El etiquetado de advertencia para alimentos que el Ministerio de Salud ordenó eliminar mediante una circular de junio pasado, tuvo, por el contrario, todo el apoyo de la institución un año atrás.
Fue el entonces viceministro, Alexei Carrillo, quien dio el respaldo el etiquetado frontal de advertencia durante la presentación de estudio que comparaba las formas de alertar a la población costarricense sobre alimentos procesados con niveles mayores de calorías, sodio, grasa o azúcar.
“Los productos ultraprocesados se caracterizan por una densidad calórica excesiva y por ser ricos en azúcares libres, grasas no saludables y sal, bajos en fibra alimentaria, lo que aumenta el riesgo de obesidad y otras enfermedades relacionadas con la alimentación.
“Desde una perspectiva de derechos humanos, el etiquetado nutricional frontal constituye una real herramienta importante para proteger la salud pública y a los consumidores. Los alimentos no saludables son uno de los principales factores de riesgo modificables asociados con las enfermedades no transmisibles y la obesidad”, aseveró Carrillo.
Según el análisis, presentado el 16 de junio de 2022, los octágonos negros de advertencia o etiquetado frontal eran los que mejor comunicaban la información.
Aquel estudio fue elaborado por tres instituciones: la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la asociación de sociedad civil Costa Rica Saludable y el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa), entidad adscrita al Ministerio de Salud.
En aquel momento, Carrillo insistió en la importancia de este tipo de advertencias, que ya se utilizan en países como Chile, Argentina, Colombia y México y que llegaban a Costa Rica con dichos sellos.
Incluso, señaló que el Ministerio apoyaba la implementación de este etiquetado en los productos a nivel nacional, para lo cual era necesaria la presentación de un proyecto de ley ante la Asamblea Legislativa. En 2018 estaba en trámite una iniciativa, pero fue archivada.
“Se ha demostrado que el etiquetado nutricional frontal en productos alimenticios ayuda a los consumidores a elegir alternativas de alimentos más saludables. La implementación de etiquetado nutricional frontal tiene un impacto positivo en la salud pública, la calidad de vida de la persona, y la economía.
“Desde el Ministerio de Salud, queremos hacer un llamado para que este tipo de iniciativas tengan mayor respaldo y logremos el objetivo, que es una mejor salud y bienestar del país”, destacó Carrillo, quien ascendió al cargo de ministro luego de la salida de Joselyn Chacón, en febrero de 2023.
En junio, con el nombramiento como ministra de Mary Munive, Carrillo lo mismo que Carolina Gallo renunciaron a los viceministerios en esa cartera.
La decisión de Salud
Los únicos productos con ese tipo de distintivos en Costa Rica son los importados de países cuyas regulaciones en salud le permiten al consumidor saber, de manera directa, cuáles son los productos que tienen mayor cantidad de estos elementos (grasas, sodio, azúcar, etc) que la recomendada por la OPS y otros organismos internacionales, como la Codex Alimentarius.
En Costa Rica ese etiquetado no ha sido aprobado para los productos nacionales.Por lo tanto, lo que ordenó Salud en la circular fue prohibir que los artículos importados muestren las etiquetas de advertencia, razón por la cual deben ocultarla.
Según un comunicado de prensa de la ministra Munive, Costa Rica se rige ante reglamentos centroamericanos a los que debe acogerse. La reglamentación nacional y centroamericana vigente no establece parámetros específicos que determinen cuándo un alimento tiene “alto” o “exceso de” algún nutriente importante, tales como calorías, grasa, azúcares o sodio.
Al no tener definido a nivel centroamericano cuánto es excesivo, no puede tenerse el etiquetado frontal visto en otros países.
La jerarca aseguró que iniciaron un análisis de la regulación vigente, con el fin de actualizarla.
¿Cómo se hizo el estudio en cuestión?
En el estudio respaldado por el Ministerio, el año pasado, participaron 1.358 personas reclutadas en 12 supermercados de la Gran Área Metropolitana (GAM). Se incluyeron únicamente mayores de 18 años residentes en Costa Rica que hubieran comprado algún alimento o bebida no alcohólica y supieran leer.
Los participantes fueron distribuidos aleatoriamente en cinco grupos: un grupo control, que evaluó las imágenes sin etiquetado nutricional frontal, y cuatro grupos experimentales que evaluaron las imágenes con uno de los cuatro sistemas de etiquetado evaluados que se muestran en la imagen de abajo.
A cada grupo se les mostraron diferentes categorías de alimentos: yogures, galletas saladas, leches chocolatadas y cereales para desayuno. Se escogieron porque son de alto consumo a nivel nacional.
Para cada categoría de productos, se preguntó cuál de los productos compraría. Los participantes también tenían la opción de responder que no comprarían ninguno.
Además, para cada una de esas categorías, tuvieron que señalar cuál era la opción menos nociva entre los tres productos de cada una de las cuatro categorías.
Finalmente, se les pidió a los participantes que indicaran si el producto contenía azúcares, sodio, grasas, grasas saturadas o grasas trans en cantidades superiores a las recomendadas para una alimentación saludable.
Al compararse con el grupo control, los octágonos fueron un 202% más fácil para identificar el producto menos nocivo, un 111% más fácil para identificar los más nocivos y un 277% más fácil para identificar el mejor producto para comprar según las recomendaciones nutricionales.
Información más clara
Roxana Salazar, abogada de la Asociación Costa Rica Saludable y la tecnóloga de alimentos de la misma organización, Carla Barquero, coincidieron en que la información de productos importados que se está obligando a ocultar se basó en recomendaciones internacionales de OPS, que impactan por igual la salud en personas, independientemente de dónde residan.
Para Salazar, el etiquetado frontal es vital para que el consumidor tome una decisión informada.
Recordó que nadie prohíbe a las personas que consuman estos alimentos. Probablemente ya saben que un chocolate tiene exceso de grasas y azúcares pero de todas formas lo van a comer. Lo importante, dijo, es que sepan qué contiene.
“Es cierto que está la información nutricional, pero es difícil de leer, a uno le cuesta, uno no sabe si lo que se está comiendo sobrepasa y por cuánto, lo que se recomienda para alguien como uno. Como consumidora que no es nutricionista, yo necesito algo fácil de entender para tomar decisiones, y lo que tenemos con el etiquetado actual no lo es”, concluyó.