Durante muchos años, el sarampión fue considerada una enfermedad que solo preocupaba a países de muy escasos recursos con sistemas de salud incapaces de vacunar a gran parte de la población.
Este 2017, las cosas cambiaron. Luego de varios años en que grupos antivacunas lograron que más padres dejaran de inocular a sus hijos por considerarlo "peligroso" y que podría causar autismo –ambas hipótesis descartadas por la evidencia científica–, la enfermedad regresó a países desarrollados de Europa, donde mató a 35 personas en el año. Además, se registraron al menos dos brotes en Estados Unidos.
Esta situación es uno de los principales retos en materia de salud a los que se enfrentará el mundo en el 2018, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La autoridad mundial en salud presentó la mañana de este jueves su "Resumen anual 2017".
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El sarampión es una enfermedad muy contagiosa, causada por virus. Se propaga por contacto mediante gotitas provenientes de la nariz, la boca o la garganta de una persona infectada. Los estornudos y la tos lanzan gotas contaminadas al aire.
Los síntomas, por lo general, comienzan de 8 a 12 días después de la exposición al virus (periodo de incubación), pero las personas pueden contagiar a otros desde el primer momento en que se exponen al microorganismo. Estos síntomas incluyen erupciones en la piel que causan comezón, tos, fiebre, dolor muscular, conjuntivitis y dolor de garganta.
La enfermedad suele ser leve o moderadamente grave; sin embargo, pueden darse complicaciones como neumonía, diarrea, ceguera y encefalitis (infección del cerebro que causa inflamación).
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Las hospitalizaciones alcanzan entre 20% y 25% de los casos. La mortalidad es del 0,2%, casi siempre en menores de cinco años.
En Costa Rica, el sarampión está erradicado desde el último caso autóctono que se presentó, en 1999. En el 2014, se vio un caso "importado" (la persona se infectó en otro país), por lo que no se cuenta dentro de las estadísticas del virus.
Las tasas de vacunación nacional contra esta enfermedad superan el 90%. Sin embargo, el regreso de esta enfermedad en países desarrollados sí pone en acción a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Especialistas de la institución plantean realizar el próximo año una vacunación extraordinaria contra el sarampión.
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De acuerdo con el esquema de inmunizaciones vigente en Costa Rica, todo niño debe recibir la vacuna contra el sarampión a los 15 meses de edad y un refuerzo a los siete años (o al ingresar a la escuela).
Sin embargo, especialistas en epidemiología insisten en que es necesaria la vacunación extraordinaria por dos razones: por un lado, cerca del 10% de las personas que reciben la vacuna no logran generar la cantidad de anticuerpos necesarios para protegerse; por otro, la moda antivacunas hace que algunos padres hagan lo posible por evitar la segunda dosis.
Otras enfermedades fácilmente prevenibles por vacunación, como la rubeola y la polio, están mostrando ya casos esporádicos, por lo que la OMS pide más acción para aumentar la vacunación.
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51 investigaciones dan esperanza de nuevos antibióticos
La negativa de algunas personas a vacunarse y vacunar a sus hijos no es el único reto al que se enfrentará 2018. Sin embargo, hay esperanzas de posibles soluciones.
De acuerdo con la OMS, las bacterias causantes de infecciones comunes y enfermedades graves se están haciendo más fuertes y, por tanto, su resistencia ante los medicamentos es cada vez mayor. Es decir, cada vez hay más enfermedades que ya no pueden combatirse con los antibióticos tradicionales, y la velocidad con la que se crean nuevos medicamentos es mucho más lenta.
No obstante, hay 51 investigaciones de posibles nuevos antibióticos y antifúngicos que, aunque se encuentran en fases aún iniciales de estudio y los resultados no se verán hasta dentro de varios años, ya dan una esperanza a la ciencia.
Entre los males que hoy muestran mayor resistencia a los medicamentos figuran la tuberculosis, el VIH, la gonorrea, la malaria y la gripe común.
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En Costa Rica, la resistencia a los antibióticos se da principalmente a las bacterias shigella –causante de fiebres altas, náuseas, vómitos, problemas del tracto digestivo y dolor abdominal– y salmonella –responsable de fiebre, diarrea, dolores estomacales, dolor de cabeza, debilidad y náuseas y vómitos–.
La resistencia se da porque en su lucha por sobrevivir, las bacterias, hongos y otros microorganismos mutan para no sucumbir ante los medicamentos que usualmente las matan o impiden su reproducción.
Sin embargo, la forma más común se da cuando una persona no termina el tratamiento que se le indicó. Si la terapia se corta antes de su finalización, los microorganismos no habrán muerto, y, en lugar de esto, como método de supervivencia, se reproducirán más y encontrarán las herramientas para fortalecerse y volverse inmunes a los antibióticos usuales.
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Si la infección se complica, la persona no podrá tomar el mismo medicamento, porque el patógeno no sucumbe ante el fármaco, por lo que se requerirán productos más fuertes y con más efectos secundarios. Incluso, podría darse el caso de que lleguen a quedarse sin medicamentos que puedan ayudarles.
También la resistencia puede surgir si el paciente bota los sobrantes de medicamentos en el lavabo o inodoro, pues estos pueden ir a dar a los ríos y ser consumidos por peces. Este pez entonces podría hacerse resistente a la bacteria, y, si luego es consumido por un ser humano, la resistencia podría llegarle a él.
En busca de medicamentos seguros
La falsificación de medicamentos y dispositivos médicos es cada vez mayor y más hábil, con lo que se pone en grave riesgo la salud de las personas.
De acuerdo con el último reporte de la OMS, un 10,5% de los fármacos que se venden en el mundo son irregulares, pero si se consiguen por Internet la cifra aumenta al 50%. De acuerdo con el organismo internacional, cualquier tipo de producto es susceptible de ser falsificado. Si el tratamiento es de difícil acceso para alguna población, el riesgo de ser adulterado o falsificado aumenta.
En nuestro país, el reto es importante. Solo durante este año se decomisaron más de 220.000 medicamentos irregulares. Esta cifra es 5,5 veces mayor a la registrada durante 2016.
El riesgo para la salud es alto. Si el medicamento es completamente falso y no contiene ni uno de los componentes necesarios, la persona podría sufrir una descompensación o hasta una infección.
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También podría suceder que el fármaco contenga menos componente activo del requerido y que no logre el efecto completo.
Asimismo, podrían presentarse intoxicaciones o alergias.
Cualquiera de estas situaciones pueden llevar a la persona a enfermar más o morir.
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¿Cómo identificar un medicamento falso? De acuerdo con el Ministerio de Salud, datos como el que tenga un precio mucho menor, una apariencia diferente o que se les confiera propiedades milagrosas son señales para detectar los posibles fármacos falsificados.
Los logros
Durante el 2017, también se dieron logros en materia de salud pública, tanto a nivel nacional como internacional. Dentro de ellos destacan.
- Un nuevo manual mundial de detección temprana del cáncer.
- Se creó una nueva lista (más variada y de mejor calidad) de medicamentos esenciales.
- Costarricenses tienen nuevos procedimientos médicos para tratar corazones débiles, reconstruir mamas después de un cáncer, extirpar tumores por métodos menos invasivos y evitar derrames cerebrales.
- Se comienza a estudiar la longevidad en las personas centenarias, el punto de partida fue la Península de Nicoya, considerada como foco de longevidad.