Una persona parece estar libre del virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida), después de haber recibido un trasplante de células madre.
Según reportó este martes la revista científica Nature, este paciente –cuya identidad, sexo, nacionalidad o edad no han transcendido y se le conoce como el “paciente Londres”– recibió un trasplante de células madre en el que se reemplazaron sus células blancas por células resistentes al VIH.
Este individuo, que fue infectado con VIH en 2003, dejó de tomar terapia antirretroviral después del trasplante y, 18 meses después, el virus no se detecta en su sangre.
¿Quiere esto decir que está “curado”? Los científicos aseguran que es muy pronto para saberlo, el virus podría regresar.
Este es el segundo caso en la historia que presenta estas características. El anterior fue difundido en noviembre del 2008. Se trata del estadounidense Timothy Ray Brown, quien fue llamado “el paciente Berlín”, pues fue sometido a este mismo tipo de trasplante de células madre en Alemania. A la fecha, el norteamericano sigue sin rastros de VIH.
“Este paciente fue sometido a exactamente el mismo tipo de trasplante que Brown. Hay una buena razón para esperar que se tenga el mismo resultado”, aseguró a Nature Andrew Freedman, médico infectólogo de la Universidad de Cardiff.
Trasplante con donante muy específico
¿Cómo se utilizaron las células madre para “librar” a estos pacientes del VIH? Los especialistas aseguran que no se trata de una técnica sencilla. Además, conlleva riesgos, por lo que no es apta para todos los portadores del virus.
Tanto Brown como el “paciente Londres” tenían un linfoma de Hodgking (un tipo de cáncer en la sangre) que no respondía a la quimioterapia. La única solución viable era un trasplante de médula ósea. En este tipo de trasplantes, las células de la sangre de la persona enferma se destruyen y se colocan células madre de un donante sano.
El nuevo paciente fue diagnosticado con cáncer en el 2012 y fue sometido al trasplante en el 2016, luego de ver que no reaccionaba a la quimioterapia.
Pero los científicos y médicos no buscaron cualquier donante saludable para estos pacientes. Nature destaca que el equipo, liderado por el infectólogo Ravindra Gupta, de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, buscó a un donante con una genética particular, es decir, que contara con una mutación propia que impidiera la infección con VIH.
La explicación es esta: para que el VIH ingrese al cuerpo humano necesita dos “puertas de entrada”: los genes receptores CD4 y CCR5, una vez que el virus “burla” este acceso infecta a células de defensa llamadas lifoncitos T e ingresa al organismo.
No obstante, hay personas con una mutación del CCR5 llamada CCR5 delta32. Esta variante hace que el gen codifique una proteína “defectuosa” y que impide al CCR5 funcionar como puerta de entrada, entonces el virus no tiene forma de ingresar al cuerpo.
Cada persona hereda dos copias del gen CCR5 (una del papá, una de la mamá, como sucede con todos nuestros genes). Quienes tienen las dos copias de CCR5 con la mutación delta32 (cerca del 1% de la población mundial) son inmunes a la infección. Esto quiere decir que el virus nunca podrá entrar al cuerpo.
La mutación delta32 del gen CCR5 también ha sido utilizada para prevenir el VIH en otras instancias. Por ejemplo, esta fue la técnica utilizada por el chino He Jiankui para modificar genéticamente los embriones de las gemelas “Lulu y Nana”, hijas de un portador del VIH. Al editar su genética con esta mutación, las niñas no tienen posibilidad de infectarse con el virus.
En cuanto al caso del “paciente Londres”, los investigadores indican que el trasplante reemplazó satisfactoriamente los góbulos blancos del paciente con la variante genética resistente al VIH. Las células del individuo tratado dejaron de expresar el receptor CCR5.
Los científicos extrajeron algunas de estas células del sujeto y trataron de reinfectarlas con VIH en el laboratorio y no les fue posible. Ya habían generado resistencia a la infección.
El equipo vio que el virus desapareció por completo de la sangre del paciente. Según detalla el reporte en Nature, la persona dejó de tomar la terapia antirretroviral 16 meses después del trasplante.
Usualmente, el virus regresa al cuerpo luego de dos a tres semanas de dejar el tratamiento; sin embargo, en el último seguimiento médico del “paciente Londres”, 18 meses después de dejar los medicamentos, aún no hay señales del VIH en su sangre.
No obstante, los médicos aseguran que aún debe esperarse para determinar si se trata de una cura o de si simplemente el virus se “aleja” de la persona por un período más prolongado.
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¿Este trasplante podría ser una solución en la búsqueda de una cura para el sida? Los científicos y médicos son enfáticos en que no. Solo el hecho de ser sometidos a un trasplante de médula ósea puede ser sumamente peligroso para algunos portadores del virus.
En entrevista con Nature, Graham Cooke, investigador del Imperial College de Londres, señaló que esto no sería eficaz para la gran mayoría de personas con VIH que no tienen cáncer y no necesitan un trasplante de células madre o médula ósea. Las complicaciones pueden ser graves.
“Si no lo necesitas, tener un trasplante de este tipo puede ser mucho más riesgoso que tomar pastillas antirretrovirales todos los días. La gran mayoría de los pacientes responden bien a esta terapia", destacó Cooke.
Gero Hütter, el especialista alemán que dio el seguimiento al tratamiento del “paciente Berlín”, concuerda en que esto es solo solución para un grupo muy pequeño de personas.
“Aún estamos en la búsqueda de esa cura definitiva para todos”, concluyó Hütter en sus declaraciones a Nature.