La segunda hija de Verónica Ruiz Jiménez llegó a su casa resfriada del kínder un día del 2021. Por más cuidados que tuvo, su hija menor, Isabella Campos, quien en ese momento tenía 11 meses, también se contagió.
Mientras que la mayor no tuvo mayores problemas, Isabella sí sufrió graves inconvenientes. Ella había nacido prematura a las 28 semanas de gestación y estuvo internada los primeros 100 días de vida. Sus pulmones no se habían desarrollado bien para ese momento, además, tenía problemas respiratorios. Ella comenzó a deteriorarse en cuestión de pocas horas.
Isabella tenía virus sincitial respiratorio (VSR), un virus que, aunque por lo general es benévolo con casi todas las personas, no lo es con los niños más pequeños ni con quienes tienen condiciones subyacentes de salud como prematuridad, problemas respiratorios, cardiopatías o males inmunitarios. Se le conoce popularmente como “virus asesino”.
“Yo no sabía que existía este virus, le soy sincera. Empezó a toser mucho, le puse el oxímetro y vi que estaba mal. La llevé al Hospital Metropolitano, al llegar la vieron e inmediatamente me la quitaron de los brazos y ahí mismo la vieron y la refirieron al Hospital Nacional de Niños (HNN)”, manifestó.
A la bebé le pusieron una cánula de alto flujo (CAF). Este equipo tiene tubos que permiten al paciente respirar de mejor forma, que es considerado, en algunas ocasiones, el paso previo a la intubación. Estuvo internada en el cuidados intensivos del Hospital de Niños, la prepararon para intubarla, pero al final no fue necesario.
“Si las personas supieran lo que se vive con ese virus. Hay gente que dice que eso no existe, yo que tuve a mi hija al borde de la muerte y que vi a otros niños morir puedo decirles que eso sí existe. Otra gente dice ‘ese virus es viejo’, será viejo, pero sigue atacando y matando a los más débiles”, detalló la madre.
Ruiz quiso compartir su caso para que las familias tomen conciencia y protejan a los menores. Este virus no tiene vacuna, aunque ya hay estudios que apuntan hacia vacunar a las embarazadas para proteger a los bebés y que estos nazcan con anticuerpos contra el patógeno.
La neumóloga pediatra Lydiana Ávila confirmó que los niños más vulnerables son, precisamente, los que más sufren con el virus. “Los prematuros, por ejemplo, no tienen la madurez pulmonar todavía. El virus puede entrar al pulmón y si ya hay una enfermedad de fondo es más agresivo y los puede llevar a internamiento”, expuso.
‘Si sabe rezar, rece’
Ese no es el único caso. Samantha Olmazo Chang vivió lo mismo con su pequeña hija. Tábatha Quesada Olmazo no solo nació prematura, también tiene síndrome de Down, una enfermedad en el corazón y complicaciones digestivas. Los primeros 22 días de vida estuvo internada. Cerca de cumplir los tres meses la bebé comenzó a llorar mucho, toser mucho y vomitar.
La llevó al Hospital varios días seguidos y escuchaba una vez tras otra “eso no es nada”. Pero siguió, de “mamá necia”, como ella describió. “En el Hospital me decían ‘a usted le gustó que su bebé estuviera internada y otros se la cuidaran’”, recordó.
Una madrugada, la condición de la bebé empeoró y la refirieron al Hospital Nacional de Niños, donde ingresó a cuidados intensivos. Ahí le diagnosticaron el VSR.
“A los dos días me dijeron ‘el pulmón derecho no está trabajando, si este termina de colapsar siguen los riñones y de ahí el corazón. Si sabe rezar, rece, porque solo un milagro la salva’”, recordó.
Una traqueostomía la logró sacar adelante y la menor pudo volver a casa. Hoy tiene seis años. Sin embargo, después de ese internamiento, tuvo un paro cardiorrespiratorio a los siete meses. La madre aseguró que el virus fue parte de las causas de ese paro.
“La gente cree que es exageración y lo quieren minimizar. No es un virus cualquiera. Mata chiquitos, y no le importa la clase social, ni el nivel de vida que lleven. Yo vi tres chiquitos indígenas morirse por virus sincitial en el hospital, pero vi también un chiquito de clase media y uno de clase alta morir. Al virus no le importa la clase social, lo que sí ve es los cuidados que las familias tienen”, aseveró.
“El virus no busca solo menores de dos años, busca un sistema inmune débil del cual pegarse. Uno de los chiquitos que yo vi fallecer en el hospital tenía seis años”, añadió.
Curva de virus ya se ve en el Hospital de Niños
El VSR es una enfermedad estacional que se ve, principalmente, en la época lluviosa. En las primeras 23 semanas del año (que terminaron el 17 de junio), el 9,1% de los casos de internamientos por infecciones respiratorias en el HNN han sido por este virus. Hasta el momento el causante de internamientos más común ha sido el rinovirus, con un 50,1%, seguido de parainfluenza, con un 12,3%.
No obstante, Marcela Hernández de Mezerville, jefa de infectología del centro médico, confirmó que la curva de hospitalización de este año ya va subiendo.
Además, si se suman todas las infecciones respiratorias por los diferentes virus, se está ante una situación de alarma.
“Cuando ya estamos en zona de alarma, quiere decir que los casos ya están en el promedio alto y que se requieren acciones de control para que bajen los casos. Las acciones de control es lo que hacemos año tras año en los picos respiratorios (las medidas de prevención y control, incluida la vacunación, así como activar planes de contingencia en los diferentes centros).
“Esto es para saber la tendencia de los casos, sirve para activar estrategias cuando se ve la tendencia de aumento y para comparar el comportamiento con el promedio de los años anteriores y la eficacia en el control”, expresó Hernández.
¿Cómo prevenir?
Ávila fue enfática en que sí hay medidas que pueden bajar el riesgo de contagio y de complicaciones de este virus.
El primer consejo que da es no salir y mucho menos visitar niños pequeños o con factores de riesgo si se está enfermo o resfriado. En un adulto el VSR no pasa de un catarro, pero para los menores puede ser muy grave.
La higiene de manos es vital, especialmente a lo interno de las familias. Un buen lavado de manos constante aleja muchos virus, no solo el sincitial respiratorio.
En el caso de los más pequeños, la lactancia materna es un factor protector, pues la leche les nutre y da anticuerpos.
Aunque no hay vacuna contra el VSR, tener el cuadro de vacunación completo contra otras enfermedades dará mayor protección contra esas otras. “Muchas veces nos enfermamos de algo y quedamos más débiles para enfermarnos de otra. Si no estamos vacunados podemos quedar más débiles y un VSR nos afecte más”, concluyó la neumóloga.