En marzo de 2020, cuando la pandemia llegó a Costa Rica, todos los servicios de salud se volcaron a trabajar para reducir el impacto del virus SARS-CoV-2, se atendieron enfermos y se trató de evitar muertes. Sin embargo, esa acciones frente a la emergencia mundial, significó que la atención de otras enfermedades graves dejaran de ser prioridad. Entre estas, el cáncer.
Diagnósticos que llegaron tardíamente o los retrasos en cirugías están entre las principales consecuencias que sufrieron los pacientes, de acuerdo con las conclusiones de un estudio realizado en 11 países de América Latina, entre ellos Costa Rica. De América Central también participaron en el análisis Panamá y República Dominicana.
“La pandemia afectó significativamente a los sistemas de salud de nuestra región. Vimos que la atención de enfermedades cardiovasculares, cáncer, vacunación contra otras enfermedades fueron desviadas, aunque de manera justificada, para atender covid-19. Poco se ha hablado de las repercusiones de la atención del cáncer en la pandemia”, manifestó Mariana Rico, directora médica de America’s Health Foundation, organización que desarrolló el estudio.
“La pandemia afectó al espectro completo de la atención al cáncer, que va desde la prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la enfermedad. Se ha sentido en que la mortalidad ha aumentado, en la atención y en el impacto económico”, añadió.
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¿Qué más encontró el estudio?
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Para llegar a estas conclusiones, el estudio se basó en tres fuentes de datos. La primera fue una encuesta a grupos de pacientes sobre cómo les afectó directamente la pandemia en la atención de su tumor. La segunda fue una entrevista que se le hizo a médicos oncólogos, tanto del sector público como privado. Finalmente, la tercera fue un análisis encargado al grupo de consultores EY, que les hizo un modelo para producir el impacto económico de los diagnósticos tardíos del cáncer.
De Costa Rica no hay datos particulares, pero sí del compendio de los tres países de América Central. Los especialistas encontraron consecuencias negativas en diagnóstico, tratamiento, mortalidad e impacto económico.
Estos fueron resultados destacados del documento.
- El 98% de los pacientes informó de algún tipo de interrupción de sus servicios de atención.
- El 66% de los usuarios dijo tener atrasos en los servicios de diagnóstico o exámenes de laboratorio.
- El 58% vio atrasos en sus tratamientos.
- El 93 % de los médicos informaron que al momento del diagnóstico sus pacientes ya tenían etapa avanzada del cáncer. Esto se traducía en un peor pronóstico y opciones de tratamiento más limitadas.
- El 87% de médicos percibieron un aumento en los nuevos casos de cáncer en los primeros seis meses de la pandemia. Esto contrastó con lo visto en los otros países, donde más bien el tema disminuyó.
- Hubo un 69% de retrasos en cirugías.
- El 92% de los médicos esperan una sobrecarga de pacientes con cáncer después de la pandemia y la mayoría cree que el sistema de salud no está preparado.
- El 82% de los centros de salud permanecieron abiertos, pero el 50% tuvo una reducción de las cargas de trabajo en cáncer.
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Otros resultados
Cuando se toman todos los países encuestados, se puede ver de mejor forma el análisis de impacto económico. Los otros ocho países fueron Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay, Ecuador, México y Perú.
“A raíz de la detección del cáncer se estima un impacto de al menos $1.500 millones en los próximos cinco años, porque tendremos enfermedades más complicadas”, puntualizó Rico.
Según el documento, el cáncer de mama y el cervical representan representan cerca del 93% del total del impacto económico. Esto se da como resultado de la alta proporción de casos de cáncer de mama y la alta concentración de cáncer cervical en etapas clínicas tempranas.
“Esto merece una atención urgente y nos hace énfasis en la importancia del cuidado del cáncer en la región”, manifestó la científica.
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¿En qué deben trabajar los sistemas de salud?
El análisis hace varias recomendaciones para mejorar la atención del cáncer.
“Muchos problemas no comenzaron con la pandemia, se exacerbaron porque ya existían desde antes, pero sí hay recomendaciones para mejorar”, recalcó la investigadora.
Una de ellas es aumentar las alianzas público-privadas, así como de la academia y la sociedad civil.
Además, se hace trascendental destinar mayores esfuerzos para la detección temprana y para un acceso oportuno al tratamiento. Finalmente, recomienda aprovechar las teleconsultas que se dieron durante la pandemia para realizar consultas extra cuando sea necesario.
“La telemedicina puede ser una opción para quienes viven en zonas rurales o alejadas donde no hay oncólogos. Bien usada, la telemedicina puede dar buenos resultados”, concluyó Rico.