De los adultos mayores que sufren una fractura tras una caída, solo cerca de la mitad logran recuperar sus funciones y ritmo de vida en un 100%.
Los mayores de 85 años, quienes tienen algún tipo de demencia o que sufren de una enfermedad crónica son quienes más consecuencias enfrentan. Mientras tanto, las personas que estaban acostumbrados a un buen nivel de actividad física o recibieron rehabilitación de manera temprana, recuperan más pronto su funcionalidad.
Además, quienes sufren fracturas en los brazos u hombros presentan menos consecuencias en sus funciones básicas que cuando hay fractura de hueso en la cadera, piernas o se experimentó un fuerte golpe en la cabeza.
Estos son los hallazgos de un estudio realizado con 730 adultos mayores, con una edad promedio de 85 años. Los resultados fueron publicados en la revista Journal of General Internal Medicine.
LEA: Caídas hospitalizan a unos 7.500 costarricenses al año
Para llegar a estas conclusiones , especialistas del Hospital Universitario de la Universidad de California en San Francisco, revisaron los expedientes de las fracturas de los últimos cinco años de ese centro. El 95% se debió a una caída.
Los investigadores hicieron mediciones básicas de si los adultos podían darle una vuelta a la manzana, subir escaleras, vestirse o ir al baño sin necesidad de ayuda. Allí fue donde se vio que solo entre el 43% y el 48% recuperan sus funciones al nivel que las tenían antes de su accidente.
"En mi experiencia clínica, veo que los que no recuperan su vida independiente necesitan más respaldo en casa con el baño, para vestirse, moverse, etcétera. Algunos se mudan a viviendas asistidas y algunos pasan de un centro de enfermería calificada a un hogar de ancianos", aseguró, en un comunicado de prensa, Victoria Tang, coordinadora de la investigación.
Tang aseguró que los adultos mayores son mucho más vulnerables a experimentar fracturas pues, con el paso del tiempo, los huesos se debilitan, pierden calcio y no resisten igual el peso del cuerpo.
LEA: Cada año en el mundo mueren 424.000 personas debido a tropiezos
A estos datos se les deben sumar los de un análisis de 30 estudios publicado en Journal of the American Geriatrics Society en 2011. En este se señalaba que las caídas también son un problema serio para la salud mental y emocional de los adultos mayores. Dichas personas, al perder su funcionalidad e independencia, también pueden caer en depresión o presentar cuadros de ansiedad.
"Estas son una causa de pérdida de independencia funcional. Debido a su frecuencia y las consecuencias, son un problema tan grave como los ataques cardíacos y los derrames cerebrales", advirtió, en aquel entonces, Mary Tinetti, una de las investigadoras.
A nivel nacional
En Costa Rica, las caídas en adultos mayores también son motivo de preocupación. Datos del Área de Estadística en Salud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) revelan que, cada año, los hospitales públicos reciben a unas 7.500 personas por esta causa.
En el 2015 se dieron 7.585 internamientos, de ellos, 2.762 eran de adultos mayores. Las hospitalizaciones duran, en su mayoría, entre uno y 15 días. A esto se le deben sumar unas 5.000 caídas en la población mayor que no requieren de días de internamiento.
LEA: Caídas en el adulto mayor son tan graves como derrame cerebral
En su gran mayoría, las caídas se producen en superficies planas y no involucran escalones ni desniveles. En esta población también son comunes los tropiezos o resbalones desde la cama.
¿Qué hacer?
Los especialistas señalan que esto es algo que debe discutirse en familia. Para prevenir una caída (la primera o una nueva), se recomienda realizar ejercicios que aumenten la fuerza ósea y muscular. El tai-chi, la natación o las caminatas son ejercicios aconsejados para esta población.
Si la persona ya muestra problemas de movilidad, el estudio de Tang aconseja el uso de zapatos con suela antideslizante, en el caso de las mujeres, pide no utilizar tacones.
También es importante que la familia vigile el espacio donde pasa la mayor parte del día el adulto, que sea un lugar limpio, en el que se cuide que no haya juguetes ni otros obstáculos que puedan causar tropiezos. Si hay desniveles, que sean pocos y, de ser posible, que tengan una baranda para apoyarse.
El uso de bastones y andaderas es muy útil. Sin embargo, las personas deben saber cómo utilizar estos dispositivos de manera adecuada, para evitar accidentes.
Después de una caída los ejercicios de rehabilitación son vitales. Estos varían según la edad y el sexo de la persona, de su habilidad para realizar funciones básicas y del tipo e intensidad de la caída. Un especialista deberá enseñarle al paciente y a la familia cómo efectuarlos, durante cuánto tiempo y con qué intensidad.