambios con un bebé, pero no necesariamente se deba a que algo pasa en su cuerpo o su cerebro”, dijo Smith.
En el caso de los hijos, para ellos no importa cuánto tiempo pase, pues consideran que su mamá siempre tiene superpoderes.
“Ya tengo más de 40 años y mi mamá sigue siendo mi heroína. Aún no sé cómo hace para saber lo que me pasa, para encontrar las cosas que yo creía perdidas y para extender las horas. Creo que nunca lo sabré”, concluyó Marco Tulio Rodríguez, administrador de 42 años.
A su lado, su madre, Claudia Gamboa, de 67 años, simplemente responde entre risas: “yo no sé la respuesta, nada más puedo decir que es algo que me llegó desde que nació mi primer hijo”.