La pobreza y problemas financieros estresan el cerebro humano e impactan la forma de reaccionar para llevar a cabo tareas básicas.
Científicos ingleses y de EE.UU. hicieron dos experimentos para comprobarlo: uno con compradores en un centro comercial en Nueva Jersey y otro con trabajadores de campo en la India.
En el primero, se entrevistó a 101 compradores, a quienes se les pusieron escenarios problemas financieros cada vez más complejos mientras se les pedía que realizaran una tarea mecánica.
El primer escenario consistía en que la persona recibiría un 5% menos de salario; el segundo, que debía dar $200 para un gasto fortuito.
El tercer escenario era que el carro de la persona se había descompuesto y debía pagar $1.500 para repararlo, y el quinto que la refrigeradora se descompuso. En cada caso, se daban cuatro opciones de pago.
El estudio, publicado en la revista Science , detectó que las personas con menores ingresos resolvían de forma casi mecánica los dos primeros escenarios, pero en los demás, su desempeño era pobre. En cambio, las personas con ingresos mayores tomaron decisiones sin dificultad en cada escenario planteado. Un análisis posterior demostró que el coeficiente intelectual de los ‘pobres’ era 13 puntos más bajo que el resto de los evaluados.
La segunda parte del estudio consistió en ir a plantaciones de caña en la India y medir el nivel de desempeño en tareas cognitivas de los empleados en diferentes momentos del calendario de pago.
Se vio que los trabajadores tenían un desempeño más alto cuando acababan de pagarles su salario, y más bajo en el resto del mes.
“Los pobres son menos capaces no porque no tengan capacidad, sino porque el contexto pone una carga a su capacidad cognitiva. No se trata tanto de cuánto se gana, sino de cuán pobre se siente la gente”, cita el documento.