“Un incremento de casos de sarampión en enero y febrero de 2022 constituye el escenario de una ‘tormenta’ perfecta para esparcir esta enfermedad prevenible por vacunas y podría desencadenar brotes mayores y afectar a millones de niños durante el año”.
Esta advertencia fue dada la mañana de este miércoles, en un comunicado conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La información señala que, entre enero y febrero de este año, el mundo contabilizó 17.338 casos de esta enfermedad viral, un aumento del 79% en comparación con los primeros dos meses de 2021, cuando se registraron 9.665.
En los últimos 12 meses se han desarrollado 21 brotes grandes en el mundo, la mayor parte de ellos en África y el este del Mediterráneo.
¿La razón? Para los especialistas, la respuesta es sencilla: disrupciones de vacunación debido a las condiciones de la pandemia e inequidades en el acceso a los fármacos han dejado a muchos niños sin la protección contra esta y otras enfermedades prevenibles.
En 2020, 23 millones de niños perdieron sus vacunas básicas contra el sarampión y otras enfermedades, el número más alto desde 2009, y 3,7 millones más que los vistos en 2019.
“Al ser el sarampión una enfermedad muy contagiosa, la incidencia sube muy rápido cuando los niveles de vacunación declinan”, resumió el documento.
Los países con mayores tasas de la enfermedad también tienen coberturas bajas de inoculación. En Somalia, país con más incidencia según su población, se reportaron 9.068 casos en estos dos meses iniciales del año, una tasa de 554 por millón de habitantes. Su cobertura de vacunación es del 46%.
Yemen, en segundo lugar, presentó 3.629 casos, 119 por millón de habitantes, y tiene una cobertura del 68%. Nigeria es el país que más casos acumula, con 12.341, pero al tener una población más grande, la incidencia es de 58 casos por millón de habitantes. Su cobertura vacunal es del 54%.
Para poner en perspectiva, en Costa Rica la tasa de vacunación del 2020 fue del 96,2%, un año después, como consecuencia de la pandemia, bajó al 88,8%. Lo ideal es que las tasas ronden el 95% para poder generar la protección colectiva necesaria. En nuestro país se colocan dos dosis, a los 15 meses y a los años.
Los últimos casos de sarampión en Costa Rica se registraron en 2019, cuando cinco turistas ingresaron con la enfermedad. Antes de eso, los pacientes anteriores se habían visto en 2014.
Enfermedad de cuidado
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa, causada por virus. Se propaga por contacto mediante gotitas provenientes de la nariz, boca o garganta de una persona infectada. Los estornudos y la tos lanzan gotas contaminadas al aire.
Los síntomas, por lo general, comienzan de ocho a 12 días tras la exposición al virus (periodo de incubación), pero las personas pueden contagiar a otros desde el primer momento en que se exponen al microorganismo. Estos síntomas incluyen erupciones en la piel que causan comezón, tos, fiebre, dolor muscular, conjuntivitis y dolor de garganta.
La enfermedad suele ser leve o moderadamente grave; sin embargo, pueden darse complicaciones como neumonía, diarrea, ceguera y encefalitis (infección del cerebro que causa inflamación).
Además, las defensas también pueden tener graves consecuencias. La acción de este virus le genera “amnesia” al sistema inmunitario. En otras palabras, “borra” los anticuerpos que el cuerpo ya desarrolló contra algunas enfermedades infecciosas (ya fuera por vacunas o porque la persona ya estuvo expuesta a esta enfermedad), lo que haría posible que se enfermara. Por ejemplo, usted ya pudo haber enfermado de varicela y su hijo estar vacunado contra ella, pero el sarampión “borraría” esta información que los protege y ambos podrían enfermar.
También hay una población vulnerable, los niños menores de 15 meses, que por su edad aún no pueden recibir la vacuna.
“Es esperanzador ver que personas en muchas comunidades comienzan a sentirse protegidas de covid-19 para retomar muchas actividades sociales, pero hacer esto en lugares donde los niños no reciben la vacunación rutinaria crea condiciones de tormenta perfecta para la diseminación de enfermedades como el sarampión”, concluyó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.
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