La Casona, Coto Brus. El lunes anterior, la doctora Ivette Mora atendió a los primeros recién nacidos en su nuevo lugar de trabajo: un consultorio que, a pesar de estar construido con ladrillos, tiene la misma forma de las casas de los indígenas ngöbes de Coto Brus, sus pacientes de todos los días.
A pocos metros de distancia, dentro del mismo centro, Gabriel Salinas y Francisco Rodríguez examinaban el jardín donde comenzaron a sembrar las plantas medicinales con las que pronto empezarán a tratar a sus coterráneos. Gabriel y Francisco practican la medicina indígena.
“Con este bejuco, por ejemplo, se trata el dolor de estómago más fuerte; y las hojas de esa mata de allá bajan la fiebre y quitan el dolor de cabeza”, explicó Salinas mientras caminaba por la huerta.
Su consultorio, justo al lado del jardín, solo requiere pocos detalles para funcionar. El recinto será compartido con parteras indígenas, quienes han recibido, por siglos, a generaciones completas de niños de la etnia ngöbe.
La meta es dar mejor atención en salud a una población que no va frecuentemente a esos servicios, y entre quienes las infecciones respiratorias son muy comunes y cada mujer trae al mundo al menos cuatro hijos.
Estos indígenas provienen, mayoritariamente, de La Comarca, reserva panameña. Muchos han echado raíces en suelo tico, pero gran parte pasa sus días cruzando la frontera entre Costa Rica y Panamá en busca de trabajo.
El de La Casona es el primer Equipo Básico de Atención Integral en Salud (Ebáis) bicultural abierto por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La inversión fue de ¢85 millones, informó la CCSS. Su planta física no se parece a la de otros Ebáis. Aquí, en vez de un edificio, hay varios módulos de concreto en forma de chozas indígenas pintadas en vivos colores.
Al ingresar al sitio, se ven líneas verdes y amarillas abrazando las columnas del lugar. “Es el símbolo de la culebra. Para nosotros significa salud y protección”, explicó Valentín González, líder de la comunidad indígena y uno de los asesores culturales.
Valentín fungirá como enlace entre la Caja y los 1.860 ngöbes a quienes está dirigido el servicio.
Pablo Ortiz, director del Área de Salud de Coto Brus, de la CCSS, destaca que este centro es hecho a la medida de los indígenas.
Mientras el médico “blanco” tiene a su disposición el arsenal terapéutico básico, el médico indígena tratará con sus remedios naturales el mal de ojo, la hechicería, los ataques de histeria y otros problemas que afectan a esta comunidad.
Más allá. Los rostros de los vecinos de La Casona reflejan que están felices con el cambio.
“El Ebáis que teníamos antes era aburrido”, dijo Elvira Atencio.
El 4 de noviembre, cuando abrió sus puertas, más de 50 personas llegaron, el doble de quienes usualmente buscan el servicio.
“Uno siente que esto es más de uno”, dijo González.
Zelmira Pérez, quien trabaja allí como asistente técnica de atención primaria en salud (ATAP), es indígena de Quitirrisí (Mora) y sabe que este nuevo centro dará salud emocional y mental al pueblo.
“Hay que caminar hasta 14 kilómetros para llegar a la gente, pero el Ebáis hará que más gente venga, es más cercano, tiene su cultura, su medicina, su sello”, dijo Pérez.