El Gobierno de Bután decidió apostar por la felicidad de sus habitantes. El motivo: las personas felices mejoran el país.
Allá se mide la felicidad con base en cuatro pilares: desarrollo socioeconómico sostenible, un buen Gobierno, preservación y promoción de la cultura y el cuido del medio ambiente.
También hay nueve dimensiones: bienestar psicológico, uso del tiempo, salud, educación, estándar de vida, cultura, ambiente, acción comunal y gobierno local.
Lhaba Tshering, uno de los promotores de esta idea, conversó con
La felicidad es la mayor meta a la que puede aspirar una persona, un pueblo o un país completo.
”No es un medio para obtener el desarrollo o una mejor productividad. La felicidad no es un medio, es un fin. Yo no creo que haya una persona que no quiera ser feliz”.
Definitivamente, es un concepto abstracto y hasta subjetivo. Cuando comenzamos a estudiar el tema había una corriente de pensamiento que decía que la felicidad no podía medirse, que era un concepto personal y hasta utópico.
”Pero no todos pensamos así; nuestra línea de pensamiento más bien dice que si realmente queremos llegar a ser felices, necesitamos conocer qué nos hace felices y medir nuestra felicidad.
”Entonces, definimos qué es lo que los ciudadanos de Bután sienten que los hace felices. Así nacieron los cuatro pilares, las nueve dimensiones y, además, hay 33 indicadores y 132 variables. Cada tres o cuatro años hacemos una encuesta nacional para saber cómo se siente la gente de acuerdo con estos parámetros, y así medir la felicidad”.
Conozco muy poco de Costa Rica como para dar un criterio definitivo, pero creo que esto se debe a que el
”Para comenzar a medir la felicidad de un pueblo, primero debe hacerse una definición de qué es lo que hace que un pueblo sea feliz.
”En el caso de Costa Rica, lo ideal es que el Gobierno y la población definan qué los hace felices y con base en eso evalúen la felicidad de los costarricenses. Esto debe hacerse a lo interno de cada país, porque las opiniones entre un país y otro pueden variar mucho.”
Por ejemplo, en la última encuesta que se hizo en Bután en 2011, los habitantes dijeron que no estaban satisfechos con el nivel de educación; esto dio pie para que el Gobierno hiciera cambios y mejoras.
”Si el Gobierno sabe qué hace menos feliz al pueblo, será más fácil crear políticas públicas.”