El primer caso en Costa Rica de la enfermedad pulmonar asociada al vapeo (Evali, por sus siglas en inglés) es un adolescente de 16 años. Esta circunstancia es relevante, porque aunque los perjuicios de esta práctica alcanzan a personas de cualquier edad, el riesgo pueden ser mayor en un organismo y un cerebro adolescente,
Prueba de ello es que este joven tuvo que permanecer en cuidados intensivos por 29 días luego de usar este tipo de dispositivos a diario durante tres meses.
Para explorar por qué un menor de edad es más vulnerable a las consecuencias de este hábito, La Nación conversó con Jean Carlo Córdoba Navarrete, doctor en Salud Pública quien ha investigado el efecto de los vapeadores. En 2019, cuando los casos comenzaban a verse en Estados Unidos y Canadá, Córdoba participó en la creación de un protocolo de atención de Evali, junto con especialistas del Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Según el especialista, ya veían venir un caso como el que se presentó, dado el aumento en la oferta y la comercialización de estos dispositivos.
“Sabíamos, por la experiencia de personas que trabajan en centros educativos, que hay un gran consumo en esas edades (...) probablemente no sea el único de su grupo de amigos consumiendo esto”, comentó el profesional.
En su criterio, el alto consumo podría implicar nuevos casos de Evali a futuro, así como de otras enfermedades asociadas al vapeo. Prueba de ello, son las 102 emergencias de otro tipo relacionadas con el vapeo que la CCSS atendió durante 2022.
La última información sobre el vapeo en los adolescentes data de la VI Encuesta Nacional Sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población de Estudiantes de Educación Secundaria. Dichos datos señalan que el 13,1% de los encuestados dijo haber “vapeado” al menos una vez, esto representa el triple de los que admitieron haberlo hecho en 2018, cuando era el 4,6%.
Vapear en la adolescencia
De acuerdo con Córdoba, los estudios internacionales han determinado que la edad de inicio en el vapeo puede estar entre los 11 y los 13 años, porque se presentan como artefactos agradables a la vista, tecnológicos y con una variedad de aromas y sabores. Además, se tiene la errónea idea de que es una práctica inofensiva.
Hay dos principales vías de mayor afectación: por un lado están el cerebro y el mecanismo de adicción, y por otro, la forma en la que las vías respiratorias y los pulmones son afectados.
El cerebro es clave para el mecanismo de adicción. El especialista fue enfático en que “inofensiva” es la última palabra con la que describiría a los vapeadores. Explicó que la bioquímica de la nicotina en el cuerpo humano es altamente adictiva desde las primeras exposiciones.
Esta adicción puede ser mayor si los primeros contactos se tienen antes de los 27 años, una edad mucho mayor a la que otras personas lo esperan. ¿A qué se debe esto? Esta es la edad en la que el cerebro termina de desarrollarse, antes de esto, es más proclive a las adicciones.
El efecto de la nicotina, sustancia que genera adicción y está presente en muchos vapeadores, puede generar falta de concentración y pérdida de memoria, lo que a su vez afecta el aprendizaje y la toma de decisiones, así como la asimilación de riesgo.
Además, no es lo mismo comenzar una adicción en la adolescencia que en la vida adulta, pues más años de consumo de sustancias pueden llevar a mayores daños. Asimismo, esto aseguraría a las compañías productoras clientes durante más años.
Hay consumidores que dicen usar únicamente vapeadores sin nicotina. No obstante, Córdoba advirtió que los estudios han demostrado que algunos vapeadores que dicen no tener nicotina sí tienen un porcentaje.
“Hay consumidores que ni siquiera saben lo que están consumiendo”, señaló.
También es necesario apuntar que la nicotina no es la única sustancia que puede ser dañina, como el propylene glycol o la glicerina, además de colorantes, edulcorantes y saborizantes.
El especialista recordó la anatomía básica: en el ser humano, los pulmones están diseñados para intercambiar el oxígeno y el dióxido de carbono. Darles otras sustancias puede afectar su funcionamiento básico.
“Ningún vapeador, con nicotina o sin nicotina puede ser visto como inofensivo. Los de nicotina generan más riesgos, pero los demás no están exentos”, puntualizó.
Hay otro factor que se debe tomar en cuenta, porque también puede generar más riesgos en los menores. Córdoba mencionaba que no se sabe si el joven utilizó un dispositivo totalmente sellado, que ya tenía el líquido disponible para “vapear”, o si se trataba de un vapeador “abierto” en el cual él mismo colocaba los líquidos para inhalar.
En los adolescentes hay otros factores biológicos que pueden hacerlos más vulnerables: su peso, estatura y nivel de desarrollo hacen que la misma concentración de sustancias puedan causar más daño que en un adulto. A estas edades, por eso hay una mayor exposición.
Incluso, Córdoba citó, por ejemplo, que dos personas de la misma estatura, peso y complexión podrán tener diferentes impactos si una es menor de edad y la otra mayor. La maduración de todos los sistemas del cuerpo humano va a estar más capacitados para enfrentar los embates que generen las sustancias consumidas. Sin embargo, esto no quiere decir que sea inocua en adultos.
Por esta razón, Córdoba teme que se den más casos de Evali entre los adolescentes, si es que no se dio ya alguno más que por algún motivo no se hubiera notificado.
Desde las familias
Según cuenta la historia clínica del paciente, él “vapeaba” a escondidas de sus padres. Córdoba consideró que esto no es difícil de ocultar para un adolescente: a diferencia del licor, el vapeo no deja cambios en el aliento, ni tiene un olor característico como el tabaco.
A esto se le debe añadir que estos dispositivos pueden ser muy pequeños, y pueden parecerse a otros artefactos tecnológicos. Su aroma, cuando es utilizado, es agradable, y puede confundirse con el de una loción, colonia o perfume.
“La mayoría de padres lo puede vivir sin darse cuenta”, resumió.
Córdoba dio consejos a los padres y adultos que conviven con adolescentes:
- Presten atención al comportamiento de sus hijos.
- Hablen con ellos, que entiendan que es un tema de gravedad, cuyas consecuencias pueden ir desde afectar el rendimiento académico hasta problemas respiratorios.
- Si huele aromas frutales o herbales que no sean provenientes de las lociones o perfumes que ya conoce, pregunte por ellos.
“Y a los adolescentes les digo: los pulmones están hechos para respirar. Esto parece inofensivo, pero puede no serlo. Ya lo vimos”, subrayó.
Regulación
Córdoba recalcó que debe ponerse de manifiesto que se trata de una persona menor de edad que utiliza un producto especificado para mayores de edad. En esto, lamentó que las regulaciones no sean lo suficientemente fuertes.
La ley existe, pero no tiene reglamento. Se trata de la ley de Regulación de los sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN), sistemas similares sin nicotina (SSSN) y dispositivos electrónicos que utilizan tabaco calentado y tecnologías similares, de diciembre de 2021 y cuyo reglamento debía estar listo tres meses después y que a la fecha no ha sido creado.
Otro aspecto regulatorio importante es un proyecto que se tramita mediante el expediente legislativo 22.497, que procura el etiquetado neutro de este tipo de dispositivos, pues con empaques y aspectos neutros no serían tan agradables a la vista.
Córdoba también señaló que sería importante prohibir los diferentes aromas y sabores.
Para el especialista estas regulaciones serían vitales porque, a su criterio, la decisión de iniciar el consumo no necesariamente es activa por parte del adolescente. No solo está la presión de amigos, también la de publicidad: colores llamativos, una presentación agradable, variedad de aromas y sabores, la facilidad de conseguirlo en muchos lugares, que se asocie a una moda atractiva. Esta situación envuelve más a los jóvenes cuya capacidad de decidir puede ser más vulnerada.