Mi espera por la vacuna contra la covid-19 se acortó de forma inesperada a inicios de mes. Mi decisión, como mujer saludable, era esperar mi turno.
No llego a los 40 años, mi trabajo (salvo excepciones muy específicas) lo hago en la totalidad desde mi hogar y mis salidas son muy específicas, cortas, solo veo a un amigo o familiar a la vez en lugares abiertos, y en caso de ir a un restaurante, escojo las terrazas.
Sin embargo, un viaje de emergencia a inicios de julio lo cambió todo. En semana y media tendré mi segunda dosis. No iba a desaprovechar.
Este viaje fue más allá de la vacuna, fue comprobar con mis ojos las desigualdades.
Lo cuento en este episodio de Reporteras de Covid.