¿Cuál es la temperatura promedio del cuerpo humano? ¿Son efectivamente los 37 ° C que la creencia popular afirma? Un análisis basado en 197 años de historia en Estados Unidos demuestra que, efectivamente, en un momento lo fue, pero con el tiempo ha ido decreciendo.
El reporte, publicado en la más reciente edición de la revista ELife, destaca que un hombre que nació a principios del siglo XIX tenía una temperatura 0,62 ° C mayor que uno nacido en el 2017. En las mujeres los datos más antiguos disponibles son de 1890, pero muestran que en ese entonces tenían 0,32 ° C más que a finales del siglo XX.
Estas conclusiones se basan en el estudio de tres análisis que tomaron en cuenta 677.423 mediciones de temperaturas de 578.267 personas.
“Una posible razón para ver temperaturas corporales más bajas hoy que en el pasado puede deberse a diferencias en los termómetros o a las formas de medirlas. Para minimizar al máximo esta influencia, examinamos los cambios vistos en cada estudio década tras décadas (cada estudio tenía una misma forma de medición, sin importar la década)”, cita el reporte en Elife.
Así, los científicos de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, indicaron que, basándose en la década de nacimiento, cada diez años se descendía 0,03 grados Celsius. En otras palabras, una persona que nació en un año determinado tendría –en promedio– una temperatura 0,03 °C mayor que alguien nacido diez años después y 0,03 °C menor que alguien nacido diez años antes.
Paso a paso
¿Cómo se vio esta baja en las temperaturas? Los investigadores revisaron los registros de temperaturas de tres estudios en diferentes épocas. El primer análisis fue el Cohorte de la Unión de Veteranos del Ejército de la Guerra Civil (UAVCW, por su siglas en inglés), que tomaba datos entre 1862 y 1930, con 83.900 participantes (todos hombres).
También se analizaron el Examen de Salud y Nutrición Nacional (NHANES, por sus siglas en inglés), con datos entre 1971 y 1975, que tomó en cuenta 15.301 personas (5.998 hombres y 9.303 mujeres); y el Cohorte de Investigación Ambiental Traslacional de Stanford (STRIDE, por sus siglas en inglés), con datos de 578.267 personas (230.261 hombres y 348.006 mujeres) entre 2007 y 2017.
Así fue como se vio cómo descendían las temperaturas del cuerpo humano década tras década, sin mostrar indicios de recuperación.
Aunque estos datos fueron tomados solo en Estados Unidos, los investigadores sugieren que estas condiciones también son muy posibles en personas de otras partes del mundo.
Observar el descenso en las temperaturas, aunque sea de una fracción de un grado, es algo que llama la atención de los científicos. El cuerpo humano más bien ha “engordado” desde la década de 1850. Si eso fuera así, la lógica diría que a mayor masa corporal, mayor temperatura, pero esto no es así en el análisis en ELife.
“Hemos crecido, hemos engordado. Hemos cambiado en los últimos 200 años. La temperatura es solo una señal más de ese cambio, aunque no nos calce”, dijo Julie Parsonett, una de las investigadoras, en una entrevista al periodista estadounidense Ewen Callaway.
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Posibles razones
¿A qué se debe esta baja en las temperaturas? Aunque es fácil pensar que el cambio climático tiene su papel, esto no es del todo cierto. El ser humano ya adapta la temperatura a su alrededor para, de forma artificial, hacerla lo más agradable a su percepción: aire acondicionado, calefacción e incluso los ventiladores que dan esa sensación de viento fresco, hacen que las personas no estén en contacto constante y sostenido con la temperatura ambiental real.
La causa más bien tendría que ver con nuestro sistema inmunitario y el combate a las infecciones.
La reacción normal de nuestro organismo ante el ataque de virus o bacterias es la inflamación de los tejidos y esto provoca un aumento en la temperatura. A veces llega al punto de fiebre, otras veces no es tan alto como para que la persona lo perciba.
Tales aumentos de temperatura se dan tanto cuando estamos ya infectados por un virus o bacteria y buscamos combatirlo, como cuando el enemigo está en el ambiente y el organismo quiere bloquear su entrada.
“Es muy posible que muchas de las personas que vivían en el siglo XIX pasaran en una condición inflamatoria crónica que mantuviera sus temperaturas más altas”, indicó Parsonett.
De hecho, un reporte en la revista Nature señala que en el 2008 se publicó un pequeño estudio en personas saludables en Pakistán, un país donde la tuberculosis es común, y la temperatura promedio allí era de 36,9 °C, muy cercano a los 37 °C.
¿Qué sucedió entonces para que bajaran las temperaturas? El reporte lo explica en pocas palabras: avances científicos y médicos y nuevas formas de obtener los recursos necesarios para vivir.
“El desarrollo económico, mejores estándares de vida y de sanidad, menos infecciones crónicas producto de heridas de guerra, mejor higiene dental, los antibióticos y medicamentos contra infecciones como la tuberculosis o la malaria pueden haber jugado, en su conjunto, para que la inflamación vista en el siglo XIX bajara”, cita el documento.
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¿Por qué se cree que la temperatura promedio es de 37 ° C?
Esta es la pregunta clave, ¿por qué tradicionalmente se han tomado los 37 grados Celsius como la temperatura “estándar” del Homo sapiens?
Según indica el análisis, en 1851, el médico alemán Carl Reinhold August Wunderlich obtuvo las temperaturas de cerca de 25.000 alemanes. Los resultados que obtuvo estuvieron entre los 36,2 °C y los 37,5 ° C, y él mismo propuso los 37 ° C como el estándar.
Pero muchas cosas han cambiado desde entonces. En 1851, el promedio de vida en el mundo era de 38 años y los antibióticos como los conocemos hoy no existían, la tuberculosis y enfermedades inflamatorias como la periodontitis (inflamación de las encías) eran mucho más comunes.
De hecho, el estudio de los investigadores de Stanford no es el primero en advertir que nuestra temperatura promedio estaría por debajo de ese valor.
En 1992, una medición pequeña en 148 personas en Estados Unidos mostró que la temperatura promedio era 36,8 ° C.
En el 2017, un análisis hizo más de 250.000 mediciones en 35.000 británicos; la temperatura promedio reportada fue de 36,6 ° C.
No obstante, hay quienes muestran sus dudas. Philip Mackowiak, el autor principal del estudio de 1992 piensa que hay muchas variables como para considerar que este cambio es real y que se debe a la inflamación.
“Se están tomando en cuenta menos de 200 años, eso es solo un pestañeo en términos de evolución humana”, destacó Mackowiak en entrevista con Callaway.
No obstante, para el especialista esta respuesta es más plausible que el creer que se deba al cambio climático.
¿Esta reducción de nuestra temperatura corporal cambiará nuestra forma de enfrentar las infecciones? Los investigadores consideran que no, el hecho simplemente es que ahora estamos menos expuestos a ellas, pero si nos vemos “cara a cara” con una de ellas, la respuesta seguirá siendo subir la temperatura.