Matías Montenegro lleva consigo una carga emocional más pesada de la cuenta para quien tiene apenas ocho años y medio: debe aprender a manejar sus límites y su energía para ser un mejor estudiante.
Este alumno de tercer grado de la Escuela José Figueres Ferrer, en Mercedes Norte de Heredia, lleva ocho meses trabajando en ello y, hasta el momento, su esfuerzo reporta una buena nota.
En noviembre del 2016 conoció a Afra, una perra de raza labrador, de cinco años, que lo acompaña en sus terapias psicológicas para corregir problemas de conducta.
“La maestra me dice que ha avanzado mucho, que él acata más las órdenes, que entiende que el mundo no gira a su alrededor y respeta el espacio de los demás.
”Ahora dedica más tiempo a hacer las cosas porque antes, con tal de ser el primero, no las hacía con cuidado”, contó Viviana Víquez, la madre.
Matías es uno de varios costarricenses que actualmente se benefician con procesos de terapia asistida con animales, una técnica que se ha popularizado en otros países –España, por ejemplo– y que en el nuestro va adquiriendo fuerza.
“La gente no cree que los seres humanos se beneficien tanto de los animales, pero está comprobado que solo con sus mascotas, no necesariamente con perros de asistencia, las personas logran bajar los niveles de estrés y de ansiedad, y que su frecuencia cardíaca y su presión arterial se regulan”, explicó Andrea Jiménez, vocera de Dejando Huella, organización dedicada a esta práctica.
En dicha organización, fundada hace cinco años, trabajan psicólogos, terapeutas ocupacionales, físicos y de lenguaje, así como médicos veterinarios.
“La idea es establecer el vínculo ser humano-animal y así obtener resultados positivos. Cada sesión tiene objetivos específicos, según el paciente”, comentó Jiménez, quien es técnica y experta en terapia asistida con animales y entrenadora de perros de asistencia.
La referencia para que alguien saque provecho de este procedimiento debe hacerla, sin excepción, un profesional de las áreas de salud, psicología o pedagogía (educación).
Quien da las instrucciones al perro es un técnico en terapia asistida con animales, la mayoría del tiempo, un psicólogo.
Diversos públicos. Este tipo de terapia se aplica, sobre todo, en niños y en adultos mayores. Sin embargo, no excluye a otros pacientes, pues es recomendada para tratar afecciones, como la baja autoestima y la depresión.
En los pequeños, ayuda en problemas psicológicos y pedagógicos relacionados con concentración y manejo de límites.
Asimismo, es empleada para trabajar con niños que padecen autismo y síndrome de Asperger, que, entre otras consecuencias, limitan sus habilidades de socialización.
Según comenta Jiménez, al ser el perro un ente multisensorial –con un tacto particular en la nariz, el pelo y las almohadillas plantarias– resulta muy favorable para chicos con esa condición, o bien, para personas con algún tipo de sensibilidad.
“Por ejemplo, a un chico con autismo, que a veces tiene aversión a las sensaciones de viscosidad o de líquidos, el perro resulta muy motivacional. Entonces, a la hora de darle un premio al perrito (algo comestible), el chiquito se lo da y ya no le resulta tan ajeno que le chupe la mano”, aseveró.
Además de ofrecer servicios en sesiones privadas, Dejando Huella ha realizado actividades con sus perros de asistencia en el Hospital Nacional Psiquiátrico, en Pavas.
María José Rodríguez también da fe de esta técnica. Ella se especializó en intervenciones asistidas con animales en la Universidad de Denver, Estados Unidos, y fundó el Centro de Intervenciones Asistidas con Animales, en Heredia.
“El perro sirve como un elemento de relajación en las sesiones. La persona puede abrazarlo y este le puede dar toda esa contención emocional y física que no le es posible al profesional, quien no está autorizado a intimar de esa manera con el paciente”, afirmó Rodríguez.
En coordinación con la organización de ayuda animal Fogaus, Rodríguez tiene tres años de obsequiar ratos de esparcimiento a los niños del área de Pediatría del Hospital San Vicente de Paul, en Heredia.
“En esos casos, no se trabaja con sesiones con objetivos, sino que son actividades más lúdicas, en las que incluso participan voluntarios; eso sí, siempre liderados por un especialista en terapia asistida”, expresó.
Por su parte, Norma Blando, fisioterapeuta, también echa mano de este procedimiento en el Centro de Educación Especial La Pitahaya, en el paseo Colón. Ahí labora desde hace 17 años en la atención de niños con parálisis cerebral, síndrome de Down y autismo.
“El año pasado trabajé con una niña con parálisis cerebral que tenía dificultades de equilibrio y de coordinación. Un objetivo era trabajar la motricidad fina porque está en una escuela regular; entonces la terapia asistida le sirvió mucho para aprender a agarrar el lápiz. Por ejemplo, la ponía a tirarle la comida al perro”, contó Blando.
Tanto Dejando Huella como el Centro de Intervenciones Asistidas con Animales brindan servicios por medio de actividades programadas.
Trabajan sesiones especiales para adultos mayores en centros diurnos o asilos, estimulando en los ancianos las habilidades cognitivas, la socialización y el autoestima.
También imparten talleres en escuelas, mediante los cuales motivan a los pequeños a meditar sobre derechos humanos y bullying o matonismo.
Puede comunicarse con Dejando Huella escribiendo a info@dejandohuella.cr, y con el Centro de Intervenciones Asistidas con Animales, a info@centroiaa.com.
Técnica alternativa. Andrés Castillo, presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica, dijo que la terapia asistida con animales es un procedimiento avalado por el gremio.
“Es una ayuda para el paciente por parte de un ser vivo que es agradable, como lo son los animales, que nos hacen sentir retribución”, afirmó.
Asimismo, el médico explicó que se trata de una técnica que ha venido aumentando entre los profesionales de la Medicina, aunque por le momento no cuentan con datos al respecto.
Según Castillo, siempre que las terapias se lleven dentro de los parámetros de higiene, seguridad y responsabilidad, son acogidas por el gremio.
Abre programa técnico en terapia asistida con animales
El auge de profesionales y pacientes que se inclinan por procesos terapéuticos con animales ya es tangible en el país.
De ello es prueba la apertura del programa Técnico Universitario de Terapia Asistida con Animales, iniciativa de la organización Dejando Huella, en conjunto con la Universidad La Salle, que empezará lecciones el lunes 7 de agosto.
"La gente nos dice que se quiere capacitar en esta área y nos pareció que era tiempo de abrir una opción que vaya más allá de los talleres que se han hecho hasta el momento", aseguró Andrea Jiménez, vocera de Dejando Huella.
Los detalles
El programa, cuya duración será de un año (tres cuatrimestres), se dictará en ese centro de estudios, ubicado en La Sabana. Las clases serán los lunes y miércoles, de 5 p. m. a 8:30 p. m.
Cada cuatrimestre tendrá un costo de ¢400.000 y no se cobrará matrícula.
¿Quiénes pueden cursarlo? Profesionales con nivel de licenciatura o egresados de esta de las áreas de salud o educación. Entre ellos, psicólogos, médicos, psicopedagogos, educadores terapeutas ocupacionales, terapeutas físicos, del lenguaje, enfermeros y veterinarios, entre otros.
Quienes opten por este curso, dijo Jiménez, no solo saldrán capacitados como técnicos en terapia asistida con mascotas, sino que aprenderán bases de adiestramiento.
Más información en www.dejandohuella.cr.