Lo confieso: cuando este lunes escuché hablar al presidente ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Román Macaya, y al viceministro de Salud, Pedro González, sobre la situación en los hospitales públicos, pensé que vendrían medidas.
A nadie le gustan las restricciones, para nada, pero aquella convocatoria tan atípica, en la que por primera vez en más de un año vimos al jerarca de la seguridad social en Casa Presidencial, me hizo pensar en la posibilidad de ese anuncio.
Por el tono de sus voces y la descripción que daban de la situación, no creí que siguieran aferrándose a la responsabilidad individual para controlar el crecimiento de contagios, pero así lo hicieron, recordando una vez más la situación económica que el país vive y las condiciones que ya no resisten más cierres.
Un par de amigos que trabajan en hospitales me decían “¿pero y los hospitales y quienes estamos ahí resistimos no tenerlas?”.
Atender a más de 450 personas en cuidados intensivos cuando la capacidad óptima es de 359 y competir contra “la otra ola” de patologías no covid tiene a los centros médicos en situación crítica, sin que todavía la Caja busque apoyo en los hospitales privados.
Estos amigos me decían sentirse en una calle sin salida, porque saben lo difícil de la situación económica del país y saben que no se resistirían medidas similares a las de marzo y abril de 2020, aunque ambos la ven necesaria.
Me recalcaron que este es el peor momento para llegar a un hospital y que sí, cada uno debe, como nunca, cuidarse lo más posible.
En este episodio de Reporteras de Covid hablamos de cómo navegar en la responsabilidad individual en un momento de colapso hospitalario.