Uno se muere solo, dicen los filósofos. Sin embargo, usted podría morir más pronto, si vive su vida en soledad. Las relaciones cercanas con amistades y familiares pueden prevenir la mala salud y una muerte prematura, indica un estudio.
La soledad es un factor de riesgo en la decadencia funcional y la muerte prematura en adultos mayores de 60 años, según un estudio de la Universidad de California, San Francisco.
Más del 43% de los 1.604 participantes reportaron que con frecuencia se sentían excluidos o aislados, o que carecían de compañía. En el periodo de seguimiento de seis años, más de la mitad de las personas autoidentificadas como solitarias tuvieron dificultades con las labores domésticas básicas y las tareas personales.
También presentaron 45% más riesgo de morir antes que los adultos de mayor edad que se sentían más conectados con otros.
La mayoría de las personas solitarias (62,5%) estaba casada o vivía con otras –un indicio de que sentirse solo y estar solo no son la misma cosa–. “Lo que importa no es la cantidad, sino la calidad de tus relaciones”, notó la doctora Carla M. Perissinotto, geriatra que coordinó el estudio. “No puedes decir quién puede estarse sintiendo solo. No se trata solo de una viejecita que vive totalmente sola”.
El estudio no investigó por qué la gente dice que se siente sola, agregó Perissinotto. “¿Es biológica la soledad?”, preguntó. “¿Acaso está socialmente mediada, lo cual significa que la gente solitaria simplemente no se cuida o no interactúa con la comunidad de la atención de la salud? ¿Cuáles son los mecanismos que están en juego y cuáles son algunas intervenciones prácticas? Ahí es donde se necesita que sea la siguiente investigación”.
Hablar de ello. No deberían ignorarse los efectos de la soledad en la salud, agregó. “La gente solitaria no da el paso extra de hablar con su médico o sus hijos”, comentó. “Si no hablas sobre ello, nadie lo va a saber”.
Otros estudios han encontrado que al correr del tiempo, la soledad crónica se asocia con presión sanguínea elevada, enfermedades coronarias, una respuesta inmunitaria menor, depresión, dificultades para dormir, deterioro cognitivo y demencia.
Hasta ahora, los investigadores no comprenden cómo daña la soledad a la salud y acelera el envejecimiento, explicó Louise C. Hawkley, una psicóloga en la Universidad de Chicago. Ella ha escrito varios ensayos sobre la soledad con un colega, John T. Cacioppo, con base en un estudio grande y a largo plazo de habitantes del condado Cook.
Personas crónicamente solitarias –estimadas en 20% de la población y 40% de los adultos mayores de 65 años– pueden tener problemas debido a la forma en la que piensan sobre otras personas, dijo Hawkley.
“En lugar de buscar signos de aceptación por parte de otros, las personas solitarias no están alertas de los signos de rechazo”, dijo.
“Si tienes miedo de que otros no te acepten, puedes ser distante y crítico. Luego, la gente se vuelve más cuidadosa a tu alrededor, así es que se desarrolla una profecía que se cumple por su propia naturaleza o círculo de soledad”, añadió.
La terapia cognitiva-conductual centrada en identificar y reformular los pensamientos sociales negativos puede ayudar a quienes tienen aislamiento social.
“En la misma forma en la que se hace ejercicio, se pagan los impuestos y se come una dieta saludable, es necesario empezar a sustituir amistades tan pronto como se las pierde, en particular en la edad del retiro”, dijo Vaillant, autor de Triumphs of Experience: The Men of the Harvard Grant Study , basado en uno de los estudios más largos sobre el envejecimiento en el orbe.
La investigación, que se inició en 1938, ha rastreado la salud física y emocional de 268 estudiantes de Harvard (varias docenas de los cuales sobreviven, todos con noventa y tantos años); Vaillant lo coordinó durante más de cuatro décadas.
“El estudio muestra que las relaciones son la clave de un envejecimiento saludable”, dijo Vaillant, quien aconsejó cultivar amistades más jóvenes debido a su energía y perspectiva fresca.
“Debes interesarte en alguien además de ti –que no sean pasatiempos ni crucigramas ni la cuenta de acciones–, alguien de carne y hueso”, explicó el investigador.
Y concluyó: “Por eso es que el trabajo voluntario es tan importante; la única forma para dejar de pensar en tu propio, único y maravilloso ser es pensar en otros”.