“Si Costa Rica fuera un paciente, la salud de su corazón lo tiene casi llegando a cuidados intensivos. Necesita intervención inmediata porque su riesgo cardiovascular es excesivamente alto”.
Así de contundente fue la endocrinóloga Laura Ulate al referirse a la condición del sistema cardiovascular de nuestra población. La especialista recordó que, antes de que llegara covid-19, estas enfermedades crónicas fueron la principal causa de mortalidad durante décadas.
“Las enfermedades metabólicas, (como la diabetes, el hígado graso o los niveles anormales de colesterol y triglicéridos) llevan a enfermedades cardiovasculares (como infartos o “derrames cerebrales”) que pueden causar muerte prematura”, explicó.
Para la médica, hay algo que lo complica todavía más: este paciente, Costa Rica, no tiene idea de lo mal que está. Porque si nos miramos cada uno de nosotros, en términos generales es poco lo que hacemos para conocer cómo estamos y con base en eso tomar medidas para mejorar nuestra salud.
Ella lo especificó con una pregunta: “¿Cuándo fue la última vez que usted se hizo un examen de sangre para conocer cómo estaba su colesterol, triglicéridos y azúcar en sangre?”.
Estas son pruebas que están al alcance en todos los lugares del país, en laboratorios tanto públicos como privados.
“Sentirme bien no quiere decir que mi cuerpo esté funcionando bien, por eso debo buscar hacerme este tipo de controles de forma periódica”, comentó.
¿Cada cuánto deberían hacerse? Esto también depende de la edad de la persona. Entre los 20 y los 30 años, si la persona no tiene factores de riesgo, podrían realizarse cada tres años. Y después de los 30 una vez al año.
A esto se le debe unir los chequeos generales de presión arterial y peso, que podrían hacerse una vez al año.
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En alerta
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Los números altos en los exámenes no son los únicos a los cuales prestarle atención. También hay otras “banderitas rojas” a las que deberíamos estar atentos. Una es la herencia: si sus papás o hermanos han tenido niveles altos de colesterol o triglicéridos desde jóvenes, o si alguno de ellos sufrió un infarto o accidente cerebrovascular antes de los 50 años, es momento de hacerse revisiones.
Además, note los cambios: “Si usted antes podía subir dos o tres pisos sin el menor problema y ahora se agita con caminar 100 metros en plano y le cuesta respirar, esa es otra ‘banderita roja’”, dijo Ulate.
Otra condición en la que fijarse es si ve pequeñas “pelotitas” de grasa que aparecen en la piel.
Si esto se acompaña de exámenes de laboratorio nos podrá definir cómo estamos y tomar acciones.
“Los chequeos en sí mismos no previenen, pero sí nos hacen ver nuestra situación para saber qué modificar. Hay cosas que no podemos modificar, como los genes y la edad, pero sí nuestro estilo de vida”, recordó Ulate.
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El paciente
Las enfermedades crónicas de este tipo no son ajenas a la realidad costarricense y están en aumento desde la década de 1970. Males como la hipertensión y la diabetes son cada vez más prevalentes a edades más jóvenes.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) tenía bajo medicamentos antihipertensivos a 1.142.500 personas, en 2021. La cifra representa el 22,13% de la población del país y el 29,85% de los mayores de 18 años. A esto se le debe sumar quienes tienen control en el sector privado.
Hay quienes requieren atención en consulta externa, como las 364.001 personas que acudieron a citas en el primer trimestre de 2021, solo en la CCSS.
Entretanto, la estadística más reciente en los servicios de Emergencias data del 2019, año en que se registraron un total de 43.838 atenciones por crisis hipertensivas. Estas ocurren en personas que no aplican los tratamientos indicados por los médicos.
La última Encuesta de Factores de Riesgo Cardiovascular de la entidad, divulgada en 2019, indicó que un 35,1% de los adultos costarricenses tendrían esta enfermedad.
Este mal crónico ha venido en aumento. Entre 2013 y 2021, años en los que la población nacional creció un 9,54%, la cantidad de personas en tratamiento por hipertensión subió un 21,4% (244.495 casos nuevos).
El último estudio de Carga de Enfermedad de la CCSS, publicado en 2020 con datos de 2019, indica que solo la hipertensión fue responsable de la pérdida de 102.906 años de vida saludable (AVISA) ese año.
Los AVISA son una medición en salud que indican, como población, cuántos años tenemos con buena salud y calidad de vida. Cada AVISA perdido como población nos genera años en los que los habitantes de una comunidad sí están vivos, pero con mala calidad de vida a causa de una enfermedad o lesión.
La hipertensión por sí sola fue la causante del 11% de los AVISA perdidos en 2019.
En tanto, los datos de diabetes señalan que, de enero a setiembre de 2021, se detectaron 3.223 nuevos casos de esta enfermedad crónica entre los 0 y 19 años, aproximadamente 12 al día.
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¿Qué hacer?
Los exámenes de sangre nos dan idea de cómo estamos, pero también nos pueden sugerir cuándo hacer cambios. Para mejorar esos números es necesario adoptar otras prácticas.
- 150 minutos de actividad física a la semana, como mínimo.
- Consumir más frutas, verduras y leguminosas como lentejas y frijoles, y menos azúcares y comidas fritas en cantidades altas de grasa.
- Dormir bien, entre 7 y 9 horas.
- Controlar el nivel de estrés.
- Si usted tiene una enfermedad crónica, mantenerla bajo control con el tratamiento al día.
“Uno de los consejos más fáciles es volver a la comida con la que crecimos: arroz, frijoles, lentejas, picadillos, condimentados con cebolla, chile dulce ajo, culantro o culantro coyote. Dejar las salsas y polvitos de paquetito”, señaló María Bolaños, presidenta del Colegio de Nutricionistas.
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