De repente le dio un poco de hambre y recordó que hace unos días había comprado un jamón. Va a la refrigeradora y comprueba que faltan más de dos semanas para que venza. Eso lo tranquiliza y abre el paquete.
Las rebanadas venían muy pegadas y usted solo quería una o dos, por lo que tiene que sacar casi todo el contenido del paquete para lograr su cometido. Ni se lavó las manos ni se acuerda cuándo lo hizo.
Pongamos otro ejemplo. Con el mismo jamón y la misma hambre. Supongamos que usted estaba picando fruta, por ejemplo, una papaya, cuando sobrevino su ataque de hambre. No se lavó las manos para cerciorarse de eliminar los restos de fruta en ellas y tomó el jamón.
En cualquiera de los dos casos, esta práctica, que tal vez tomó solo un par de minutos, puede hacer que la fecha de vencimiento del jamón no se dé en dos semanas, sino varios días antes.
“Nuestras prácticas al manipular alimentos pueden hacer que alguno venza antes de que llegue su fecha y ya no sea seguro comerlo”, resumió Viviana Ramos, directora del Centro Nacional de Control de Intoxicaciones.
Vamos con otro ejemplo: el envase de la leche dice “refrigérese después de abierto”. Usted lo abrió, se sirvió un vaso y, efectivamente, lo guardó. Pero unas horas después sintió sed de nuevo, sacó la leche de la refrigeradora, y justo en ese momento alguien lo llama y usted acude de inmediato a ese llamado, ni siquiera se sirve. Su cerebro cambió de prioridad y la leche se le olvidó, pasaron más de tres horas para que usted volviera a la cocina y se encontrara con el cartón de leche sobre la mesa, a temperatura ambiente.
La fecha de vencimiento dice que todavía faltan varios días para su caducidad, ¿pero estar afuera tanto tiempo aceleró el proceso? Sí. ¿Cuánto? Es difícil de determinar, pero ante algo así es mejor no correr riesgo.
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“Muchas veces no podemos percibir el crecimiento de microorganismos ni a la vista, ni por olor ni por sabor, por eso debemos mejorar nuestras prácticas”, enfatizó Ramos.
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Si cometemos errores a la hora de refrigerar o congelar los alimentos o los manipulamos de forma incorrecta, estos podrían perder su condición; las bacterias podrían proliferar y quienes consuman la comida, podrían exponerse a intoxicaciones.
Ileana Morales, profesora e investigadora de la Escuela de Tecnología de Alimentos de la Universidad de Costa Rica (UCR) recalcó que las fechas de vencimiento son específicas de la forma de almacenar que tiene un producto. Ya una vez abierto, eso depende del uso que cada persona le dé.
El microbiólogo Mauricio Redondo, especialista en alimentos y agua, coincidió: “ya por abierto el empaque, ya el vencimiento y la calidad dependen de usted”.
Por ejemplo, usted puede tener una caja de leche que esté a tres días de vencerse que si usted no la refrigera después de abierta, esta se pondrá mala en menos tiempo. Lo mismo sucede cada vez que tocamos un alimento procesado como embutidos o quesos, si la manipulación no es la correcta le vamos quitando vida útil a esa comida.
Bacterias como la Staphylococcus aureus, Clostridium perfringens o Listeria monocytogenes “viven” comúnmente en los alimentos y estas no producen, en la mayoría de los casos, un mal olor o mal sabor, por lo que podríamos ingerir comida contaminada sin percatarnos. De ahí la importancia de elevar las medidas de seguridad.
Estas podrían causar problemas gástricos como diarrea y vómito y llevar a deshidratación. También pueden provocar fiebre.
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Otras prácticas que pueden dañar la salud
Ramos enfatizó que hay otras prácticas que pueden dañar los alimentos. Por ejemplo, no lavarnos constantemente las manos al cocinar o preparar nuestras comidas, o no lavar bien las frutas y verduras.
“La forma de lavarlas es con agua del tubo. Bien lavadas o solo mojarlas, pero nada más con agua. Si usamos vinagre, jabón o cloro podríamos también intoxicarnos y no está comprobado que eso acabe con los microorganismos”, subrayó.
Una de las consultas más comunes es qué hacer con las hojas de la lechuga. La recomendación es separarlas una por una y luego poner el tubo a correr. Si se ponen todas juntas en el lavabo o pila las hojas pueden contaminarse de otros microorganismos que ya están ahí.
FUENTE: CDC, USDA, María Laura Arias, microbióloga especialista en alimentos. || DISEÑO / LA NACIÓN.
FUENTE: CDC, USDA, María Laura Arias, microbióloga especialista en alimentos. || DISEÑO / LA NACIÓN.
FUENTE: CDC, USDA, María Laura Arias, microbióloga especialista en alimentos. || DISEÑO / LA NACIÓN.
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En caso de dudas
Si usted tiene alguna pregunta o duda sobre este tema, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones, con sede en el Hospital Nacional de Niños, atiende las 24 horas durante los 365 días. Las llamadas del 911 sobre intoxicaciones también son derivadas a dicho centro.
Allí se dan asesorías sobre cualquier tipo de intoxicación o reacciones alérgicas en personas de todas las edades. También se atienden consultas de animales intoxicados.
Para comunicarse con ellos puede llamar 2223 1028 o al 800 INTOXICA (800 468 9422).
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