Vancouver, Canadá. Quedar embarazada antes de cumplir los 18 años impacta la economía de la mujer no solo en los años más próximos. Las consecuencias se mantienen durante el resto de su vida.
Estas son las conclusiones de un estudio desarrollado por la organización Population Council, que se llevó a cabo en 43 países y tomó la información de mujeres entre los 15 y los 49 años de edad.
Los resultados fueron divulgados durante la conferencia Women Deliver, que reunió en Vancouver, Canadá a representantes de investigaciones y activistas sociales de distintos temas de mujer y género. La Nación fue parte de los medios de comunicación presentes en dicho evento.
Lo presentado son apenas algunas conclusiones preliminares, pues aún falta el análisis de más datos y los resultados específicos por países. No obstante, sí se tiene una idea general de qué sucede con la situación económica de las jóvenes cuando deben afrontar un embarazo temprano.
Dentro de las cifras, se ve que las mujeres entre los 20 y los 24 años que tuvieron un hijo durante su adolescencia eran 1,2 veces más proclives a estar trabajando y haber dejado sus estudios, quizá por necesidad económica.
Este efecto desaparece a los 25 y 29 años, donde más mujeres que no han sido madres o lo fueron después de ser mayores de edad, entran a la fuerza laboral, pero ganan mejor que quienes fueron mamás antes de los 28 años.
La desventaja económica se mantiene, en términos generales, durante toda la vida, incluso después de los 50 años y cerca de la edad de la jubilación.
En algunos países, además, salió a relucir que a muchas mujeres se les paga a través de sus esposos, o en cuentas comunes a las familias o bien, se les da alimentación a cambio de su trabajo, más no salario.
“La posibilidad de ganar y controlar dinero representa más que solo ingresos, influye directamente en la posibilidad de tomar decisiones estratégicas”, dijo Stephanie Psaki, directora del Centro para Las Niñas, una subunidad de investigación de Population Council.
El documento agregó: “El ganar dinero (y no pago en especie) juega un rol importante en el empoderamiento económico. Las mujeres que reciben dinero tienen mayor poder de tomar decisiones sobre su salud y educación. Muchas mujeres casadas no tienen control sobre lo que ellas mismas ganan. El poder de una mujer de tomar decisiones sobre su salud, sus ingresos y decisiones de vida es un marcador del empoderamiento y uno de los núcleos para alcanzar la igualdad de género”.
Impacto nacional
En Costa Rica, se sabe que el embarazo adolescente ha disminuido. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) señalan que mientras en el 2008, hubo 15.180 partos en las adolescentes con edades entre 15 y 19 años y se presentaron 525 alumbramientos entre las menores de 15 años, para el 2017 se registraron 10.150 y 301 nacimientos en esos grupos de edades, respectivamente.
En porcentajes, pasó de alrededor de un 20 % en el 2008 a un 14,7 % en el 2017.
El reto de bajar las cifras aún más se mantiene.
No obstante, no se han hecho estudios específicos a nivel país sobre cómo impacta esta realidad en la economía de las jóvenes en diferentes momentos de sus vidas.
Tomar acción
Para quienes trabajan con niñas y adolescentes en cualquier área (cuido, educación, salud, vinculación en sitios de riesgo social) es determinante que los gobiernos y la sociedad civil tomen acciones para prevenir los embarazos en la adolescencia y así asegurarles a las jóvenes mayores posibilidades para desarrollarse.
“El estudio confirma que los eventos que suceden temprano en la vida pueden dar forma a la trayectoria de una mujer joven”, dijo en conferencia de prensa Julia Bunting, presidenta de Population Council.
Dentro de las recomendaciones del informe, los investigadores afirman que es vital mejorar la educación sexual de las niñas y jóvenes, y que estas tengan información certera y clara. También consideran clave que existan más posibilidades de estudio y trabajo para las mujeres en esta edad, especialmente más oportunidades para quienes ya son madres.
“El estudio examina asuntos complejos, pero las implicaciones son simples. Para poder movernos en el terreno de la igualdad de género, las mujeres necesitan estar en control de su propia fertilidad y sus propios ingresos económicos”, detalló Katja Iversen, presidente de la organización Women Deliver, quien funge como coinvestigadora.
“Necesitamos que las sociedades inviertan en acceso a métodos anticonceptivos modernos y educación sexual comprehensiva, así como expandir oportunidades de crecimiento para las niñas y las mujeres”, concluyó.
Finalmente, se aconseja a cada país tener sus propias investigaciones en el impacto económico del embarazo en la adolescencia, pues los datos pueden variar sustancialmente entre las naciones y solo con datos adecuados se pueden tomar las mejores decisiones.
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