Una de las principales recomendaciones para enfrentar al nuevo coronavirus es no tocarse la cara, para así evitar que el virus ingrese por los ojos, la nariz y la boca.
Decirlo es muy sencillo, pero cumplirlo es más complicado; ya que esto responde a un hábito que desarrollamos desde antes de nacer. Diferentes estudios revelan que esta acción cumple muchas funciones tanto de relación con el entorno como de control de nuestro cuerpo.
Según Paul Fleching, investigador del Institute of Brain Research de la Universidad de Leipzig, Alemania, al tocarnos la cara indicamos a quienes nos rodean que somos conscientes de nosotros mismos y por eso lo hacemos sin darnos cuenta durante las interacciones sociales. Fleching sugiere también que este acto nos ayuda a regular las emociones y a controlar el estrés, es decir, nos tranquiliza.
¿Cuántas veces nos tocamos la cara al día sin darnos cuenta? Según un estudio de la Universidad de Nuevas Gales del Sur en Australia, unas 23 por hora, 2,6 veces por minuto.
Entonces ¿cómo evitar hacerlo en un contexto en el que se atenta contra nuestra salud? Estos consejos podrían ayudarle:
- Tener a mano una caja de pañuelos desechables y usarlos para rascarse o tocarse el rostro.
- Identificar qué lo detona, así podría evitarlo.
- Mantener las manos ocupadas con algún objeto desinfectado como un lápiz o bola antiestrés.
- Buscar tranquilizarse: sin ansiedad, hay menos dedos en la cara.