Luego de 11 meses en los que todos los tiempos de comida de los menores se daban en el hogar y había mayor flexibilidad y control sobre lo que comían, el regreso a lecciones presenciales presenta un reto para las familias, aun cuando no se tenga que ir todos los días al centro educativo.
Levantarse más temprano, tomar tiempo para desayunar, tener las meriendas preparadas y balancear los alimentos son parte de los nuevos desafíos.
Según nutricionistas y especialistas en desarrollo consultadas por La Nación hay forma de planificar estos tiempos de comida para que los menores estén bien nutridos y no pasen hambre.
“Si las familias se toman el tiempo para elaborar y poner en práctica un menú, todo esto puede lograrse”, manifestó Marisol Chavarría, nutricionista especialista en alimentación pediátrica.
De lo contrario, el dejar las cosas a la improvisación o el no destinar un tiempo específico para ello podría hacer que el niño o adolescente no desayune o lo haga a la carrera, y con esto se tendrán problemas de concentración, energía y esto redundará en su rendimiento académico.
“El proceso de aprendizaje debe ir acompañado de una buena alimentación, de esta forma se aprenderá mejor y los resultados serán mejores también”, expuso Madeleine Hernández, especialista en neurodesarrollo infantil.
Ambas especialistas coinciden en que saltarse el desayuno y el tener una merienda que se base solo en comida “de paquetitos” no solo perjudican la salud del menor, también su desempeño en la escuela.
Comenzar el día bien alimentados
Se dice que el desayuno es la comida más importante del día. De acuerdo con las especialistas entrevistadas, son muchas las razones por las cuales esa frase popular es cierta.
“Los nutrientes que consumo en el desayuno son los que me van a dar la energía que yo necesito para la primera parte del día. Y en los niños está visto que es clave, mejora la concentración, la memoria y esto a largo plazo incide en el rendimiento educativo“, puntualizó Chavarría.
Hernández complementa: “no importa la edad, esta primera comida nos activa y nos permite rendir mejor en las actividades del resto del día. Es vital salir de casa bien desayunados”.
Un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) elaborado en el 2014 explicó que no ingerir la primera comida del día puede derivar en problemas de concentración, bajo rendimiento académico, debilidad y deficiencia psicomotora.
Incluso, si un niño ayuna con frecuencia podría padecer de anemia, afección en la cual el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos. Los glóbulos rojos son los encargados de suministrarle el oxígeno a los tejidos corporales.
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Desayuno de calidad en medio de las carreras
Para Chavarría, ante las premuras de alistarse para ir a la escuela a lo que menos tiempo se le dedica es a planear y preparar ese primera comida.
“Muchas veces tendemos a recurrir a lo que creemos que es más fácil y rápido y agarramos cereal de desayuno y leche y listo. Lo malo es que este tipo de productos usualmente están cargados de azúcar y, además, no tienen los nutrientes necesarios para brindar saciedad, por lo que los niños pueden tener hambre poco tiempo después”, destacó la nutricionista.
Para que un desayuno sea de calidad debe tener proteína (huevo, jamón, frijoles, atún, pollo), carbohidratos (arroz, pan integral, tortillas), frutas y puede añadirse grasa saludable (aguacate, mantequilla de maní, mantequilla de almendras). Los lácteos (leche, queso, yogur, cuajada) también son importantes.
“El huevo es la proteína por excelencia y puede cocinarse en muy poco tiempo y con una variedad muy grande”, especificó Chavarría.
La versatilidad del huevo hace que todos los días puedan tenerse desayunos diferentes e igualmente nutritivos, pero hay otras opciones, como un sándwich de pollo o de jamón y queso o de atún o de frijol.
La especialista aconseja que los fines de semana la familia se siente a planear los desayunos de toda la semana. Que toda la familia desayune lo mismo para que así sea más fácil.
“Si decidimos que hoy se comía gallo pinto, huevo y fruta picada eso lo comen todos los miembros de la familia. Lo mismo que si decidimos que mañana el menú es omelette con vegetales, todos comemos lo mismo. Esto facilita la preparación”, destacó.
Si el tiempo es todavía menor, existen opciones que pueden dejarse preparadas la noche anterior y que al día siguiente solo sea necesario sacar de la refrigeradora y comer.
Por ejemplo, hojuelas de avena, yogur y fruta, o un batido que contenga fruta, avena, yogur o leche y mantequilla de maní.
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Meriendas no pueden ser solo ‘paquetitos’
La alimentación que se tiene mientras está en la escuela o colegio también es vital. Es necesario que esta nutra y sustente al menor hasta el momento del almuerzo.
Por esta razón nada más enviar comida en “paquetitos” hará que los menores no tengan las vitaminas, minerales y otros nutrientes que necesitan y posiblemente sientan hambre poco tiempo después.
“Tampoco podemos quedarnos con un solo grupo de alimentos, debemos combinarlos”, subrayó Chavarría.
La especialista abogó por abstenerse de enviar galletas dulces o rellenas ni chocolates o papas tostadas.
Ejemplos de meriendas completas pueden ser una fruta o un vegetal (como palitos de zanahoria o apio o tomates cherry), con un sándwich de jamón y queso y un refresco.
¿Qué frutas son mejores en una época de pandemia? Chavarría recomienda las que no requieran picarse; como manzana, pera, uvas, fresas, melocotones.
Sin embargo, si se trata de los días que los menores están en casa, es posible que desayunen más tarde y no requieran una merienda tan fuerte para “resistir” hasta el almuerzo.
En esos casos se recomienda un batido de frutas con leche o yogur, o yogur con granola.
¿Y si quiere ir a la soda?
Uno de los mayores problemas que pueden enfrentar los padres para dar comida saludable es que los menores quieran comprar lo que venden en la soda.
“Siempre será más saludable lo que lleven de la casa, pero puede haber menores que, si ven a los compañeros comprar, ellos mismos quieran hacerlo”, señaló Chavarría.
En este sentido, la recomendación es preguntar qué tienen en la soda y ofrecer lo mismo (solo que preparado en casa) para llevar en la lonchera.
“O también podemos negociar, decirle al chico o chica que el jueves o el viernes será el día para ir a la soda y que ese día podrán comprar lo que quieran, pero los demás días sí deberán comer lo que llevan de casa”, concluyó la nutricionista.
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FUENTE: Marisol Chavarría, nutricionista especialista en alimentación pediátrica. || DISEÑO / LA NACIÓN.
FUENTE: Marisol Chavarría, nutricionista especialista en alimentación pediátrica. || DISEÑO / LA NACIÓN.
FUENTE: Marisol Chavarría, nutricionista especialista en alimentación pediátrica. || DISEÑO / LA NACIÓN.
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