La tosferina es una enfermedad de la que se escuchaba poco en Costa Rica, volvió a mencionarse el pasado 7 de abril, cuando el Ministerio de Salud informó de que investigaba un posible brote en el cantón josefino de Tibás.
La alerta se dio cuando un joven de 16 años acudió con síntomas de influenza al centro de salud. Este centro forma parte de un sistema de vigilancia centinela. Los sitios centinela son aquellos en los que se toman muestras de las personas que llegan con síntomas respiratorios para hacerles análisis, los cuales ayudan a llevar el termómetro de las enfermedades en Costa Rica.
El muchacho dio positivo por el virus Influenza AH3N2, pero también por la bacteria Bordetella pertussis, causante de la tosferina. El joven recibió orden de aislamiento durante cinco días. De forma preventiva, toda su familia recibió antibióticos para controlar la enfermedad.
Costa Rica no había visto brotes de esta enfermedad desde 2019, cuando en el cantón de Corredores hubo 23 casos. El último fallecimiento por tosferina fue registrado en el 2008.
¿En qué consiste esta enfermedad? ¿Por qué preocuparía un brote? ¿Qué podemos hacer para prevenirlo? La Nación explica los pormenores de esta enfermedad, lo que sucede con la vacunación y por qué no es como cualquier otra enfermedad respiratoria.
La tosferina también se conoce con otros nombres, como tos convulsiva (whopping cough, en inglés) o pertusis. Se trata de una enfermedad infecciosa con síntomas respiratorios que pueden complicarse en cuestión de semanas, especialmente en los niños pequeños, adultos mayores y personas con problemas inmunitarios o en quienes no están vacunados.
La transmisión
Las bacterias causantes de la tosferina se propagan fácilmente de persona a persona a través del aire. Cuando un paciente con tosferina estornuda o tose, puede liberar pequeñas partículas con bacterias en su saliva. Luego otras personas inhalan las bacterias y se infectan.
La bacteria ingresa por la nariz y se adhiere a los cilios (pequeñas extensiones parecidas a vellos) que recubren parte del aparato respiratorio superior. Una vez ahí, se reproduce y libera toxinas que dañan los cilios y provocan la inflamación de las vías respiratorias.
Los síntomas
Las manifestaciones de la tosferina por lo general aparecen entre cinco y diez días después de haber estado en contacto con la bacteria, pero podrían darse incluso tres semanas después.
En su primera fase, las manifestaciones no distan mucho de las de un resfriado común:
- Moqueo o congestión nasal
- Fiebre baja o febrícula, a menos de 38 °C
- Tos leve ocasional
- Apnea (pausas en la respiración)
No obstante, si no es tratada a tiempo, podría complicarse. Luego de una o dos semanas de estos síntomas, la persona podría presentar accesos de tos rápidos, violentos e incontrolables llamados paroxismos y estos podrían llevar a los pacientes con un estado de salud más vulnerable a hospitalizarse.
El inmunólogo Gustavo Lazo Páez indicó que quienes no están vacunados pueden tener dificultad respiratoria, neumonía, convulsiones, fracturas de costillas relacionadas con la tos. También las toxinas propias de la bacteria pueden afectar al sistema nervioso central.
Las vacunas y su rol clave
La tosferina es una enfermedad prevenible por vacunación. La protección se aplica de forma conjunta contra difteria, tétanos, Haemophilus influenzae y hepatitis B, en una vacuna llamada pentavalente, ya que protege contra las complicaciones de cinco enfermedades.
Este biológico se administra en bebés a los dos, cuatro y seis meses. Hay un refuerzo a los 15 meses y otro a los cuatro años.
Además, las embarazadas deben vacunarse contra la tosferina en el tercer trimestre de gestación. Esto es así porque la mayoría de las muertes a nivel mundial se producen en menores de dos meses, edad en la cual los bebés no han recibido su primera dosis. Por eso, se vacuna a las embarazadas, para que los anticuerpos generados por la madre lleguen al bebé a través de la placenta.
De acuerdo con datos del Ministerio de Salud, al cierre de 2023, la primera dosis de la vacuna pentavalente llegó al 92% de los bebés de 2 meses; la segunda, al 93% de quienes recibieron la primera, y la tercera, al 95% de quienes recibieron la segunda.
No obstante, la vacuna que se aplica en las embarazadas es la de menor cobertura a nivel nacional, con un 58% al cierre de 2023.
“Es alarmante la caída en las tasas de vacunación en las embarazadas porque nos habla del riesgo de reemergencia, que la enfermedad vuelva a tomar fuerza y que ya no tengamos cómo prevenir. Las consecuencias de la infección no van a mejorar con antibióticos”, enfatizó Lazo durante la entrevista.
Lazo llamó a las embarazadas a ejercer su derecho y a exigir la vacuna en los centros de salud, porque es el derecho a la salud propia y a la de su hijo.
Las autoridades exhortan a seguir con las medidas generales de prevención de enfermedades respiratorias, consultar en el establecimiento de salud más cercano si presenta síntomas de esta enfermedad y reportar inmediatamente en caso de ser contacto directo de alguna persona a quien le hayan diagnosticado tosferina.