El sarampión va más allá de brotes en la piel que causan comezón, fiebre y debilidad. Y puede ser mucho más grave que complicaciones como neumonía y encefalitis (inflamación del cerebro).
Dos nuevas investigaciones internacionales publicadas la tarde de este jueves comprueban que la acción de este virus le genera “amnesia” al sistema inmunitario.
En otras palabras, “borra” los anticuerpos que el cuerpo ya desarrolló contra algunas enfermedades infecciosas (ya fuera por vacunas o porque la persona ya estuvo expuesta a esta enfermedad), lo que haría posible que se enfermara. Por ejemplo, usted ya pudo haber enfermado de varicela y su hijo estar vacunado contra ella, pero el sarampión “borraría” esta información que los protege y ambos podrían enfermar.
Esto es algo que ya se suponía, pero ahora ya fue demostrado, gracias a dos investigaciones.
La primera fue realizada por 15 científicos de 11 institutos de investigación en Estados Unidos e Inglaterra y se publicó en la revista Science.
La segunda fue emprendida por 14 científicos de ocho centros de investigación en Alemania, Reino Unido y Holanda y publicada en la revista Science Immunology.
“Encontramos evidencia fuerte de que el virus del sarampión realmente está destruyendo el sistema inmunitario”, dijo en conferencia de prensa Stephen Elledge, investigador del Instituto Médico Howard Hughes, uno de los científicos que colaboraron con el reporte en Science.
¿Cómo entenderlo? Los autores del reporte lo explican con sencillez.
“Imagine que su inmunidad contra los patógenos es como andar cargando un libro con fotografías de criminales, y alguien les hiciera muchos hoyos a las imágenes. Sería mucho más difícil reconocer al criminal si lo vieras, especialmente si esos hoyos estuvieran en partes claves para el reconocimiento, como los ojos o la boca", expresó a la prensa Michael Mina, de la Escuela de Medicina de Harvard, uno de los investigadores del documento en Science.
Descubrir la acción del enemigo
¿Qué le hace el sarampión a nuestro cuerpo? Para comprender esto debemos entender primero cómo es que el sarampión nos infecta, y, posteriormente, cómo funciona el sistema inmunitario.
El sarampión es causado por un virus altamente contagioso. Una sola persona puede infectar a otras 15. Se propaga por contacto mediante “gotitas” provenientes de la nariz, boca o garganta de la persona. Los estornudos y la tos, por ejemplo, lanzan esas gotas por el aire.
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¿Y las defensas? Se dice que el sistema inmunitario esta formado por “soldados” que nos defienden de microorganismos que quieren “invadirnos”.
La analogía es correcta. Las defensas nos protegen de las infecciones, controlan el crecimiento de las células anormales y ayudan a reparar y reconstruir los daños que se producen en el organismo.
Las células inmunitarias se desplazan por el torrente circulatorio y en una segunda red de vasos: el sistema linfático.
Las células más sencillas reconocen las bacterias invasoras de manera automática, las células más especializadas: linfocitos B y T, descubren enemigos nuevos y reconocen a los viejos, para luego enviar órdenes de ataque.
El sistema inmunitario trabaja con proteínas que motivan a los soldados a“disparar” contra el agente invasor y otras que los envían a “dormir” cuando ya el patógeno fue vencido.
Al “mandar a dormir” a los soldados se evita una respuesta inmunitaria excesiva en donde el cuerpo podría atacar las células sanas.
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El sarampión le 'roba la memoria' a nuestras defensas
Para los especialistas, esta es una señal de por qué es tan necesaria la vacunación.
FUENTE: MINISTERIO DE HACIENDA. || w. s. / LA NACIÓN.
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Estos nuevos estudios encontraron que la infección con sarampión reducía la diversidad de la memoria de los linfocitos B, que son las encargadas de “recordar” infecciones pasadas.
El sarampión mató las células B y con esto le “borró el cassette” al sistema inmunitario. En su lugar, el virus “colocó” otras células que no tenían esta información. Este patógeno también bajó la cantidad de otro tipo de células B llamadas “primitivas”, que están en la médula ósea y se encargan de combatir infecciones desconocidas.
“Fue impresionante verlo. Al llegar el sarampión, los anticuerpos simplemente se iban”, enfatizó Elledge.
Los investigadores hacen la salvedad de que la memoria no se borra del todo, pero sí lo suficiente para combatir nuevas infecciones y las personas podrían requerir ser vacunadas de nuevo.
También los anticuerpos se van regenerando conforme se exponen a nuevos patógenos, pero hay que aclarar que no todos los organismos lo logran. En quienes sí lo consiguen, esto puede tardar incluso años.
“No podemos decir que el sarampión deja del todo ‘desmemoriado’ al sistema inmunitario; no es como el de un recién nacido. En algunas personas solo se borra un 11% de los anticuerpos, en otras un 73%. Conforme pasa el tiempo muchos de ellos recuperarán su arsenal de anticuerpos.
"Sin embargo, al pasar el tiempo, también se ve que algunas personas mantienen, cinco años después, una pérdida de entre el 33% y el 40% de su colección de anticuerpos. Todo depende de cuán fuerte haya sido la infección”, manifestó en un comunicado de prensa Velislava Petrova, del Instituto Wellcome Sanger, en Reino Unido, coordinadora del reporte en Science Immunology.
Esto explica por qué la mayoría de las complicaciones y muertes por sarampión ocurren por infecciones secundarias que se tornan graves: el sistema inmunitario está más débil para trabajar.
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Moraleja: ¡a vacunar!
Para la exministra de salud y pediatra infectóloga María Luisa Ávila, estas investigaciones presentan una evidencia clara de que el sarampión es una enfermedad grave que ataca células específicas que son vitales para el combate a enfermedades.
Al igual que los autores de los reportes, Ávila insiste en que en la vacunación es la forma de evitar que esto suceda.
“No solo son daños en el sistema de defensas, también afecta el desarrollo neuronal y el cerebro. Imagínese que en un recién nacido el 90% de las calorías que consume van para la formación del cerebro, si se enferma tiene que darle de esas calorías al sistema inmunitario para combatir la infección”, destacó.
Y añadió: “esto también es un problema social, la enfermedad en el pobre empobrece más. Tiene un costo muchísimo más alto para las familias y para el sistema de salud que el vacunar”.
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Tecnología fue clave en descubrimiento
Los científicos de ambos grupos de investigación tuvieron a la tecnología como aliada en este hallazgo.
El grupo de Elledge utilizó una tecnología llamada VirScan, que fue desarrollada por el mismo equipo en el 2015. Se trata de una prueba de sangre que rastrea anticuerpos contra más de 200 virus y que permite analizar infecciones actuales y pasadas.
Ellos analizaron a una comunidad de protestantes ortodoxos en Holanda que por motivos religiosos no se vacunaban. Los investigadores analizaron la información de 77 niños que fueron contagiados de sarampión en el 2013. También se analizaron siete niños que no fueron vacunados pero tampoco se contagiaron y se compararon con los de 115 menores de otras comunidades que sí recibieron la vacunación.
El VirScan detectó fácilmente la pérdida de anticuerpos en quienes se contagiaron.
Posteriormente, se repitió el experimento con macacos, a quienes primero se les midieron los anticuerpos, luego se les infectó con sarampión y posteriormente se les hizo una nueva medición de anticuerpos.
Los macacos perdieron entre el 40% y el 60% de los anticuerpos contra virus y bacterias que habían desarrollado anteriormente.
Parea el estudio en Science Immunology, los investigadores estudiaron a la misma comunidad en Holanda. Pero, en lugar de analizar los anticuerpos en la sangre, se fueron directamente a buscar los linfocitos B. Allí fue donde vieron el descenso en este tipo de células.
A manera de conclusión, Elledge dice que un niño con una infección menor por sarampión puede que no tenga dificultades en recuperarse. Sin embargo, el problema se daría con las posibles complicaciones, pues el sistema inmunitario sí quedaría muy comprometido. Este tardaría más tiempo en regenerarse y posiblemente no llegue a lograrlo del todo.
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