Un examen que resulta incómodo para los hombres sigue resultando clave para la detección temprana del cáncer de próstata o de alguna otra anomalía en esta glándula. El tacto rectal, o examen físico de la próstata, sigue estando dentro de toda recomendación médica sin que ninguna tecnología de diagnóstico haya logrado superarlo.
Para realizarla, el médico se coloca un guante, lo lubrica y lo introduce en el recto con el fin de palpar bultos o anomalías, así como detectar crecimientos inusuales. No todo esto es específicamente señal de cáncer, pero sí de que requiere mayor seguimiento.
¿Por qué? De acuerdo con la uróloga Andrea Guevara, se debe específicamente a la zona donde se ubica esta glándula: abajo, en la pelvis, justo debajo de la vejiga y casi enfrente del recto, lo que hace que no todos los exámenes puedan apreciarla de la mejor forma. Además, como sucede con muchas partes del cuerpo, esta debe palparse para su revisión.
“Es un órgano más del cuerpo. Como cualquier otra parte, tenemos que examinar. Los médicos tenemos que tocar, ver, palpar. La próstata no se exime. Igual se enferma. El inconveniente que tiene es el sitio donde está, por eso a veces genera resistencia”, expresó.
Guevara insistió en que esta es una prueba rápida, de entre cinco y diez segundos, y que, en comparación, es más incómodo y duradero el papanicolaou en una mujer.
El tacto rectal descubre cosas que no se ven con una prueba de sangre de antígeno prostático que se realiza en cualquier laboratorio. El antígeno prostático es un marcador que si está en niveles muy altos podría ser indicador de un tumor, sin embargo, esto no es suficiente. Guevara advirtió de que tener valores normales no implica que no haya enfermedad dentro de la próstata. Por ello, ambos exámenes son complementarios.
“Si el examen es normal, pero se detecta algo anómalo en la próstata, el médico verá si envía otros exámenes. También puede darse el caso de tener el antígeno alto y que la próstata esté normal. Ya ahí el médico verá qué pruebas más específicas serán recomendables. El paciente debe ser visto en consulta con ambos exámenes”, recalcó.
Este “combo” de pruebas diagnósticas es especialmente importante. El cáncer de próstata es el más común entre los hombres costarricenses (después de los tumores de piel). Datos del Registro Nacional de Tumores señalan que, para 2016, año más reciente para el cual hay información, se detectaron 1.044 tumores en esta glándula. De cada 100 hombres a los que se les detecta cáncer, 30 lo tienen en la próstata.
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¿Qué se busca en un tacto rectal?
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Lo primero que se analiza con esta prueba es el tamaño de la próstata, aunque según indicó la uróloga, esto no es lo realmente determinante, pues las texturas, bultos o formas que se ubiquen pueden dar más información.
“Cuando uno toca, la próstata debe sentirse suavecita. A veces tocamos un bulto del tamaño de un grano de arroz, y ya eso no es normal. También, si sentimos una inflamación, no necesariamente es cáncer, pero sí puede ser reflejo de otros problemas de salud que deben atenderse”, manifestó la especialista.
Guevara comparó esta revisión con la que se hace en las mamas de las mujeres. El profesional, al palparlas, sabe que no todos los senos son iguales, hay unos más grandes, otros más pequeños, con diversas formas, algunas tienen implantes.
“No importa si el paciente tiene una próstata grande o pequeña, nosotros siempre vamos a buscar si hay un nodulito, algún bultito, algo diferente. Igual que el ginecólogo con las mamas”, manifestó.
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¿A partir de cuándo?
¿En qué momento es bueno que un hombre acuda por primera vez a una revisión de la próstata y cada cuánto deben seguirse haciendo esos exámenes? Guevara fue enfática en que cada caso es diferente y cada paciente debe recibir un seguimiento específico.
Por ello, la recomendación general es acercarse al urólogo a partir de los 40 años y conversar con su médico, allí se determinará en qué momento comenzar los chequeos.
“Hay muchos factores. Si el paciente tiene herencia de cáncer de próstata, de mama, de páncreas, ovario, o si hay ciertos antecedentes también. Entonces son pacientes de más riesgo estadísticamente de desarrollar tumores en la próstata. Posiblemente, a ellos el colega los examine anualmente”, expresó.
Si no hay factores de riesgo, se revisan una primera vez y se da una recomendación de cada dos o tres años. No obstante, ya a partir de los 55 años es anual.
La especialista subrayó que antes de los 50 años las probabilidades son muy bajas, solo del 0,2%. No obstante, estos son de los tumores más agresivos, por lo que detectarlos de forma temprana permite salvar más vidas. Por eso, es bueno una primera revisión cerca de los 40 y de ahí en adelante, según lo que el profesional determine.
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