La llegada –tardía en comparación con otros años– del virus sincitial respiratorio (VSR) comienza a mostrar su impacto en el Hospital Nacional de Niños. En este momento, ya es el virus causante de más hospitalizaciones de menores, aunque es el tercero en circulación en el país (después del rinovirus y de covid-19).
No se trata de cualquier patógeno. El VSR es la segunda causa de fallecimiento en los primeros dos años de vida. Un sistema inmunitario inmaduro y, en algunos casos comorbilidades, le dan esta distinción.
“Nos preparamos para recibir a los niños con VSR graves para junio, sin embargo están apareciendo a finales de agosto, por lo que se espera que el pico de saturación de niños enfermos, si no se toman las medidas de prevención en las familias, será en tres o cuatro semanas“, manifestó Marcela Hernández De Mezerville, infectóloga pediatra del HNN.
En lo que va del año, antes de comenzar el pico de saturación, 36 menores han fallecido debido a estas enfermedades. La mayoría no habían llegado al primer año de vida y 33 tenían factores de riesgo que los predisponían a mayores complicaciones.
A esto se le suma la alta circulación de otros dos patógenos respiratorios, el rinovirus y el metapneumovirus. De acuerdo con Guiselle Guzmán Saborío, jefa de salud colectiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), cuando estos tres virus se juntan se detonan las alertas, porque son los tres que más afectan a la población pediátrica. Los centros de salud deben prepararse para recibirlos y coordinar con las diferentes redes hospitalarias.
“Ya empezaron a subir los tres que más afectan a la población pediátrica. Cuando el VSR, el rinovirus y metapneumovirus se juntan, muchas veces los niños tienen coinfecciones. Cuando están hospitalizados es normal que se les ‘pegue’ otros virus y esto complica su infección“, señaló Guzmán.
Datos suministrados por el Ministerio de Salud, con corte al pasado 26 de agosto, señalaban que había 81 internados en el HNN por los diferentes patógenos respiratorios, lo que corresponde a un porcentaje de ocupación del 119%.
A esto se le deben sumar las atenciones en los servicios de emergencias y en consulta externa. De momento, ambos servicios no trabajan con normalidad pero no muestran saturaciones. Guzmán mencionó que en sitios como la región Brunca y algunas partes del centro ya comenzaron a ver nuevos pacientes.
¿Por qué se retrasó el sincitial respiratorio este año?
Tanto Guzmán como Hernández señalan que el SARS-CoV-2, causante de la covid-19 y su todavía alta circulación trastocó la estacionalidad de los otros patógenos. En otras palabras, cambió las épocas en las que normalmente aparecían. El cambio climático también podría influir.
En el caso del VSR el cambio que se está previendo es que en algunos años el pico comenzará a finales de mayo e inicios de junio y cuyo pico máximo es en agosto y baja en noviembre. Este año, el virus más bien comenzó a finales de agosto.
“Cuando tenemos un virus pandémico que no ha estabilizado su comportamiento y tiene un potencial de mutación muy grande, eso hace que los casos se comporten según cuán infeccioso es. Desde que el SARS-CoV-2 llegó el comportamiento ha sido inesperado. Normalmente los virus pandémicos se interponen a los demás, acabamos de pasar un pico fuerte de covid-19, desplazó a los otros virus y ahora ya volvió el sincitial“, dijo Guzmán.
La epidemióloga señaló que mientras el SARS-CoV-2 no encuentre estabilidad este comportamiento se mantendrá.
Hernández indicó que en 2024 se vio un pico de influenza muy pronunciado y covid-19 también tuvo un impacto mayor al del año pasado en esta fecha. Todos esos enviaron niños al hospital, pero en ningún momento hubo una plétora como la ocasionada regularmente por sincitial respiratorio con niños pequeños.
Conforme comenzó a bajar la influenza comenzaron a subir otros, como parainfluenza, adenovirus, paranpeumovirus. Esa combinación de gérmenes, precisó Hernández, puede hacer que los niños sufran cuadros más graves. Además, no existe una “inmunidad cruzada” de un virus hacia otro.
“A veces se tiene una infección leve por un virus y eso deja al sistema respiratorio vulnerable a tener una infección más severa por algún otro virus. Entonces no es conveniente tener un resfriadito, y luego otro y luego otro, porque eventualmente esas células de protección que tenemos en nuestra vía aérea se afectan y puede llegar a que otra infección respiratoria sea grave: una bronquitis, una neumonía, una bronconeumonía”, explicó Hernández.
Otros pacientes graves llegan con un virus y en el camino se infectan con una bacteria y esto los complica, incluso hasta llevarlos a cuidados intensivos.
Impacto de los virus antes del pico
Aunque el pico como tal no ha llegado, los diferentes virus respiratorios ya causaron la muerte de 36 pacientes del HNN. Nueve de ellos (el 25%) tenían más de un virus simultáneamente al momento de fallecer.
Estos son los virus que relacionados con las muertes de estos menores:
- 12 tenían rinovirus y enterovirus
- 8 no tuvieron virus identificados
- 7 parainfluenza
- 6 influenza A
- 5 adenovirus
- 3 SARS-CoV-2
- 2 virus sincitial
- 1 coronavirus estacional (no covid-19)
- 1 metapneumovirus
La única enfermedad en la que hubo escolares fue con influenza. En junio se habían reportado cinco muertes por influenza, entre los 3 y los 8 años, dos de las víctimas no tenían factores de riesgo.
Entre los factores de riesgo más importantes están:
- Ser menor de dos años
- Prematuridad
- No tener una nutrición adecuada
- Exposición al fumado
- Enfermedades crónicas, como el asma
- Enfermedades cardíacas
- Enfermedades o consumo de medicamentos que bajan defensas
CCSS toma medidas contra virus respiratorios pediátricos
Guzmán indicó que desde principio de año trabajan en un plan de atención de niños con problemas respiratorios. Fortalecer las redes de atención permite atender a los menores más temprano y cerca de su casa, de manera que se minimizan los riesgos de que requieran una cama del HNN.
Hernández recalcó que la primera medida que toman tanto la CCSS como el Ministerio de Salud es monitorear la circulación de los virus y su comportamiento, para así proyectar el comportamiento a futuro y ver cuándo podría impactar más. Esto les permite comunicar a las familias para evitar contagios y complicaciones en los más pequeños.
De forma paralela, se revisan los recursos: camas, insumos, ventiladores, medicamentos, personal de salud. Con base en esto se trazan planes de cobertura y de conversión de camas o priorización de estas. También se revisa si pueden ampliar horarios de Ebáis y clínicas para dar más apoyo y contención.
Esto va de la mano con la gestión de tiempos extraordinarios, contratación de más personal y planes de contingencia en el caso de que, por ejemplo, algún centro de salud se quede sin ventiladores.
¿Qué pueden hacer las familias contra los virus respiratorios?
Hernández indicó que los virus respiratorios son fáciles de prevenir dado que las medidas para la población son sencillas.
“No se necesita invertir ni mucho tiempo ni mucho dinero, pero sí invertir en conciencia y hábitos”, resumió la especialista.
Estos son algunos consejos:
- Si usted tiene síntomas respiratorios procure descansar y no salir de su casa.
- Si tiene síntomas y debe asistir al trabajo, utilice mascarillas para no contagiar a nadie. Las mascarillas ayudan a proteger a quien está alrededor.
- Si se siente mal, evite actividades sociales.
- Si se siente resfriado, evite ir a visitar niños pequeños o adultos mayores.
- Recuerde el protocolo de tos y estornudo y cúbrase con el antebrazo.
- Lavado estricto de manos.
- Si sus niños van a guardería o escuela, evitar enviarlos si tienen síntomas.
- Mantenga el cuadro de vacunación de toda la familia al día.
- Evite el fumado y exponer a los demás al fumado pasivo.
- La lactancia materna es vital. Si la madre se siente resfriada o enferma, puede amamantar con mascarilla.
- Si dentro del núcleo familiar alguien tiene síntomas, que eviten contacto con los niños pequeños.
Estas son las señales de alarma para ir cuanto antes a un centro de salud:
- Dificultad respiratoria: respiración muy rápida, muy forzada, costillas o clavículas hundidas.
- Niño se ve débil, “apagado”, con mucha tendencia al sueño, aunque haya dormido bien.
- Fiebre persistente, de más de cinco días.
- Alteración en la conducta o en el estado de ánimo. Si están muy irritables o muy llorones y no hace falta cambiarlos.