Si su médico le pidió hacer ejercicio, al parecer la mejor opción es unirse a un grupo de caminata, o pedirle a un amigo o familiar que camine con usted, especialmente si nunca ha realizado actividad física.
Esta es la conclusión de un análisis realizado a 42 estudios médicos en 14 países, con una muestra de casi 2.000 adultos.
Según los analistas, caminar en compañía hace que la persona se mantenga más constante en su meta y aminora los síntomas de tristeza y depresión.
Además, la constancia en este hábito deriva en una reducción de la presión arterial, de la tasa cardiaca en reposo, de la grasa corporal, del peso y de la cantidad total de colesterol.
Otros beneficios reportados fueron mejoras en la respiración y cantidad de energía.
El trabajo realizado por los investigadores encontró que los beneficios podrían ser aún mayores en personas con enfermedades crónicas, como artritis, diabetes, obesidad, fibromialgia, párkinson, demencia y trastornos de salud mental.
“El tener compañía a la hora de caminar hace que la persona se sienta motivada, pues tiene metas en común con sus compañeros de equipo. Además, al compartir mientras se camina, se distrae y no siente el ejercicio como si fuera una obligación”, comentó, en un comunicado de prensa, la coordinadora del estudio, Sarah Hanson, de la Universidad East Anglia en Reino Unido.
Luego de la investigación, tres cuartas partes de los caminantes se mantuvieron en el grupo y continuaron con el ejercicio, un resultado mucho mayor al observado en sesiones de deporte individual, donde el éxito no llega al 50% en personas antes sedentarias. El único efecto secundario negativo fueron unas pocas caídas por tropezar con raíces o por el suelo húmedo, pero ni siquiera se registraron fracturas.
“Los grupos de caminantes son efectivos y seguros, con un buen nivel de adherencia a estos y una amplia variedad de beneficios para la salud”, cita el documento, que fue publicado en la revista especializada British Journal of Sports Medicine.
Sin embargo, los autores fueron enfáticos en que, para obtener resultados, la caminata debía tener una duración mínima de 30 a 45 minutos y realizarse al menos tres veces por semana.
Más evidencias. Este no es el único estudio reciente que habla sobre los beneficios de la actividad física ligera o moderada.
Una investigación publicada la semana pasada en la revista British Medical Journal recalcó que la mejor manera de lograr buenos resultados con el ejercicio, es trazarse objetivos realistas, que motiven a la persona que lo hace, en lugar de desmotivarla al no ver resultados rápidos.
La idea es ponerse metas pequeñas y, paulatinamente, que las personas comiencen a realizar cada vez actividades más vigorosas y por más tiempo.
“La meta de 150 minutos semanales de ejercicio está fuera del alcance de muchas personas, especialmente de los adultos mayores”, resaltó el estudio, elaborado por el Hospital Universitario de Toulouse, en Francia.
“Deberían promoverse, en primer lugar, actividades físicas más ligeras y por el tiempo que la persona pueda, para, poco a poco, ir escalando a los 150 minutos”, añadió el reporte.
La actividad física también mejora la memoria y reduce el riesgo de padecer demencia.
Otro trabajo, publicado en el 2012 por la revista Circulation de la American Heart Association, señaló que los amantes de la actividad física tienen una reducción de entre un 20% y un 30% en enfermedades neurodegenerativas, entre esas el alzhéimer, el párkinson y la demencia senil.
“El cuerpo debe moverse para hacer funciones bioquímicas que lo mantienen con salud”, explicó el doctor John Duperly Sánchez, autor del estudio.