Cuando la pandemia de covid-19 llegó, la psicóloga clínica, investigadora, escritora y conferencista Pilar Sordo se quedó sin su principal fuente de ingresos: dar charlas y talleres de forma presencial en diferentes países.
“Tuve que resignificar mi trabajo. Quedé cesante porque ya no podía dar más conferencias, no podía viajar. No sabía qué hacer. Las tecnologías digitales yo no las conocía, las empecé a conocer en ese momento. Viví prácticamente el 90% del tiempo sola”, dijo la especialista chilena en entrevista con La Nación.
Este tiempo la hizo también repensar enfoques, uno de ellos relacionado con una nueva investigación que hizo con miles de latinoamericanos que viven en diferentes partes del planeta para ver cómo la pandemia había influido en ellos y quiénes y cómo se habían reinventado. Encuestas, entrevistas, grupos de trabajo, fueron parte de las herramientas que utilizó.
Justamente sobre este tema Sordo dará la charla virtual gratuita El propósito de vida, este martes 10 de octubre a las 6:30 p. m. en el marco del Día Mundial de la Salud Mental. Esta actividad es organizada por la Universidad Hispanoamericana (UH).
La Nación conversó con ella de cara a esta conferencia, la segunda que da en el país. Esta charla también será transmitida en vivo a través del perfil de Facebook de la Universidad Hispanoamericana.
Este es un extracto de la conversación.
– La pandemia de covid-19 cambió todo a nuestro alrededor, mientras eso sucedía, ¿qué cambiaba dentro de nosotros mismos?
– Tengo la sensación de que vivimos primero un proceso de negación, de mucho shock, de no entender. De sobreinformarnos, algo que no sé si estuvo del todo bien, pero al fin y al cabo es una estrategia de supervivencia. Queríamos saber lo que pasaba en China, en Italia, en Rusia, en Guayaquil... para poder ir entendiendo esto.
“La última gran pandemia fue con la fiebre española, nunca habíamos tenido una pandemia en donde la información estuviera en tal cantidad y en tiempo real. Y eso, siento yo, que determinó un montón, la incertidumbre. El miedo es la no aceptación de lo incierto, así lo defino yo siempre. Solo podíamos determinar nuestro comportamiento en nuestra casa, porque saliendo de ahí nada era seguro.
“Había mucha incertidumbre y fragilidad. A mí esas dos cosas me parecen positivas desde el punto de vista psicológico. El entender que no tenemos control, que nunca lo hemos tenido sobre nada, creemos que sí pero no, siempre ha sido una ilusión. Y el entender que somos frágiles y la vida cambia de un segundo a otro y debemos estar abiertos a la variable sorpresa permanentemente y eso puede marcar el rumbo de nuestras vidas y de nuestra historia. Y eso me parece positivo.
“Y a todos nos afectó diferente, la variabilidad es enorme. Y en esa variabilidad fuimos impactados o no, dependiendo de cuánto nos permitimos abrir nuestro corazón al proceso y cuánto sentimos que podía ser un antes y un después en las decisiones de lo que es importante y lo que no lo es tanto dentro de nuestras vidas”.
– ¿Y eso nos ha llevado a la acción ahora que la situación es diferente?
– Creo que en algún momento todos nos pusimos a reflexionar sobre nuestros afectos. Yo que entrevisté a miles de personas para la investigación me decían que después de la pandemia iban a ver mucho a sus papás, que extrañaban a sus abuelos. Y después de eso el porcentaje que cambió e hizo eso fue muy bajo.
“Es como haber tomado conciencia de las emociones, haber tomado conciencia de lo que sentimos, pero cuando ya llegó el momento de ejecutar quedamos como en el mismo circuito de la vida”.
– ¿Así fue con todos?
– No. No con todos. Yo siempre divido mis estudios en tres grupos. Hay un grupo que no necesitaba del todo la pandemia, que ya tenía todo claro, que ya consumía menos, que le gustaban los espacios más solitarios, que tenía contacto con la naturaleza, que tenía otra forma de vincularse con el mundo.
“Hay otro tercio que nunca entiende nada, no importa lo que le pase.
“Y hay otro tercio, que es el que a mí me importa, que hoy está en un proceso de mucha pregunta, de mucha reflexión, de preguntarse desde dónde vive, cómo vive, con quién vive y cómo quiere seguir adelante. Es el tercio que puede determinar el nivel de conciencia de la humanidad de ahora en adelante”.
–¿Cómo tomar todo eso y que ese tercio de personas haga los replanteamientos necesarios?
– Yo creo que hay dos cosas importantes ahí. Primero, la calidad de tus preguntas. Cuánto te atrevas a preguntarte las cosas que te están pasando o los ruidos internos que vas teniendo en tu cabeza y te atrevas a hacerte cargo de esos ruidos y a mirarlos, la calidad de tus preguntas influye un montón.
“Segundo, el coraje de recibir la respuesta. Porque en realidad lo complicado no es la pregunta. Lo complicado es la respuesta. Porque la respuesta es lo que te da el empuje –o no– hacia la acción, hacia el cambio.
“Cuando hice la investigación de la felicidad hace muchos años, vi algo que se reforzó un montón en esta investigación, que ser feliz es de valientes. Siento que el coraje que se requiere después de la pandemia para tomar decisiones que tu alma quiere y donde tu alma pueda sonreír y estar, es un tremendo desafío.
– ¿Cómo encontrar el coraje para hacer eso?
― La clave no es que querés hacer sino qué querés ser. Estamos demasiado centrados en el hacer y no en el ser. Es como cuando nos decían, cuando chicos, “usted tiene que estudiar para ser alguien en la vida”, como si ese “alguien” tuviera que ver con la ejecución de hacer algo.
“Y yo creo que no, el propósito de vida tiene que ver con dónde yo soy lo que realmente soy. Dónde sonrío más, dónde deposito lo mejor de mis talentos, dónde voy a colocar en el Universo una brochita de mi color para hacer mejor. Todo eso apunta al propósito, al para qué”.
– Hablemos de su investigación, ¿partió de alguna hipótesis?
–No, yo no partí de ninguna hipótesis. Creo que mi única postura era abrirme a descubrir, a entender, a escuchar. De hecho, es la investigación en la que más gente ha participado, porque como la hice por zoom se empezaron a unir grupos de latinos que viven en diferentes partes del mundo que yo no había explorado.
“Sí tengo la sensación de que lo que más me impresionó fue la dificultad que tenemos para vivir los duelos, la concepción absolutamente errada, sesgada, sufriente que tenemos de la muerte. Yo llevo 25 años acompañando a la gente a morir, yo no creo en la muerte como tal. Me asombra también el cómo los seres humanos tenemos la posibilidad de conectar con nuestra alma y después desconectarnos muy rápido cuando nos come el sistema.
“Me asombraba la gente que, por un lado, quería dejar de vivir en una gran ciudad e irse a vivir a un pueblo pequeño. Y por otro lado, la gente en París haciendo fila para comprar el último (bolso) Louis Vitton cuando se iba a abrir la tienda al terminar el confinamiento. Esos contrastes humanos de conciencia tan brutales me hacen amar mucho más al ser humano y amar lo que hago.
– ¿Qué lecciones quedaron de esa investigación?
– Yo diría que las lecciones es que, primero, el silencio siempre va a ser un buen elemento de compañía para tomar decisiones.
“La pausa es otro elemento clave para tomar decisiones. Si no tenemos pausa para ir manejando decisión tras decisión nos perdemos, nos salimos fácil del camino.
“Valorar los afectos y el estar consciente de nuestras decisiones, pero desde adentro hacia afuera y no desde afuera hacia adentro”.
– ¿Qué sigue en su investigación?
– Ahora estoy estudiando tres temas de gran preocupación para la humanidad a nivel psicológico: el amor propio, el duelo (especialmente el duelo migratorio) y el sentido y propósito de la vida.
“No sé si va a terminar en investigación, tampoco si terminará en un libro, pero estoy en el proceso de estudiar qué tanto le importa a la gente esos temas y en qué procesos de su vida está”.
– La pandemia nos enseñó a llevar un paso más allá el uso de las tecnologías, usted lo vio con esta última investigación, ¿seguirá siendo una herramienta?
– Ojalá lo más posible, porque quiero asentarme. Estoy cansada de viajar tanto, llevo 35 años con una maleta al lado. El otro día decía que no sé quién soy sin maleta y quiero poder descubrirlo también. Por eso quiero asentarme, estar tranquila en un lugar fijo.
Nota de la editora: En un inicio se dijo que la conferencia El Propósito de Vida iba a retransmitirse a través de nacion.com y del canal de YouTube de La Nación. Sin embargo, esto no será posible. La transmisión en directo se mantendrá desde el perfil de Facebook de la Universidad Hispanoamericana mientras la charla se lleve a cabo.